Aunque el popular plato generalmente se asocia a otras bebidas, la versatilidad del vino permite encontrar el complemento ideal para todo tipo de ingredientes.
¿Se puede combinar vino y pizza? La respuesta es un rotundo sí. Como sucede en cada maridaje, encontrar la mejor variable depende de qué ingredientes tiene el plato y los descriptores sensoriales de la bebida. Pero tranquilo, aunque suene como algo complejo, lograr el éxito de esta tarea es más sencillo de lo que parece.
Por poner solo un ejemplo, en la provincia de Mendoza existe una bodega en la que su restaurante es Pizza Paradiso, de Donato De Santis, donde se combinan el plato italiano con la bebida nacional. La versatilidad del vino le permite adaptarse a cualquier tipo de situación y complemento, algo parecido a lo que pasa con la pizza, donde la infinidad de variedades que se pueden lograr nos permite jugar y descubrir cuales son los sabores que combinan mejor.
En primer lugar tenemos que tener en cuenta la variedad de ingredientes que puede tener la pizza. Después, determinar el tipo de vino, el varietal, la crianza, etc. Teniendo en cuenta estos dos aspectos generales, te presentamos algunos maridajes de pizza y vino para no fallar en el intento.
Pizza tradicional
Para los amantes de lo clásico, si contamos con una pizza solo de queso, lo ideal es maridarla con vinos blancos, rosados o tintos del año o de cuerpo medio. Con esta variedad se puede encontrar un toque diferente con los vinos más afrutados.
Pizza con vegetales y especias
Si la cosa ya empieza a condimentar un poco, pero no incluye carnes, lo mejor es combinar los vegetales y las especias con un vino blanco de crianza que cuentan con un paso por barricas de roble. En este caso también pueden quedar muy bien los tintos de carácter más herbal, como puede ser un cabernet franc.
Pizza con carnes
Para los que prefieren que la pizza tenga algo de carne, la recomendación es el maridaje con tintos jóvenes, aromáticos o frutados -como puede ser un malbec-. Esto es para que la carne no pierda protagonismo, sino que se complemente con la bebida.
Pizza hawaiana
Quizás la más resistida por muchos, esta suave combinación de ananá, queso y jamón queda bien con vinos blancos jóvenes, rosados, vinos dulces -por una semejanza de sabores- y también los espumosos. Cualquiera de estas opciones pueden hacer que se equilibren los sabores, dándole protagonismo a los dos por igual.
Pizzas fuertes
Aquí encontramos aquellas con bastantes especias o un chimichurri bien potente, quesos como el azul o las que llevan embutidos salados. En este caso se recomiendan los tintos de crianza con un paso por barrica.