Veinte profesionales de la vitivinicultura Argentina, Bolivia, Chile y Perú se reunieron y presentaron sus vinos en el marco de una nueva edición de la Premium Tasting. Su opinión acerca de la industria y más.
“El futuro de la enología tiene cara de mujer”. La frase se la dijo el padre Francisco Oreglia a Susana Balbo en Cafayate, Salta, hace ya casi 40 años, luego de que se convirtiera en la primera enóloga del país. Y no se equivocó. Por lo menos así se sintió en la noche del pasado viernes, cuando 20 mujeres referentes en la industria del vino de Argentina, Bolivia, Chile y Perú presentaron algunas de sus etiquetas en la cena “Woman Power”, en el marco de una nueva edición de la Premium Tasting.
“Yo creo que el padre Oreglia se sentiría muy orgulloso de ver 20 mujeres enólogas presentando sus vinos. Por haber sido la primera, siento que he recorrido un montón de camino y creo que se los he facilitado un poco más a las que han venido de atrás. Es muy lindo ver esto, pero hay muchísimas más”, comentó a Los Andes la enóloga y propietaria de Susana Balbo Wines.
Noelia Torres, enóloga y socia de Marchiori & Barraud, es una de las referentes dentro de la industria del vino y con solo 40 años cuenta con un vasto recorrido en empresas como Viña Cobos y Ruca Malén. Para ella, lo lindo del encuentro fue ver mujeres de todas las edades. “Desde las que nos abrieron el camino, como Susana Balbo o Estela Perinetti, yo un poco también ahí en el medio -risas-, y ver chicas más jóvenes que hoy están al frente de proyectos. Es muy nutritivo para la industria que haya mujeres de todas las edades y en todos los puestos y que permita mostrar y expresar lo que cada una quiso hacer en los vinos”, dijo.
En el caso de Paula González, enóloga de Pyros Wines, la joven mendocina está haciendo historia con la alta gama de San Juan, obteniendo hace solo unos días el primer “Master Malbec” de Drinks Business Magazine con su Pyros Vineyard Limestone Hill Malbec 2018 del Valle de Pedernal. “Para mí es un orgullo compartir con todas estas mujeres. Desde chica tenía la convicción de saber que quería llegar a donde estoy hoy en día y todavía siento que tengo un montón de camino por recorrer. Me siento muy pequeña en esto. Es un placer y me encanta que haya un montón de mujeres que puedan demostrar lo que están haciendo y las capacidades que tenemos, no estando en un laboratorio o puertas adentro. Hay mucho por descubrir y las mujeres tenemos un potencial enorme”, resaltó.
Desde Bolivia, María José Granier, enóloga y fundadora de Jardín Oculto, destacó: “Para mi es un sueño estar en una cena con mujeres como Susana Balbo, de quien he visto sus vinos desde chica y es una inspiración. Pero no solo ella, hay muchas mujeres de mi misma edad o menores y todas están luchando por lo mismo, por salir adelante, por mostrar cosas bellas, como los distintos terroirs con los que trabajamos, y por mantener al consumidor feliz”.
Agustina Hanna, enóloga de Ruca Malén, quien se presentó en el evento con un vino que todavía no está en el mercado, es una de las más jóvenes mujeres que hoy están al frente de una bodega. “Me llena de orgullo y me siento halagada de estar en este grupo de mujeres talentosísimas. A muchas las vengo siguiendo desde que arranqué la carrera. Por otro lado, me pone contenta que se empiecen a dar este tipo de eventos donde la mujer gana cada vez más protagonismo. Es muy lindo poder contar y mostrar lo que estamos haciendo en la industria”, manifestó.
La mirada femenina de la vitivinicultura
Con un año desafiante para la industria vitivinícola por todas las contingencias climáticas que han afectado la industria, para Susana Balbo, desde el punto de vista de la calidad, se están haciendo vinos maravillosos en Argentina, con una calidad promedio que es muchísimo más alta de lo que solía ser. Sin embargo, en lo que respecta a lo empresarial, lo entiende como un momento muy complicado. “El contexto no ayuda a ninguna empresa en el país, pero este año con las heladas tempranas y tardías, creo que vamos a tener un 2023 y un 2024 complicados, porque estos daños se ven reflejados hasta dos años”, planteó la bodeguera.
