Un whisky que pasó 52 años en barrica para ser hoy uno de los destilados más lujosos de la industria. Una de estas botellas se subastó por un gran monto de dinero, no solo por su contenido sino también por su excéntrico diseño.
El maestro destilador Ron Welsh utilizó algunas de las añadas más antiguas de la década de 1960 para crear Bowmore ARC-52: The Mokume Edition. Este whisky se presentó en una innovadora botella hecha por el creativo Aston Martin, quien se inspiró en las rocas negras de Loch Indaal, lugar donde se encuentra la destilería.
Bowmore ARC-52 ha sido valuada entre los £140.000 a £220.000 cuando se vendió bajo el martillo en Sotheby’s en Londres. Recientemente una botella de este ejemplar se subastó en 187.500 libras. El monto de las ganancias se destinarán a un fondo que busca apoyar a la comunidad de Islay. El adjudicatario recibirá un viaje de lujo a la destilería, que incluye un recorrido por Islay en el primer SUV de lujo de la marca, el Aston Martin DBX Bowmore Edition.
Las características únicas de la botella
La marca de destilados y Aston Martin se unieron para producir una botella única de uno de los whiskies más antiguos de la historia de la destilería, con el preciado licor alojado dentro de un innovador decantador diseñado por Martin.
Esta botella es la conjunción de lujo en cuanto a diseño del recipiente que lleva el destilado y la artesanía del destilador. Solo hay 100 unidades de esta peculiar botella que albergan un complejo y raro single malt de 52 años.
El concepto de esta edición única toma su nombre de la técnica japonesa de trabajo en metal ‘Mokume-Gane’ que produce un laminado de metal mixto con patrones distintivos en capas. La parte superior de fibra de carbono de la jarra se ha creado mediante un proceso único que refleja la textura mokume e imita una estética natural, muy parecida a la veta de la madera o la roca natural en capas.
Cómo es el whisky
Es un destilado que pasó 52 años en barricas de roble europeo sazonadas con jerez y roble americano. Tiene un color oro profundo, a la nariz se perciben notas frescas y afrutadas con un guiño a la rica dulzura de Creme Brulé, emergen también aromas de damasco, manzanas verdes, ralladura de naranja y guayaba. Las notas herbales de menta fresca, eucalipto y raíz de regaliz brindan un carácter contrastante pero equilibrado.
En boca los caracteres son dulces, afrutados y cítricos de los sabores de manzana verde, damasco y mandarina se fusionan a la perfección con las notas de nuez de macadamia y nueces. Las notas de roble se unen con una ligera turba para una delicia que calienta la boca. Su final es boca larga y secante con un toque de mineralidad marina.