Thierry Lacombe: “Variedades de vid antiguas pueden ganar interés nuevamente”

Thierry Lacombe estuvo visitando la colección ampelográfica de INTA Mendoza. - Gentileza
Thierry Lacombe estuvo visitando la colección ampelográfica de INTA Mendoza. - Gentileza

El ampelógrafo está a cargo de la colección de vides más importante del mundo, en Domaine de Vassal, Marseillan. En esta entrevista con Fincas, el experto habló del renovado interés por la diversidad genética.

La Estación Experimental Agropecuaria Mendoza del INTA cuenta con una colección de vides que conserva más de 1000 genotipos dferentes, de distintos lugares del mundo (Europa, Asia, África, América y una colección única de variedades de vid criollas) y para distintos usos (consumo en fresco, elaboración de vino o pasa). Esta colección, implantada en el año 1948, posee material muy antiguo, gran parte proveniente de colecciones anteriores y rescatados de viñedos muy antiguos. La misma constituye un patrimonio único para la industria vitivinícola ya que permite conservar la diversidad genética de la especie, conocer otras variedades que pueden ser de interés para la industria y servir de base para planes de mejoramiento.

Los responsables de esta colección invitaron a uno de los mayores especialistas en el mundo sobre diversidad genética en vid, el Dr. Thierry Lacombe, profesor del Instituto SupAGRO de Montpellier, Francia. El Dr. Lacombe es el encargado de la colección de vides más importante del mundo, la colección de Vassal, que conserva más de 7000 genotipos diferentes; este investigador colabora con el grupo de recursos genéticos vitícolas de INTA Mendoza desde hace algunos años. Durante varios días, dicho grupo de trabajo de la EEA Mendoza pudo trabajar en conjunto con el especialista francés sobre la colección asentada en Luján de Cuyo.

En diálogo con Fincas, Lacombe expresó sus ideas respecto al renovado interés mundial en la diversidad genética de la vid, la utilidad de las colecciones, la ventaja de disponer de biodiversidad frente a los cambios y la relevancia de la colección ampelográfica de INTA Mendoza.

- La vid es una especie con una gran diversidad y una enorme cantidad de variedades en todo el mundo, ¿cuál es la importancia de conservar estos recursos genéticos vitícolas?

- En efecto, la diversidad dentro de la vid es muy importante, con cerca de una decena de especies salvajes y varios miles de variedades cultivadas tanto para elaborar vino, como para consumo en fresco o pasas. A esta diversidad además hay que sumarle todos los portainjertos existentes.

Conservar esta diversidad es útil y necesario por distintos motivos. En primer lugar, a nivel patrimonial, con el objetivo de conservar variedades antiguas cultivadas por nuestros antepasados. Todo ese material vegetal es el fruto de un largo y lento proceso de selección, es una parte de la historia, de la evolución de la viticultura y, por lo tanto, también de la humanidad. En el sector vitivinícola, tanto los profesionales como los consumidores están muy aferrados a los aspectos históricos y patrimoniales por lo que conservar estas variedades es importante.

En segundo lugar, a nivel agronómico, conservar variedades raras, desaparecidas, exóticas, nuevas, etc, puede representar una vía de “mejoramiento” para la viticultura, ya que el mundo cambia (el clima, el gusto de los consumidores, etc.) y las variedades más conocidas actualmente presentan algunos defectos. La búsqueda de variedades menos conocidas, que tengan características agronómicas y enológicas más adaptadas puede ser una solución.

Por último, esta diversidad es importante a nivel científico. Actualmente la genética ha realizado avances revolucionarios y existen herramientas para estudiar y comprender en profundidad distintos mecanismos fisiológicos o genéticos, en condiciones reales de producción. Estos estudios científicos necesitan de material vegetal diverso y adaptado, tanto para comprender como para descubrir nuevos genes de resistencia o adaptación.

- ¿Cómo es la situación a nivel internacional respecto a la conservación de los recursos genéticos vitícolas? ¿Cuáles son las mayores amenazas y desafíos?

- Esta época vitícola es un momento donde se habla mucho de material vegetal: nuevas variedades híbridas, selección clonal y masal, variedades ancestrales patrimoniales, variedades locales, portainjertos, OGM, etc. Esta abundancia existe en todos lados alrededor del mundo, en Europa por supuesto, pero también en otras partes. No son solo los investigadores de instituciones públicas que lo llevan adelante este proceso, sino que también los productores, tanto grandes como pequeños, privados, etc. Esto es un aspecto sin duda positivo, ya que el material vegetal representa un factor de adaptación muy importante teniendo en cuenta los cambios observados en la actualidad. No es el único, pero sí es fundamental. Se observa, estos últimos años, una gran cantidad de estudios y de acciones llevadas adelante sobre este tema. Pero, por otro lado, es necesario un mayor esfuerzo de coordinación de estas acciones a todos los niveles: local, regional, nacional e internacional.

- Considerando las condiciones impuestas por el cambio climático y las nuevas demandas de los consumidores, ¿es posible a futuro explotar esta diversidad para adaptarse a los nuevos escenarios?

- Sí, es una de las grandes esperanzas para la viticultura. En efecto, en el pasado, algunas variedades fueron abandonadas ya que presentaban defectos respecto al contexto agronómico de la época: demasiado productivas, demasiado vigorosas, bajo contenido de azúcar (y por lo tanto de alcohol potencial), etc. En el mundo de hoy en día, numerosos viticultores, en Europa principalmente, se lamentan por las pérdidas de vigor, de rendimiento y los consumidores se quejan del nivel de alcohol demasiado elevado en los vinos. De esta manera, variedades antiguas, que se habían desplazado por buenas razones en su momento, pueden ganar interés nuevamente por otras buenas razones. Y acá se puede incluir a variedades resistentes a enfermedades, provenientes de hibridaciones específicas. Tendremos que hacer uso de todas las herramientas disponibles para hacer una transición a una viticultura más amigable con el ambiente y agroecológica, que es tan necesaria.

- ¿Pudo recorrer la colección de variedades de vid de la EEA Mendoza INTA? De ser así, ¿qué opinión le merece?

- Sí, gracias a la invitación de Jorge Prieto, un colega del INTA, tuve el placer y el honor de conocerla. Es una colección antigua, rica y de gran reputación que deseaba realmente conocer un día. Entre los años 1970 y 1990, mis predecesores ampelógrafos franceses ya la habían visitado. Estoy contento de haber podido continuar con esta colaboración con la nueva generación de investigadores argentinos que hacen un trabajo maravilloso por mantener y estudiar esta colección con técnicas modernas. Estoy también muy entusiasmado de ver los resultados de sus recientes esfuerzos de recuperación de variedades criollas antiguas en vías de desaparición. Es un gran trabajo, largo y fastidioso, pero que se ha realizado con método y convicción. Los resultados son desde ya muy interesantes y hay otras vías de exploración que se abren a partir de este trabajo. Hoy en día, esta colección es una herramienta fabulosa para abordar múltiples preguntas e investigaciones científicas y técnicas. Es una de las más importantes (tal vez la más importante) de Sudamérica por las variedades de Vitis vinífera que conserva.

Seguí leyendo:

COMPARTIR NOTA