Día del Enólogo: el motivo del tercer festejo del año y opiniones de Norte a Sur

Día del Enólogo: el motivo del tercer festejo del año y opiniones de Norte a Sur
Los enólogos celebran este 7 de septiembre su día. - Archivo / Los Andes

Este 7 de septiembre, los hacedores del vino festejan su día. El origen de esta fecha y el testimonio de algunos de ellos.

Como cada 7 de septiembre desde hace 20 años, en Argentina se celebra el Día del Enólogo. Esta es la tercera fecha del año, ya que, curiosamente, los profesionales dedicados a la elaboración de vinos también festejan el 5 de mayo (aunque solo en Mendoza) y el 6 de agosto (compartido con los agrónomos y veterinarios).

En esta ocasión, fue en el año 2002 que se estableció por un acuerdo entre el Centro de Enólogos y el Consejo profesional de enólogos de San Juan que este día sería el elegido para honrar la profesión, en homenaje al día de 1862 en el que Domingo F. Sarmiento inauguró la Quinta Normal de San Juan, que en 1939 pasó a llamarse Escuela Nacional de Fruticultura y Enología.

La experiencia de los enólogos

En el marco del festejo por el Día del Enólgo, Vinventions, proveedora de tapones sustentables que usan uno de cada tres vinos argentinos, compartió las opiniones de algunos de sus clientes distribuidos a lo largo y ancho del país.

José Luis Mounier, enólogo de la Bodega L. Mounier, ubicada en Cafayate, Salta, comentó: “En la actualidad, un poco nerviosa, me emociona mucho descubrir vinos de otros lugares o elaborados por colegas o amigos. Realmente disfruto cada gota de esa botella, leo varias veces la etiqueta y contraetiqueta y veo los comentarios en las aplicaciones”.

Formado junto a Michel Rolland y otros referentes de la enología, sobre lo mejor de su trabajo aseguró: “Mi parte preferida es el momento previo a vendimiar una parcela, porque ha llevado tiempo, trabajo y controles. Ya en el momento de madurez, comienzo a imaginar el vino desde la viña, con todo lo que eso significa, ruidos, olores, sabores y preocupaciones”.

José Luis Mounier. - Gentileza
José Luis Mounier. - Gentileza

Bajando un poco en el mapa, más precisamente en la localidad de Barreal, en el Valle de Calingasta, en San Juan, encontramos a Andrés “el Vasco” Biscaisaque, quien es el enólogo de Finca Los Dragones. En su caso, el título de enólogo no es formal, pero sí es un hacedor de vinos con todas las letras. “No soy enólogo diplomado. Mi acercamiento a la elaboración de vinos fue por pura aventura y curiosidad, y con los años se transformó en mi trabajo actual. Aprendí haciendo, estudiando por mi cuenta y principalmente de amigos que se dedican a esto. Mi parte preferida sigue siendo la sensación de incertidumbre y emoción (sin eso no hay aventura) frente a un vino nuevo, y los momentos compartidos con amigos que están en la misma situación, desde andar por la viña hasta probar cómo evolucionan las botellas”.

Me encanta la diversidad que tenemos, que haya tantas regiones, climas, varietales y personas que los interpreten a su manera, cada vez con más dedicación y precisión independientemente del estilo. Creo que estamos en un gran momento en términos cualitativos y con buena proyección a futuro pese a las dificultades que se suelen presentar”, añadió Biscaisaque.

Andrés “el Vasco” Biscaisaque. - Gentileza
Andrés “el Vasco” Biscaisaque. - Gentileza

Llegando a Mendoza, Nicolás Calderón se dedica a la concepción de espumosos y de vinos tranquilos en Rossel Boher. “Lo que más disfruto es estar en la bodega, desde la concepción de la idea hasta la parte productiva neta. Y hoy también disfruto poder comunicar cada uno de los productos desde el sentimiento de haberlo concebido desde el seno de la bodega”, declaró.

Me gusta mucho algo que se está generando a través del vino, que apunta a gestar siempre cosas lindas para el consumidor. Ese es el motor desde lo emocional de mi trabajo: concebir un producto que luego genere bienestar al que lo consuma”, dijo el hombre que ya lleva ocho años en la compañía lujanina.

Nicolás Calderón. - Gentileza
Nicolás Calderón. - Gentileza

Por último, en el terroir de San Rafael, Carlos Rivier ya acumula 36 vendimias en Bodega Jean Rivier, una empresa de su familia. “Lo que más me cautiva es la vendimia, con sus satisfacciones y sinsabores dictados por la marcha climática del viñedo. Es decir, que lo que más disfruto es poder hacer un vino a partir de las características del cepaje, el terroir y la calidad de la uva según la añada. También me apasiona el momento de llenar las barricas de blancos para realizar las fermentaciones y los posteriores bâtonnages y degustar cómo evoluciona ese vino en las distintas maderas. Y cuando llega el invierno, el placer de degustar las barricas de los varietales tintos e imaginar y armar los futuros assemblages”, declaró.

“Me maravilla la cantidad de cambios que he visto en mi trayectoria: desde la aparición de las levaduras seleccionadas, pasando por las nuevas tecnologías de maquinarias en bodega, hasta el cambio climático que nos obliga a repensar el cuidado de nuestro ecosistema. Pensar que hoy podemos trabajar con productos reciclables, biopolímeros, etcétera. Es un país encuadrado en lo que se llama el ‘nuevo mundo’, en el que se puede trabajar con grandes libertades en cuanto a cepajes, vinificaciones, tipos de vino y nuevas zonas”, completó sobre la evolución de su profesión.

Carlos Rivier. - Gentileza
Carlos Rivier. - Gentileza

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