La bodega municipal nació para proteger a los pequeños y medianos productores y en solo algunos años se ha consolidado de la mano de vinos de calidad, como su Malbec Reserva.
“El jardín de Mendoza” no es un apodo azaroso para el departamento de Junín. Es que el pequeño territorio del Este provincial cuenta con el 93% de su superficie cultivada, en su mayoría con viñedos. Fue por eso que en el año 2019, con el objetivo de apoyar a los pequeños y medianos productores, nació “Raíces de Junín”, una bodega con administración 100% municipal que se afianza con la calidad que ha logrado en sus vinos, sobre todo su Malbec Reserva.
Ubicado en calle Martínez, el establecimiento que converge el pasado del departamento con la ilusión del futuro productivo cuenta con 73 piletas de cemento más 10 tanques de acero inoxidable para depósito de vino; cuatro galpones (uno de ellos destinado al fraccionamiento, con accesorios y planta fraccionadora); una báscula de 18 metros para 40 mil kilos; pozo y derecho de riego agrícola, además de un concentrador de mosto para elaborar 13 mil toneladas por año.
Pero lo de “Raíces de Junín” no es solo el volumen, de la mano de los enólogos Hugo Zamora y Paula Cacace han logrado destacar con ejemplares que muestran lo mejor del terroir esteño. El reconocimiento llegó en el 18º Concurso Internacional de Vinos y Licores, que forma parte del Ranking Mundial de Vinos, con la doble medalla de oro para sus vinos Malbec y Bonarda, tras alcanzar los 94 puntos. Ambos productos fueron calificados entre más de 400 muestras de 15 países diferentes.
“La bodega nace con una mirada puesta en lo social, en apoyar a los pequeños productores del departamento en un año difícil como el 2019, donde no tenían a dónde venderlas. Tenemos la posibilidad de recibir varietales y uvas para la elaboración de mostos de vinos masivos y más populares. En el Malbec encontramos la necesidad de proteger viñedos de distritos como Medrano, pero también recibimos de todo Junín, de San Martín y Rivadavia”, comentó Hugo Zamora, enólogo de la bodega.
En el caso del Malbec, la bodega optó por la vinificación de dos estilos distintos: “Tenemos uno de buena calidad, pero pensado para el consumo diario, y otro Reserva, con un paso por madera. El primero es un vino joven, prolijo, con todos los encantos del varietal y en un rango de precio accesible. En el segundo caso, se trata de un ejemplar más intenso, de algunas partidas seleccionadas, con paso por roble francés y americano y un tiempo en botella”, describió Zamora.
Justamente su Malbec Reserva 2021 fue el que logró el reconocimiento internacional y con el que lograron “doblarle el brazo a la naturaleza”, derribando el prejuicio sobre la calidad y la masividad de los vinos esteños. “¿Qué quiere decir esto? Si le damos rienda suelta a la producción, con grandes volúmenes, vamos a tener un vino con menor concentración de aroma, sabores, taninos. De ahí nace el prejuicio. Pero cuando bajamos la producción no debemos preocuparnos por la comparación con otras regiones. Los vinos que elaboramos en Junín están a la altura de cualquiera de otros terroirs de Mendoza y Argentina. El menor rendimiento por planta nos da vinos mucho más expresivos y ya no estamos en una situación masiva de otros tiempos”, completó el enólogo.
La Bodega, cuyo nombre remite a la antigua historia e identidad del pueblo, no busca tener crédito como empresa privada, sino dar un espacio a todos los productores para encarar el próximo ciclo agrícola con solvencia y certezas, teniendo el valor de su producto asegurado y el cobro del mismo en un corto plazo. Asimismo, el Malbec no es su único varietal; también cuenta con Chardonnay, Cabernet Sauvignon y Bonarda en su línea Raíces de Junín, como con un dulce natural en su línea Corazón de Mujer.