Referentes de la industria de todo el país brindaron su mirada acerca de la última vendimia en el reporte de Wines of Argentina.
Wines of Argentina, la institución responsable de promover el vino argentino en todo el mundo, dio a cono conocer los resultados de su reporte de cosecha 2022, donde exclusivamente se refleja la opinión de 20 agrónomas y enólogas de bodegas de todo el país. Desde Salta a la Patagonia, pasando por San Juan y Mendoza, las expertas dieron a conocer algunos detalles de una añada que dará que hablar a la hora de los vinos.
Laura Principiano (Familia Zuccardi), Verónica Ortego (Mythic Wines), Laura Catena (Catena Wines), Andrea Ferreyra (Finca La Celia), Gabriela García (Bodegas Salentein), Paula González (Pyros Wines), Flavia Martínez (Bodegas Bianchi), Victoria Brond (Alpamanta), Noelia Torres (Marchiori & Barraud), Jimena López (Graffito Wines), Maricruz Antolín (Krontiras Wines), Alejandra Riofrío (Navarro Correas), Celina Ribas (Escorihuela Gascón), Agustina Hanna (Ruca Malén), Estela Perinetti (Las Estelas), Rosario Toso (Cheval des Andes), Carolina Cristofani (El Esteco), Diana Bellincioni (Estancia Los Cardones), Eugenia Herrera (Bodega Aniello) y Sofía Elena (Contra Corriente), fueron las que participaron del reporte.
Un año muy cualitativo
Las especialistas coincidieron en que esta vendimia es muy cualitativa en todas las zonas del país, con tintos y blancos expresivos según la región y el estilo. Aun así, se presentaron algunos sobresaltos climáticos que dejarán su huella en los vinos.
Laura Principiano describió que “la acidez de este año hace pensar en vinos de una hermosa guarda”. En tanto, Agustina Hanna afirmó que “es un gran año en términos de calidad, con tintos de textura suave y rica frescura”. Por su parte, Verónica Ortego lo describió como “un gran año para Cabernet Franc, con colores vivos y buena concentración”.
En cuestiones de volumen, se trata de una de las más bajas de la década, solo por encima de la 2016, comparable a la 2021 y 2017, con mermas de hasta el 30% según la región a causa de las heladas y granizo. Laura Catena definió: “Fue una añada al estilo ‘montaña rusa’, con dos grandes heladas y un lapso más breve entre el inicio y el final de la vendimia, lo cual requirió gran dedicación y constancia por parte de todo nuestro equipo de viñedos y bodega”.
Año fresco y ligeramente húmedo
Si se analizan las curvas de acumulación de temperatura para Agrelo o Gualtallary, se observa una primavera que partió ligeramente fría y que llegó hasta diciembre con una acumulación algo mayor a la media. En enero cambió el ciclo: lo que hasta ahí venía acelerado y con temperaturas ligeramente elevadas para primavera, comenzó a marcar las curvas con menos acumulación de grados-días. Con un elevado promedio de lluvias en febrero.
“Que llueva en febrero es normal para ese mes del año. Lo que es atípico, en todo caso, es que las temperaturas quedaron bajas y la madurez se atrasó para las tintas, mientras que en blancas la humedad pudo complicar la decisión de vendimia”, sostuvo Noelia Torres.
Jimena López, desde Grato Wines, con base en Luján de Cuyo, agregó: “En los viñedos donde los cuidados sanitarios fueron bien realizados, no hubo ningún problema y las blancas, con especial foco en Chardonnay, están frescas y expresivas”.
Maricruz Antolín, flamante Joven Enóloga del Año para Tim Atkin, destacó: “Los días nublados y las temperaturas a la baja le permitieron a Luján de Cuyo tener un año fresco y los vinos quedaron muy expresivos”.
