A la hora de degustar un vino, entran en juego casi todos nuestros sentidos. Y uno de los que primero hace su intervención es la vista. A través de las señales visuales de cada copa, podemos determinar su estado, su aspecto y su color o tonalidad.
A la hora de degustar un vino, entran en juego casi todos nuestros sentidos. Y uno de los que primero hace su intervención es la vista. A través de las señales visuales de cada copa, podemos determinar su estado, su aspecto y su color o tonalidad.
Justamente este último ítem, el color del vino nos permitirá obtener información importante sobre su variedad, su edad o la limpieza y fluidez. En tanto que su tonalidad podrá reflejar su evolución se trata de un vino de guarda.
Para poder determinar el color de un vino tenemos que llenar la copa aproximadamente hasta un tercio e inclinarla a 45 grados sobre un fondo blanco que nos permitirá apreciar mejor los tonos, por supuesto en un espacio con buena luz.
Si hablamos de las variedades tintas, hay cinco tonalidades básicas que se nos pueden presentar, según el sitio especializado Vinetur:
En el caso de los blancos, también podemos encontrar cinco colores básicos: