El próximo 29 de julio, los selectos jurados del certamen comenzarán a evaluar las cientos de muestras que enviaron bodegas de Mendoza, Chubut, Córdoba, Buenos Aires, La Pampa, Salta, Río Negro, San Juan y Tucumán. Todos los detalles.
Cada vez falta menos para conocer cuáles son las mejores etiquetas del país. El próximo viernes 29 de julio se realizará la primera edición del Concurso Nacional de Vinos Guarda14, un certamen que nació desde el sitio especializado de Los Andes, con el objetivo de contribuir a la difusión de vinos de todo el país, poniendo en valor y premiando a los mejores exponentes.
La cita será en el Sheraton Mendoza Hotel, donde a partir de las 8 el selecto grupo de jurados comenzará a evaluar las decenas de muestras que bodegas de Mendoza, Chubut, Córdoba, Buenos Aires, La Pampa, Salta, Río Negro, San Juan y Tucumán enviaron para poder participar del evento.
La competencia entregará tres tipos de distinciones: Gran Medalla de Oro, Medalla de Oro y Medalla de Plata, y ha sido declarado de Interés Legislativo Provincial por la Honorable Cámara de Senadores de Mendoza. Cabe aclarar que solo el 30% de las muestras podrán recibir el reconocimiento, garantizando así que los consumidores y amantes del vino puedan acceder, efectivamente, a los mejores. Además, una vez definidos y comunicados los ganadores, en el mes de septiembre se hará una degustación de estos vinos, para que todos puedan probarlos.
La transparencia y el anonimato, las claves del certamen
El concurso se desarrollará bajo normas internacionales y con certificación de la escribana pública Silvia Cervós, quien cuenta con la experiencia de numerosos certámenes tanto nacionales como internacionales. Ella será la encargada de controlar que todas las muestras que llegarán a los expertos encabezados por Cristina Pandolfi cumplan con todos los requisitos necesarios para competir y que sean completamente anónimas para los evaluadores.
Este proceso de transparencia inicia con la recepción de las muestras, sigue en el servicio de cada botella y concluye al momento de saber quiénes son los ganadores. Todo comienza con el ingreso de cada vino y sigue con el análisis de la muestra, lo que permitirá determinar si está apto para participar o no.
Una vez que ya se comprobó su aptitud, están listos para servirlos a los jurados. Pero, para que la cara de los vinos sea completamente a ciegas, el siguiente paso es la envoltura de las botellas. Esto se hace con una cubierta negra, que puede ser de diversos materiales, que logrará tapar etiqueta, forma, color y cualquier otra característica que lo identifique. De tal manera que los expertos no tengan indicios de lo que están probando.
Posteriormente, se le otorga a cada ejemplar una clave, la que luego permitirá identificarlo si el jurado lo calificó con una medalla. Se trata de una nomenclatura especial, generada a través de sistemas informáticos, que se colocará sobre la cubierta y que solo conoce su significado la escribana.
Finalmente, todos los vinos ya irán destapados al momento del servicio, de modo tal que los corchos o las cápsulas no puedan revelar tampoco nada. En caso de que la muestra tenga una botella muy particular e identificable, ese vino será llevado directamente a los jurados ya servido en copas.
Cómo se evaluarán los vinos
Tal como lo explicó la vicepresidenta de la Sección Enología de la Academia Argentina de la Vid y del Vino, Cristina Pandolfi, el concurso permitirá a los consumidores tener una guía y referencia acerca de los mejores ejemplares del país, aunque no se puede olvidar que el análisis sensorial de cada muestra tendrá una parte eminentemente subjetiva de cada jurado.
“A partir de una serie de reglas y estándares, lo que tenemos que lograr es que esa base subjetiva se transforme en lo más objetivo posible para poder tener resultados contrastables y replicables”, argumento la ex funcionaria del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).
El día de la competencia, los jurados estarán divididos en comisiones que van de cinco a siete personas. Cada uno otorgará un puntaje y la calificación final del vino será obtenida a partir de un promedio de todos los expertos que la evaluaron.
Además de la recepción e identificación que hará la escribana con cada muestra, los vinos serán clasificados en categorías que van de lo más simple a lo más complejos. Esto es para que los evaluadores no saturen sus sentidos al ir probando cada muestra. Asimismo, puede haber subcategorías determinadas en base al contenido de azúcar del vino.
Una vez que los vinos son servidos, cada juez tendrá una ficha en donde podrá reflejar su apreciación respecto a la vista, el olfato, el gusto y una opinión general. “Este aspecto no es lineal, sino que cada aspecto tiene una preponderancia, siendo el gusto lo más influyente. A partir de un coeficiente que corresponde a la valoración de cada categoría se hace un promedio y de ahí se saca el puntaje final del vino. Los 100 puntos equivalen a un vino perfecto”, dijo la experta.