Si bien muchos estudios respaldan los beneficios de beber una copa de vino cada tanto, también son ciertos los potenciales riesgos que le consumo excesivo puede traer.
El consumo excesivo de vino no solo puede ocasionar la típica resaca al día siguiente, sino que también afecta de manera significativa a todo el organismo y puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades oncológicas a lo largo del tiempo.
A pesar de la creencia común de que una copa de vino al día puede ser beneficioso para la salud, es esencial ser consciente de los riesgos que conlleva el consumo excesivo de esta bebida, según advierten médicos y expertos.
Cada gota de vino que se consume contiene alcohol, que luego se distribuye por el torrente sanguíneo y llega a todos los órganos y células del cuerpo, causando un daño silencioso que, con el tiempo, puede desencadenar problemas graves de salud, sin mencionar los peligros asociados con el consumo excesivo.
Qué dicen los especialistas
Un informe publicado en la revista británica The Lancet reveló que en 2019 se registraron cerca de dos millones y medio de muertes relacionadas con el consumo de alcohol en todas sus formas. Incluso pequeñas cantidades de alcohol aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, y se ha establecido una conexión entre el consumo de alcohol y diversas afecciones, incluidos los trastornos digestivos, enfermedades infecciosas y, en particular, el cáncer.
Los síntomas de un consumo excesivo y continuado de vino pueden ser indicativos de problemas de salud subyacentes y deben tomarse en serio. Algunos de estos síntomas incluyen un aumento de peso, ya que el vino es calórico; una mayor sed; piel más seca; problemas digestivos; pérdida de masa muscular; dolor en las articulaciones; sequedad bucal; trastornos del sueño; irritabilidad y pérdida de memoria. Además, la dependencia del vino para considerar una comida o cena completa puede ser un signo de un problema más profundo.
Qué síntomas puede traer el consumo excesivo de alcohol
- Aumento de peso (contiene muchas calorías).
- Tienes más sed.
- Tienes la piel más seca.
- Sufres problemas digestivos.
- Pierdes masa muscular.
- Te duelen las articulaciones.
- Tienes la boca más seca.
- Duermes mal.
- Te sientes más irritable y olvidas las cosas con más frecuencia.
- Tienes el pensamiento de que sin vino una comida o una cena no es lo mismo.