Vino y amor: ¿Por qué somos más atractivos después de una copa?

Vino y amor: ¿Por qué somos más atractivos después de una copa?
Beber una copa de vino puede hacer que nos veamos más atractivos. - Imagen ilustrativa

Un estudio científico comprobó que una copa de vino es la medida justa para aumentar el poder de seducción de las personas.

Con la celebración del Día de los Enamorados o del Día de los Solteros a la vuelta de la esquina, más de uno habrá pensado que la mejor forma de festejar estos día es con un brindis con una copa de vino. Y ahora hay una excusa o motivo más, es que un estudio científico demostró que el consumo moderado de alcohol hace que nos veamos más atractivos.

¿Por qué nos parece atractiva una persona?

Hablando desde el punto de vista físico, existen una variedad de señales faciales que juegan un papel importante a la hora de sentir atracción por otra persona. Desde la feminidad o la masculinidad de la forma de la cara, la mirada, la sonrisa y la simetría bilateral. Justo en este último punto es donde el alcohol hace lo suyo.

Este concepto se desprende de diversos estudios científicos que se han encargado de investigar sobre nuestra percepción facial. Allí se ha comprobado que la gran mayoría de la gente tiene preferencia por las caras simétricas en lugar de por las asimétricas, según la publicación del sitio español Vinetur.

Casi a la totalidad de la población le gustan más los rostros simétricos, lo que hace el alcohol es que disminuye nuestra capacidad para detectar esa simetría.

¿Una o dos copas de vino?

La revista “Alcohol and Alcoholism” publicó un estudio sobre la atracción ligada al consumo moderado de vino y comprobó que luego de beber una copa las personas son más atractivas.

El experimento se hizo con un grupo de estudiantes que habían bebido una sola copa de vino y otros que no habían bebido nada. Quienes tuvieron que juzgar a los estudiantes les resultaron más atractivos los del grupo que había bebido una copa de vino.

En una segunda instancia invitaron a 40 estudiantes a beber vino y a fotografiar sus caras sobrios, luego de tomar una copa, y tras beber dos copas de vino.

Al igual que en la instancia anterior, las fotografías seleccionadas en su mayoría fueron las que se tomaron cuando los estudiantes habían bebido una copa de vino.

La conclusión científica del estudio fue que al tomar una copa de vino se produce una mayor dilatación de la pupila, que se asocia con un mayor atractivo, o que el alcohol había relajado los músculos de la cara, pero no en exceso (como ocurría con la segunda copa). También, las personas que habían bebido algo de alcohol tenían las mejillas ligeramente más rosadas que aquellos que no habían consumido nada.

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