No se trata de esteticismo o decoración; es un sistema de alarma contra enfermedades para los viñedos.
Sin dudas, todo aquel que visita un viñedo advierte inmediatamente la presencia de estas plantas en los extremos de las hileras de vides. Esto no es algo que sólo se aprecie en las fincas de Mendoza o de otras provincias del país. Ocurre en todas partes del mundo donde existe un viñedo y lejos de ser algo decorativo, representa un sistema de alarma para el propio viñedo.
Una nota del sitio Vinetur describe el porqué de esta tendencia de plantar rosales al lado de los viñedos. La enfermedad del Oidio es bastante común en las vides, ya que son muy sensibles al ataque de este hongo. Es un hongo invasivo y difícil de erradicar sino se detecta precozmente.
Este hongo también ataca a los rosales, y sus síntomas son más visibles que los de la vid, ya que aparecen manchas amarillas en sus hojas. De esta forma es fácil detectar si la vid ha podido ser infectada por el hongo antes de que sea demasiado tarde.
El hongo Oidium tuckeri procede de Inglaterra, del año 1851. Las esporas se propagaron por Europa a gran velocidad y arrasó con los viñedos a gran velocidad. La idea de poner rosales al lado de los viñedos vino de los monjes de Borgoña, ya que en aquella época los viñedos estaban alrededor de los monasterios. Después de un exhaustivo estudio consiguieron salvar las vides cercándolas con rosales.
Los monjes pudieron salvar sus viñedos aplicando, primero a los rosales y después a las cepas, un tratamiento basado en espolvorear las plantas con azufre.
Los rosales se convirtieron en plantas que servían al viticultor para detectar enfermedades.
De igual manera, en otros artículos referidos al tema en distinto portales de internet, se asegura que la biosensibilidad de los rosales permite detectar otro tipo de enfermedades o mohos que aunque son menos peligrosos que el Oidio, pueden afectar a la vid si no se afrontan a tiempo.
Además, aclaran que el aspecto decorativo no pasa desapercibido para todos los viticultores y en ocasiones, se aprovecha la función delatora de los rosales para darle un toque de color diferente al viñedo, siendo las rosas blancas pertenecientes a variedades blancas de uva y las rojas a las variedades tintas.
Por último, otro motivo (con el que no todos los expertos están de acuerdo) es la capacidad de los rosales de alejar a ciertas aves de los viñedos al conseguir que el intento de comer los frutos se traduzca en una mala experiencia por las espinas de los rosales.
Fuente: Vinetur y Winetoyou