En este último aspecto coincidió Noelia Torres. “Creo que la industria está pasando un buen momento, pero la situación país nos lleva un poco a estar más jugados, corridos. Es algo que nos afecta a todos”. Asimismo, agregó: “Es muy nutritivo esto que estamos viendo: la presencia de las mujeres, que el público esté más cerca de los hacedores y que haya muchas alternativas para elegir”.
Para Agustina Hanna, algo muy interesante que se vive en este momento de la industria es la colaboración entre pares. “Al menos en mi experiencia, nunca he tenido un problema por ser mujer y somos todos iguales: apasionados por el vino que compartimos y nos ayudamos entre todos. Si es verdad que en algunos lugares estábamos un poco relegadas, por eso es importante participar de este tipo de eventos y poder compartir”, argumentó.
“Mi generación ya no habla de géneros, creo que eso es un aporte importante. Eso se suma a la energía que ponemos, habiendo aprendido de grandes referentes que nos posicionaron a donde estamos hoy, y a la mirada sustentable, que no solo pasa por el clima o el cuidado del medio ambiente, sino que involucra muchos otros factores”, sumó la enóloga de Ruca Malén.
En tanto, desde la perspectiva internacional, María José Granier aportó: “La vitivinicultura sigue creciendo y teniendo una aceptación cada vez más grande. Hay muchísimas enólogas que están empoderándose y cada vez en roles más importantes. Hace como 10 años estuve en España y en la mayoría de las bodegas a las que fui tenían enólogas mujeres que me recibieron. Para mi fue algo impresionante y en Argentina está cambiando un poco la cosa hacia eso, aunque todavía se ve un poco menos”.
La importancia del feedback
Del encuentro participaron, ordenadas alfabéticamente, Agustina Hanna, Ana María Cusmille, Andrea Ferreyra, Delfina Pontaroli, Diana Bellincioni, Estela Perinetti, Iduna Weinert, Julia Halupczok, Marcela Giroldi, María José Granier, Mariana Onofri, Marisel Valdez, Noelia Torres, Pamela Alfonso, Paula González, Pietra Possamai, Sofia Pescarmona, Susana Balbo, Valeria Antolín y Victoria Prandina, bajo la moderación de Magdalena Pesce. Para ellas, el intercambio directo y genuino con el centenar de consumidores que estuvieron presentes es uno de los puntos más altos del evento organizado por Nicolás Aleman y Rodrigo Kohn.
“Desde el punto de vista empresario, no hablando solo como enóloga, es muy importante tener la respuesta, porque te permite ver la percepción que la gente tiene de tu vino. En general, los enólogos embotellamos lo que a nosotros nos gusta, pero eso puede no ser exitoso comercialmente. Es muy bueno lograr el justo equilibrio entre lo que a nosotros nos gusta y que esté alineado con lo que le gusta a los consumidores, eso sería la gloria. Encontrar el punto justo con un producto que sea aceptado en el mercado te da la sustentabilidad de cualquier proyecto. Presentar algo nuevo al público es una forma de validar si lo que hiciste está bien o no”, ponderó Susana Balbo.
A su turno, la enóloga de Marchiori & Barraud, opinó: “Yo soy mucho más de bodega y la parte de comunicación la he ido aprendiendo. Pero, la verdad es que me gusta mucho estar en contacto y tener el feedback de la gente, que te digan lo que sienten de tu vino y ver cómo lo consumen. Eso suma un montón, poder escuchar lo que dicen y piensan hacen que uno vaya creciendo en el producto”.
Por su parte, Paula González, planteó: “En el contacto con la gente podemos mostrar un montón de vinos que vamos haciendo y contar del lugar. Nos pasa a los enólogos que nos ponen como ‘rockstars’ que se llevan el protagonismo, pero la verdad es que la estrella tiene que ser el vino”.