El viernes 29 de julio, a partir de las 8 en Sheraton Hotel Mendoza, un selecto grupo de jurados especializados degustará cientos de muestras de bodegas mendocinas, de Chubut, Córdoba, Buenos Aires, La Pampa, Salta, Río Negro, San Juan y Tucumán.
El certamen nace desde el sitio especializado de Los Andes, con el objetivo de contribuir a la difusión de vinos de todo el país, poniendo en valor y premiando los mejores exponentes.
El concurso contará con un jurado de expertos presidido por la Ing. Agr. Cristina Pandolfi, vicepresidenta de la Sección Enología de la Academia Argentina de la Vid y del Vino y presidenta de AMUVA (Asociación de Mujeres del Vino de Argentina). “Este tipo de concursos es una forma de que el público consumidor diferencie vinos y sienta la necesidad de querer probarlos, ya que detrás de cada vino premiado hay una comisión integrada como mínimo por siete especialistas que lo han juzgado merecedor de medalla. Lo fundamental es que las muestras sean anónimas, porque de esa manera no hay ninguna influencia ni subjetividad que pueda generar un sesgo en los resultados”, indica Cristina.
Es importante destacar que el certamen entregará tres tipos de distinciones: Gran Medalla de Oro, Medalla de Oro y Medalla de Plata, y ha sido declarado de Interés Legislativo Provincial por la Honorable Cámara de Senadores de Mendoza.
Una vez definidos y comunicados los vinos ganadores, en el mes de setiembre se realizará una degustación de los mismos, para que las personas interesadas puedan acercarse a probar cada uno de los vinos merecedores de medallas.
El anonimato de las muestras, fundamental
El concurso se desarrollará bajo normas internacionales y con certificación de la escribana pública Silvia Cervós, quien ha participado de numerosos certámenes tanto nacionales como internacionales. “Las muestras llegan a los jurados siempre envueltas, es decir que éstos no saben lo que toman. Para ello se usan bolsas negras de distintos materiales. Como la botella llega a la mesa del jurado destapada, tampoco existe cápsula ni corcho que puedan identificar qué es lo que hay adentro de la botella”, explica.
Y es que el rol del escribano en los concursos de vinos es asegurar su absoluta transparencia y que los vinos premiados sean realmente aquellos que hayan obtenido la mayor puntuación por parte de los jurados. “Es un trabajo esencial, muy minucioso y detallado, que exige mucha atención y una responsabilidad enorme”, agrega Silvia.
Este proceso comienza desde que los vinos llegan a la sede del concurso. A partir de allí les asigna un número, la muestra se analiza y se da el ok para que pueda participar. El escribano también está presente en el momento en que se envuelven las botellas para que sea realmente una cata a ciegas.
Luego se le otorga a cada número de muestra una nomenclatura especial, a través de sistemas informáticos. Se coloca el número a la muestra y a partir de allí el sistema pone números ocultos que no los maneja ni conoce nadie más que el escribano.
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Acompañan: Wine Institute, INV, Bodegas de Argentina, Enolife, RCristal, Academia Argentina de la Vid y del Vino y ACOVI.