La zona por excelencia de los mejores vinos del mundo, se encuentra bajo amenaza por el brote de un peligroso hongo.
Este año, la primavera en Burdeos no ha traído únicamente los habituales desfiles de presentaciones y catas de sus afamados vinos, sino también un visitante mucho menos bienvenido: un brote temprano y virulento de mildiu. Este problema, exacerbado por el clima cálido seguido de lluvias, ha generado una preocupación considerable entre los viticultores de la región.
El mildiu, una enfermedad fúngica que afecta a las vides, parece haber encontrado un terreno ideal para su desarrollo en la zona de Libourne. Según Alexandre Davy del Instituto Francés de la Viña y el Vino (IFV), se ha detectado de manera “frecuente o incluso muy frecuente”. En otras áreas, como Graves, la situación es similar, aunque en el Médoc los casos están más dispersos.
El mildiu de la vid, causado por el hongo Plasmopara vitícola, afecta a todas las partes verdes de la vid, principalmente hojas, inflorescencias y bayas. En primavera, su incidencia suele ser alta. Esta patología se introdujo accidentalmente en Europa en el siglo XIX para combatir la filoxera. Desde entonces, su impacto ha crecido significativamente, convirtiéndose en un problema endémico en la mitad norte de España, donde puede causar pérdidas muy graves e incluso totales en las cosechas.
Este año, los brotes comenzaron unas semanas antes de lo habitual, adelantándose a los patrones observados el año pasado y en 2020. De septiembre de 2023 a abril de este año, Saint-Émilion registró 950 mm de lluvia, un aumento notable respecto al promedio de 544 mm. Además, la temperatura ha sido en promedio 1,3 grados Celsius más alta de lo habitual.
Ante esta situación, los viticultores están intensificando sus esfuerzos en tratamientos y protección de plantas para limitar la propagación del mildiu. Aunque algunos viñedos ya habían aplicado tratamientos preventivos, el crecimiento nuevo de las hojas tras las pulverizaciones puede dejar a las plantas jóvenes vulnerables a nuevas infecciones.
Recientemente, la región ha experimentado un descenso en las temperaturas, pero se anticipa que el clima cálido volverá, lo cual podría fomentar aún más la aparición de brotes de mildiu. En respuesta a estas adversidades climáticas y agrícolas, el cuerpo agrícola local MSA Gironde estableció el año pasado una línea de ayuda para los viticultores “traumatizados” por el impacto devastador de un segundo brote de mildiu en julio.
En conversaciones con expertos y viticultores de la zona, como Marie Loustalan Prévost de Château Grand Corbin-Despagne, se destaca que lidiar con el mildiu es especialmente complicado en Burdeos debido a su clima oceánico, que trae consigo una humedad más pronunciada. Esto afecta especialmente a las variedades de uva como el Merlot y otras tintas, que son particularmente susceptibles a la humedad.
El desafío que enfrentan los viticultores en Burdeos no es menor. Las condiciones climáticas están alterando los ritmos tradicionales de cuidado y mantenimiento de los viñedos, obligando a una adaptación continua y, a veces, rápida, en un entorno donde la tradición suele marcar el paso. La situación actual subraya la necesidad de estrategias agrícolas innovadoras y sostenibles que puedan mitigar el impacto de estas enfermedades y asegurar la calidad y la sostenibilidad de la viticultura en la región.
El reto se extiende a la implementación de nuevas tecnologías y prácticas agrícolas que puedan prevenir la propagación del mildiu sin comprometer la calidad del vino. Los viticultores deben encontrar un equilibrio entre proteger sus cultivos y mantener la integridad del producto final, todo ello en un contexto de cambio climático que presenta desafíos adicionales.
A medida que el clima continúa fluctuando, con periodos de calor seguidos de lluvias intensas, es crucial que los viticultores en Burdeos y en otras regiones vinícolas afectadas adopten un enfoque proactivo y adaptable. Esto incluye la investigación y el desarrollo de nuevas variedades de uva más resistentes a enfermedades, la implementación de prácticas de cultivo más sostenibles y el uso de tecnologías avanzadas para monitorear y gestionar la salud de los viñedos.
La lucha contra el mildiu en Burdeos es una batalla constante que requiere innovación, colaboración y un compromiso inquebrantable con la excelencia vitivinícola. Los viticultores deben estar preparados para enfrentar estos desafíos con determinación y creatividad, asegurando que la reputación de los vinos de Burdeos siga siendo sinónimo de calidad y tradición, incluso en tiempos de adversidad.