La ventana de marzo
Así, marzo partió con una ventana ideal de vendimia. “Tuvimos días cálidos que contribuyeron a una lenta maduración de las tintas: es un año de taninos carnosos, suaves, que colaboran a la sedosidad y elegancia”, reportó Alejandra Riofrío. Y agregó: “No me canso de destacar el color, que va de los 2500 a 3500 puntos, con matices púrpura intensos”.
Laura Catena anticipó: “No sabemos bien por qué pero este año cosechamos antes el Cabernet Sauvignon que el Malbec, lo cual es inusual. En ambos casos, obtuvimos una madurez y sanidad óptimas”. Por su parte, Victoria Brond manifestó: “Es un año destacado para Sauvignon Blanc y resultan sobresaliente Malbec y Merlot. Y si cosechaste temprano, hay buenos Cabernet Sauvignon”.
“Es una cosecha excepcional, con concentración, estructura y carga fenólica importante”, dijo Celina Ribas. Y agregó que se dio “a pesar de las lluvias y las heladas que le metieron ritmo y nos hicieron apurar a levantar las uvas, que por suerte ya estaban en punto de cosecha”.
Estela Perinetti lo describió con claridad: “La vendimia fue perfecta en marzo y todo lo que se cosechó antes de la helada es valioso. Lo que viene después, depende mucho de la velocidad con la que se trabajó”.
Mientras que Rosario Toso puntualizó: “A nivel de vinos es un año para destacar los Cabernet Sauvignon porque se dieron condiciones excepcionales para este varietal para una concentración natural, y las lluvias ayudaron a hacerle pasar los pocos calores que hubo”.
De Norte a Sur
Empezando por el Valle Calchaquí, el año fue normal en términos generales y casi no tiene mermas respecto a años anteriores. La diferencia se observó, sin embargo, en cómo funcionaron las lluvias este verano. Carolina Cristofani desde El Esteco, Cafayate, contó: “En el valle tuvimos temperaturas templadas, con precipitaciones acumuladas en diciembre y enero, con varios días de llovizna continua, un fenómeno muy raro respecto a los típicos chaparrones de la zona. Tuvimos unos 260 mm contra un promedio de 200 mm al año”.
Esas condiciones en el norte se traducen en una baja de la radiación solar y en un balance de vinos menos intenso. Por eso productores y productoras apuntan que la cosecha fue larga: empezaron con algunas bases en enero y a fines de abril aún quedaban algunas uvas.
Diana Bellincioni, de Estancia Los Cardones, explicó: “El Malbec ofrece una fruta roja elevada y rica frescura; en materia de Torrontés, con dos puntos de cosecha conseguirmos un perfil cítrico y de buena frescura, además de los aromas florales de la variedad”. Y añadió: “Entre las uvas de los valles más altos, como en Cachi, este año tenemos un Malbec de con fruta e intensidad. Pucará me tiene loca: vinos frescos, jugosos y largos, con expresión fina, delicados para el Norte”.
En el otro extremo del país, en la Patagonia la vendimia 2022 sufrió las heladas de octubre de 2021 y también la del 30 de marzo. En general se habla de pérdidas del 20%. “Tuvimos un enero con unos picos de temperatura elevados, de hasta 40°C, que empujaron la madurez y la adelantaron, para luego llegar a un febrero fresco”, describió Eugenia Herrera desde Bodega Aniello, en Río Negro. Luego el año se normalizó y en marzo pudieron cosechar con buena calidad. “El Chardonnay me encanta”, describió, mientras que Malbec y Merlot son fuertes en la zona. Neuquén entra en el mismo ejercicio, con Pinot Noir de rica fruta.
En Trevelin, Chubut, Sofía Elena, enóloga de Contra Corriente, reportó “un verano sin heladas, aún cuando tuvimos un febrero frío y atípico. Las plantas crecieron bien, gracias a que hubo buena cantidad de agua. Todo desemboca en un año de rica fruta y madurez, con una acidez delicada. En definitiva, vinos en equilibrio”.