Una cervecería de Luján de Cuyo volvió a ser distinguida en un certamen por una de sus creaciones como la mejor del país. Su maestra cervecera contó paso a paso cómo la hacen.
El reconocimiento para la calidad y originalidad de los productos de Mendoza no queda reducido solo al vino o al aceite de oliva. Una cervecería mendocina se llevó medalla de oro en la Copa Argentina de Cervezas gracias a una de sus creaciones.
Se trata de 23 Ríos Craftbeer, una fábrica ubicada en Luján de Cuyo que ya ha logrado reconocimientos como la mejor IPA de Sudamérica y que ahora fue reconocida como la mejor cerveza colaborativa del país por Confesión de Partes Imperial India Pale Lager, un ejemplar elaborado junto a Cerveza Buko de Buenos Aires.
“Viajamos a Buenos Aires y elaboramos en su cervecería con todos sus equipos. Después, replicamos el proceso acá en nuestra planta. Es lo lindo de esto, que se dan mucho las colaboraciones con otras cervecerías”, dijo Verónica Ramírez Sterponi, maestra cervecera de 23 Ríos Craftbeer.
Cómo se hace la cerveza más premiada de Mendoza
Tal como lo contó Verónica Ramírez Sterponi, en la fábrica se elaboran hasta 32.000 litros mensuales. ”Lo primero que hacemos es moler el grano. Usamos cebada malteada, hecha por maestros malteros. Molemos el grano en la primera olla del bloque de cocción. Allí se realiza una maceración en la que el grano se rompe y entra en contacto con el agua, donde se mantiene a una determinada temperatura. Y el almidón es transformado en azúcares más sencillos. Después pasamos todo ese mosto al hervidor”, describió la maestra cervecera sobre la primera parte del proceso.
En ese primer tanque se separa el líquido del grano, el cual después utilizan para distintos procesos. “Se puede alimentar animales y hacer cosas relacionadas a los panificados, como sucede en con algunas de las preparaciones que tenemos en la cocina del local”, comentó Ramírez Sterponi.
Por una cuestión microbiológica, el segundo paso es hervir el mosto. Es ahí cuando agregan el lúpulo, lo que le da a la bebida el amargor que la caracteriza, un procedimiento que necesita calor para poder transmitirse al líquido, tal como lo explicó la enóloga, especializada en la elaboración de cerveza.
El uso del agua es algo fundamental en las cervezas que elaboran, ya que representan el 90% del producto, por lo que su tratamiento puede convertirse en su toque distintivo. “Es lo que marca la diferencia en la cerveza y en el estilo. Todas nuestros productos son clásicos, muy parecidos a lo que se elabora en Bélgica o Inglaterra, que se caracterizan por tener un agua especial. Para poder lograrlo tenemos que modificar la que tenemos, por lo que pasa por un montón de filtros en los que se van sacando todas sales hasta que nos queda libre de todo eso. Después, nosotros agregamos las sales que queremos, de acuerdo al estilo, imitando el agua del lugar”, sostuvo Verónica.
“Después enfriamos ese mosto, lo pasamos a los tanques, agregamos la levadura y comenzamos la fermentación. Luego, pasamos a frío los tanques y toda la levadura y carga vegetal del lúpulo comienza a precipitar y se va eliminando del tanque. El siguiente paso es filtrar e incorporar el gas carbónico, cuya cantidad va a depender del estilo que estemos haciendo. Finalmente, pasa a los tanques y queda lista para servirse en el local o para enlatarlo”, completó la maestra cervecera.