La nueva propuesta de Guarda14 fue la ocasión ideal para buscar la combinación perfecta entre exquisitos vinos y la destacada gastronomía de Mina Meat House.
La noche del martes fue especial para los amantes del vino y la gastronomía. Es que Guarda14 presentó en Mina Meat House “Vinos y Pastas”, una propuesta lúdica y exquisita en la que las decenas de personas que asistieron al evento tuvieron el desafío de maridaje de la sommelier Tatiana Nessier de encontrar el vino ideal para la lasagna preparada por el chef Franco Bazán.
Los comensales pudieron primero catar dos vinos, uno blanco y otro tinto, bajo la instructiva guía de Nessier, y luego maridarlos con el plato principal del local gastronómico ubicado en La Barraca Mall. Así, durante la velada se vivió una experiencia que reveló lo mejor del plato con todas los atributos sensoriales de ambos vinos. El juego de maridaje continuó en el postre, donde se combinó un vino espumoso con helado acompañado por reducción de frutos rojos.
Los elegidos de la noche
El Torrontés 2020 de Familia Morcos, elaborado 100% con Torrontés riojano de viñedos de Salta, fue el primero en servirse en la noche. Según describió Sharbel Morcos, propietario de la bodega familiar del Este mendocino, es un vino muy fresco, con acidez equilibrada, en el que predominan las notas cítricas y florales.
Este vino pertenece a la línea de blancos de Familia Morcos, junto al Sauvignon Blanc y el Chardonnay, y se elaboran alrededor de 6.000 botellas anuales que se comercializan en el mercado interno.
“Es un vino pensado para la familia, para compartir momentos como este. Este tipo de propuestas de Guarda 14 nos da la oportunidad a los pequeños proyectos la posibilidad de hacer visible nuestro trabajo y poder llegar a un nuevo público, que de otra manera no nos conocería”, destacó Sharbel Morcos.
El siguiente fue el Malbec 2019 de El Hache Garage Wines. Se trata de un proyecto familiar iniciado en 2002 por Nicolás Hughes, su padre y su hermano, con la reciente incorporación de un amigo de Nicolás, Pablo Brain.
A partir de su trabajo como ingeniero agrónomo con diferentes proyectos del Valle de Uco, Hughes prepara las uvas que finalmente serán parte de su vino desde la primera etapa y selecciona las que mejor se han dado durante el año para elaborar el malbec.
En los primeros años del proyecto, Nicolás elaboraba su vino en el garaje de su casa. Ahora, sin perder el espíritu de un vino familiar y casero, lo hace en el garaje de la finca El Pino, en Coquimbito, propiedad de Pablo Brain.
El vino degustado en la noche del martes fue un corte de dos Malbec, uno de Altamira y otro de Los Árboles, que fueron fermentados por separado. “Así ensamblamos la frescura de Los Árboles con la mineralidad de Altamira”, explicó Hughes.
El cierre de la noche fue el espumante Brut Rosado de Bodega Pumalek, un espumoso fresco elaborado a partir de racimos de la variedad italiana Lambrusco Grasparossa, traída especialmente a Mendoza por Eduardo Aregall, propietario de la bodega.
“Se elabora con la fruta todavía poco madura, con el objetivo de rescatar toda la frescura y acidez de este varietal italiano”, comentó Aregall. “Este espumoso es muy divertido en verano para beberlo a la orilla de la pileta, o a la tardecita cuando baja el sol, y también para el postre”, agregó.
Un espacio familiar
El novel espacio de Mina Meat House en La Barraca Mall aportó a la velada una cuota de familiaridad. Es que este restaurante ofrece a los comensales que lo eligen la posibilidad de disfrutar de una gastronomía de primer nivel de la mano del chef Franco Bazán y una salida con toda la familia, ya que cuenta en sus instalaciones con una plaza infantil pensada para que los más chicos también puedan disfrutar con juegos, televisión, consolas y un menú infantil pensado para ellos.
“Ofrecemos una experiencia gastronómica con una atenta atención en cada mesa. Buscamos que sea un ambiente familiar en todo sentido”, dijo el líder de la cocina de Mina.
En cuanto a las recetas que brinda el restó, Bazán remarcó que todas son preparaciones hechas desde cero por él y las otras cuatro personas que lo acompañan. A eso le suma su toque personal, que busca siempre aportar el sabor de casa que heredó de su mamá y su abuela. “He tenido la posibilidad de viajar por distintos países y siempre trato de aportar los sabores de las recetas familiares”, completó.
Esa impronta pudo percibirse en el plato principal de la noche del martes: una lasagna clásica de tres pisos, con relleno de ricota y acelga procesada, jamón y queso con salsa rosa y bolognesa, con una cobertura de fileto y salsa blanca. Por encima, se destacó el gratinado que se completaba con tomates confitados, micro mix de brotes de estación y un mix de semillas.
El postre fue un delicioso helado mascarpone, acompañado con una quenelle de dulce de leche y chocolate, acompañado por una reducción de frutos rojos.
Romper con las estructuras
La gran propuesta de Tatiana Nessier para la noche del martes fue romper con las estructuras del maridaje que nos encasilla a acompañar determinadas comidas con un vino específico.
Así, la sommelier invitó a los comensales a desafiar sus paladares combinando el plato principal tanto con el Torrontés de Familia Morcos, como con el Malbec de El Hache, obteniendo así dos resultados bien distintos.
“Queremos romper ciertos mitos o estructuras que hay. No siempre el vino tinto tiene que ir con carnes y el vino blanco con pescados. En esta ocasión proponemos probar la lasagna con dos vinos varietales distintos para poder jugar con la expresión del plato con el Torrontés y con el Malbec”, sostuvo Nessier.
Ya que lo que se busca a la hora del maridaje es buscar la mejor combinación para que se resalten los atributos del plato elegido como también del vino, la sommelier recomendó guiarse por la premisa “me gusta o no me gusta”, dejando en claro así que la elección depende del paladar del comensal y que no hay restricciones a la hora de emparejar.
Así, mientras que el Torrontés de Familia Morcos lograba aportar una frescura en la que destacaban la acelga y los brotes verdes de la preparación, la unión casi infalible del vino tinto con el tomate y la carne hizo que el Malbec de El Hache también acompañara muy bien y ayudara a limpiar el paladar por la untuosidad que aportaba la capa de queso.
El postre también propuso su juego ya que además de ser maridado con el Brut Rosado de Bodega Pumalek, que con sus burbujas y aromas frutados combinaba a la perfección con los frutos rojos que se destacaban de la preparación, también fue degustado con el Malbec de El Hache, una combinación que lograba destacar aún más los frutos rojos del vino.