Así lo detalló el último informe del INV. La revolución de los blancos, el sostén de los varietales tintos, el crecimiento de los espumosos y la caída de los vinos de mesa.
Un nuevo reporte del Instituto Nacional de Vitivinicultura, a través de su Laboratorio Estadístico, reveló los datos del consumo local de vinos en el primer semestre del año 2022, en comparativa con el mismo periodo del año anterior.
Si bien estos datos no configuran un mapa del consumo de vino argentino ya que despachos hacia el mercado interno no es lo mismo que consumo final, sirven como un importante parámetro.
La conclusión más importante a la que se puede arribar es que durante este periodo se vendió en Argentina prácticamente la misma cantidad de vino que el mismo periodo del año pasado, siendo de apenas 0,4% el aumento.
Es un dato esperanzador teniendo en cuenta que el consumo per capita tiende a caer año a año, porque permite generar expectativas de revertir esa tendencia.
Cómo es la situación de los vinos blancos, los tintos, la diferencia entre vinos varietales y genéricos, y el aporte de los espumantes.
Vinos blancos
Como viene pasando desde hace meses, el crecimiento de los vinos blancos permite sostener los volúmenes de venta en el país. Sumando todos los tipos de vinos (genéricos, varietales y espumantes), los vinos blancos representaron el 30% de la totalidad de las ventas al mercado interno. El año pasado era de solo el 26%. Esto quiere decir que en volumen aumentaron las ventas en un 12%.
En este caso es importante separar a los vinos de mesa que crecieron un 11% con respecto al año anterior y los vinos varietales que aumentaron un 12%. Los primeros evitando una caída aún mayor para ese tipo de vino, por el mal rendimiento de los tintos. Los segundos acompañando el crecimiento del segmento.
Varietales y genéricos
Como dijimos, los vinos varietales lograron sostener en estos primeros seis meses los volúmenes del año anterior. Pudo verse un crecimiento del 6,3%, gracias a la evolución de los vinos tintos, más allá del aporte mencionado anteriormente de los blancos. Estos vinos que se presentan en distintos formatos, son el 32% del consumo.
Otro 64% se corresponde con el segmento de vinos sin mención de varietal y es aquel sobre el cual las alarmas están encendidas. No es para menos teniendo en cuenta que 6 de cada 10 vinos argentinos son de mesa.
A pesar del aumento en las ventas de los blancos genéricos (muchas veces asociados a la cocción), la caída total fue del 3.2%. Esto es porque los de color perdieron un volumen de 9,3%. La noticia preocupa considerando que es el tipo de vino que más se vende. Para ejemplificar su dimensión, a pesar de la caída, se vendieron más tintos de mesa que varietales y espumantes de todos los colores. Y esto no es una novedad.
Espumantes
Los vinos espumosos también aportaron su cuota a pesar de que representan una porción muy pequeña de las ventas en general (apenas el 4%). En el acumulado de los primeros seis meses, crecieron un total de 20% con respecto al año anterior.
Aquí se advierte una abrupta evolución de los espumantes rosados que aumentaron un 75%, con un promedio mejor aún sí comparamos de junio a junio, donde se advierte prácticamente una duplicación.
El sostenimiento del consumo doméstico no deja de ser una buena noticia para la industria, teniendo en cuenta que estos vinos representan alrededor del 75% de los vinos comercializados en general. Es decir, solo el 25% se exporta. Y de hecho, el volumen exportado durante el primer semestre ha caído considerablemente.