Aunque la vitivinicultura es más antigua que la Revolución de Mayo, algunas cepas rompieron el yugo del colonialismo y hoy son las indicadas para brindar por la patria.
Con la llegada de estas celebraciones patrias es cuando más argentinos nos sentimos. Las fechas especiales son para unir al pueblo bajo la identificación que nos interpela. Costumbres, hábitos, insignias; todos los elementos identitarios. El vino es uno más, pero también tuvo su revolución.
Durante aquel mayo de 1810 ya se producía vino en el país, en especial por la influencia de España, al día de hoy una de las naciones productoras por excelencia. El colonialismo se veía reflejado hasta en las vides sembradas.
Con la revolución y el posterior primer Gobierno patrio, la industria del vino también atravesó sus inestabilidades y cambios -como el propio país-, pero siempre desarrollando una forma propia. De hecho, nuevas cepas surgieron en el país en los años posteriores, que son conocidas por su origen nacional, como la Torrontés y la Criolla.
Y a esto le podemos sumar que algunas cepas que no nacieron en Argentina fueron olvidadas en sus regiones de origen y se convirtieron en el sinónimo de industria argentina. El mayor ejemplo es el Malbec.
Es por esto que brindar este 25 de Mayo con estas cepas no es simplemente brindar. Es como apelar a una empanada o un buen locro para maridarlo. No son solo vinos y platos, son patrimonios. Y brindar con ellos es brindar por la patria. Por eso te dejamos algunas recomendaciones de estos varietales.
Torrontés
Esta uva tiene tres formatos en Argentina: riojano, sanjuanino y mendocino. Las primeras nacieron de la cruza entre las uvas españolas Listán Prietro y Moscatel de Alejandría. La mendocina también sería una descendencia de la Moscatel.
En el norte argentino se da de forma espectacular. En Cuyo también. Se pueden hacer tintos exquisitos aromáticos o hasta espumantes. En este segundo segmento se encuentra el espumante Punto Ar Torrontés A16. Posee un color amarillo pálido y un aroma frutado y fresco, con algunas notas florales. En boca es suave y delicado. Sus burbujas son finas y explotan en la lengua. Tiene un buen equilibrio entre azúcar y acidez para que sea aún más refrescante.
Criolla
La Criolla también nació en estas latitudes aunque no hay una sino varias en formación. En el norte del país y el este de la provincia hay varias etiquetas de esta uva que busca revitalizarse. Un buen ejemplo de vino salteño de este varietal es Ilóogico Criolla, de Agustín Lanús Wines.
Las uvas provienen de plantas centenarias en Cuchi Pampa, Luracatao, a más de 2700 metros sobre el nivel del mar. Busca rendirle un homenaje a la uva argentina Pretende rendir honor a esta uva argentina adaptada hace más de 400 años.
Malbec
Finalmente, sobre el Malbec no hay mucho por agregar, simplemente que es la cepa que se convirtió de a poco -en 25 años- en el sinónimo de calidad argentina en vinos. Nuestros Malbec son premiados a nivel internacional e identificados con nuestra industria. Como le sucedió al Malbec de Malbecs, de Los Helechos, un vino excepcional que recibió varios premios internacionales. Otra increíble opción para brindar por la patria.
¡Salud!