La bodega familiar salteña Dal Borgo tiene su lugar en el norte argentino con una propuesta respetuosa de sus terruños y en crecimiento. Este fin de semana expuso sus vinos para mendocinos y turistas en la feria de Guarda14.
La bodega Dal Borgo es un proyecto familiar originario de los Valles Calchaquíes salteños, que nació en 2017 y se enfoca en el reflejo de la naturaleza en sus vinos. Naturaleza que a 1.700 metros de altura impregna toda la tipicidad de los suelos y las condiciones climáticas en vinos completamente expresivos.
A esa altura se encuentra la finca Alto Las Breas ubicada en la localidad salteña de Animaná, en el piedemonte de las Sierras de Quilmes. Allí se siembran uvas de la variedad Torrontés, Sauvignon Blanc, Malbec, Tannat y Cabernet Franc. Sí, el Norte no es sólo Torrontés.
Desde esos pagos viajó Carla Dal Borgo, la referencia del proyecto que con sus vinos deleitó a mendocinos en la feria de Guarda14. Entre los toneles de bodegas López y en una charla distendida nos contó sobre sus vinos y los nuevos proyectos.
¿La primera vez con sus vinos en Mendoza?
Si, es todo un desafío. La idea es conocer otras bodegas y que también conozcan el norte, que experimenten los vinos de alta calidad que hacemos y que se destacan por los terroirs. Venimos acompañados por otras bodegas salteñas y queremos darnos a conocer.
¿Por qué creció tanto Salta en el último tiempo?
En los últimos años Salta trabajó mucho en tecnología, en destacar la identidad de sus terrenos, su diversidad de altura, paisajes, suelos. Cada bodega se concentró en resaltar lo propio, en vez de buscar parecerse a otra cosa. Eso se está notando. Lo bueno es que el consumidor no tiene que probar los mismos vinos en todo el país sino que puede encontrar en el Norte ese power de los Valles Calchaquíes que nos diferencia del resto.
La bodega se enfoca en el consumidor local que busca en Salta, Buenos Aires, Rosario y alguna que otra plaza.
¿Cómo es el consumidor?
La pandemia ayudó al mundo vitivinícola y por ella el consumidor empezó a animarse a explorar y probar nuevas etiquetas, proyectos pequeños que no conocía. También distintos varietales y terroirs. A las bodegas salteñas esto le vino bien porque al interés por descubrirlas se sumó la virtualidad que nos ayudó a que llegáramos a más personas.
¿Cuáles son las novedades para este año?
Vamos a lanzar un nuevo vino que es un Cabernet Franc varietal. Es la primera producción, cosecha 2021, que sale en este formato para esta cepa. Antes tuvimos una pequeña cosecha que pasó por barrica y dio origen a un blend 2018 entre Cabernet Franc y Tannat. Tiene un pasito muy cortito por madera porque la idea es que se exprese la identidad de la finca en Animaná.
¿Los lanzamientos atienden más al mercado o a lo que la bodega busca proponer?
Yo creo que hay que encontrar el equilibrio. Por supuesto uno debe trabajar con el mercado porque es el que consume y el que permite desarrollar el proyecto. Pero nosotros tenemos en claro qué estilo de vinos queremos. Empezamos con pocos varietales y de a poquito fuimos sumando para siempre tener novedades y para que la gente nos vaya conociendo y se anime a probar cosas nuevas. La idea es ir aprendiendo en el camino y experimentar sin morir en el intento.
¿Cómo proyectan ese crecimiento a futuro?
Nosotros tenemos una capacidad instalada de 120.000 litros y actualmente estamos elaborando 40.000. Año a año vamos incrementando el volumen. Además utilizamos solo un tercio de la uva que producimos, el resto lo vendemos. Así que tenemos capacidad ociosa para aprovechar y la idea es crecer en volumen sin sacrificar la calidad. Hace poquito sumamos el enoturismo para que las personas puedan experimentar lo que es la bodega y recorrer los viñedos. Que la gente sepa lo que hay detrás de esa botella. Nuestra planificación contempla llegar al consumidor con estas experiencias.
¿Qué se le dice a las personas que no conocen sus vinos?
Las características climáticas y los suelos hacen que los vinos norteños tengan mucho color, mucho cuerpo. Por ahí la graduación alcohólica es más alta pero si el vino está equilibrado no se siente. Son potentes, pero es necesario educar el paladar del consumidor y que se anime a probar. Los consumidores están buscando su vino del Valle Calchaquí y para encontrarlo hay que experimentar.