Se celebró el día internacional de la bebida más mexicana. ¿Qué es, cuánto vale y cómo se toma?.
Este 20 de octubre se celebró el Día Internacional del Mezcal, una bebida tradicional de México que comúnmente suele confundirse con el tequila, y aunque comparte ingredientes, respeta su propia identidad e historia.
El mezcal es un destilado derivado de la planta de agave, la misma con la que se produce el tequila. Se debe cortar la piña de la planta, cocerla con fuego de leña, molerla para extraer el líquido, dejar que se fermente y destilar la mezcla.
La fecha de surgimiento de este destilado es imprecisa. Algunos estudios intentaron rastrear la ruta del mezcal en las comunidades nativas mexicanas, pero se encontraron con experiencias de producción rudimentaria y con técnicas artesanales antes de Cristo (cerca del 400 aC.). La colonización no afectó su producción pero intervino en la técnica.
De ahí que es una bebida más que tradicional en México y se ha ganado el privilegio de ser considerada como un elemento identitario de su cultura. Es una bebida de importante graduación alcohólica con -en algunas ocasiones- sabor picante. Lo que eleva esa connotación.
No es tequila
El tequila y el mezcal se producen con la misma planta, pero no con el mismo tipo. Mientras el tequila necesita exclusivamente del maguey de agave azul, el mezcal puede producirse con cualquier otro. De ahí que muchos aseguran que el tequila es tan solo un tipo de mezcal.
Las bebidas también varían por la cocción de la piña. El mezcal requiere de un horno a leña que le agrega ese sabor ahumado. Además, suele superar la graduación alcohólica de los 40°, cuando el tequila ronda los 35 a 40°. Quizás la diferencia menos perceptible para los paladares no entrenados.
¿Qué tiene esa botella?
Si. A la vista impresiona. Es común encontrar botellas de mezcal con insectos o reptiles dentro. Por ejemplo, el gusano de magual, víboras, alacranes y hasta arañas.
La costumbre de agregarle un gusano de maguey inició a mediados del siglo pasado por una cuestión pura y exclusivamente de marketing. Las larvas de la planta se mezclaron en la fermentación y decidieron dejarlas deliberadamente.
Desde ahí comenzaron a experimentar con otros insectos para darle más espectacularidad al asunto. Históricamente, la colocación de un insecto fue asociada a supuestas propiedades especiales que pueden transmitirse con la bebida. Por ejemplo, que es afrodisíaca o que cura el cáncer.
Lo cierto es que esa costumbre permanece en la actualidad como estrategia y los mitos la acompañan.
¿Cómo conseguirlo?
En Argentina, no es muy común encontrarlo en tiendas de bebidas. Muchos se jactan de haberlo probado gracias a que un amigo, familiar o conocido lo importó desde México. Sin embargo, las plataformas de comercio online suelen ofrecerlo.
En una búsqueda rápida, se ve como se ofrecen botellas por entre $5.000 y hasta $14.000, aunque algunas marcas más sofisticadas -es muy importante la denominación de origen de Oaxaca- pueden ofrecerlas hasta en 75 mil u 80 mil pesos.
¿Con qué se toma?
Muchos consideran que, como el tequila, la mejor manera de tomar es mediante un shot, con sal y una rodaja de cítrico. Quizá sea la metodología más aceptada. Sin embargo, es importante resaltar que el mezcal original tiene una graduación alcohólica superior al tequila.
Es por esto que no está mal probar con combinaciones. De vuelta, el cítrico es la mejor opción. Una idea que no falla es preparar el cóctel “Paloma”. Se deben colocar dos hielos con dos onzas de mezcal y una pizca de sal. Al combinado luego agregarle jugo de pomelo. Si es rosado mejor. ¡Y a brindar por México!.