Una melodía puede ser una gran compañía para el vino, pero solo si sabemos qué temas elegir.
La mayoría de las personas amantes del vino consideran que el maridaje es una herramienta fundamental para relacionarse con los sentidos que despierta. La gastronomía es el complemento perfecto para explotar esa experiencia.
Maridar la gastronomía y el vino es aprovechar al máximo las características que brindan ambas fuentes sensitivas. Es aumentar los estímulos que se generan en el cerebro.
Se sabe que la música, por ejemplo, también despierta estímulos que convocan a los oyentes a disfrutar cada nota de manera diferente. Una melodía activa distintas zonas cerebrales y no todas lo hacen de la misma manera.
¿Entonces, combinar música con vinos puede realzar las virtudes de ambos?.
En esta pregunta hizo foco un estudio de la Universidad Heriot Watt de Edimburgo, a cargo del psicólogo y profesor Adrian North. Según las conclusiones, los humanos somos seres de asociación. Podemos fácilmente combinar una melodía con un momento, un recuerdo. Esto realza los sentidos de la experiencia.
Así como los vinos, la música es tan variable que se puede apelar a cualquier abanico de géneros para estimularse de manera diferente. Igual que los vinos. Entonces… ¿Qué vino combina con cada género?. Vamos a poner tres ejemplos.
Las características que otorga el Malbec son las indicadas para acompañar un buen clásico. Puede ser un rock melódico, o ritmos como el jazz y soul. Hay quienes sugieren combinarlo con folclore.
Ahora bien, si de ponerle más power se trata; un Cabernet Sauvignon potente, de crianza en barrica y robusto; es el acompañante perfecto para un rock similar, potente.
Por último, si la idea es bailar, el pop o los ritmos latinos como la cumbia o el cuarteto cordobés, maridan con el más fresco de los vinos blancos o rosados. Deben ser fáciles de tomar, y que no pierdan la calidad al servirse a menor temperatura. Eso sí, se necesita saber bailar con una mano, ya que en la otra estará la copa.
