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Se acercan los festejos de fin de año y uno de los clásicos infaltable en la mesa de los argentinos es el clericot, uno de los cócteles más populares y antiguos del mundo, que combina vino y frutas, convirtiéndose en una opción infalible para las altas temperaturas que suele haber en Navidad o Año Nuevo.
Haciendo un repaso histórico por los orígenes de esta bebida, nos tenemos que remontar a la época del Imperio Romano, más precisamente entre los años 50 y 40 a.C., cuando se apoderaron de Francia y Gran Bretaña. Allí se encontraron con una tradición celta, habitantes de las regiones conquistadas, quienes celebraban el 31 de octubre a Samhain, caballero de la muerte, con un tradicional vino tinto con frutas remojadas.
Sin embargo, el primer clericot, tal como lo conocemos hoy, se le atribuye propiamente a los romanos. Ellos festejaban a la diosa de los frutos y los árboles con la vid remojada en vino tinto y otros frutos. El cóctel de los celtas, combinado con el de los romanos, dieron origen a lo que consumimos actualmente.
La receta de clericot nos permite variar y probar diferentes opciones. La más clásica de todas es con vino tinto, preferentemente uno que sea fresco y joven, los que comúnmente se llaman “del año”. Pero también podemos encontrar algunas recetas que se hacen con vino blanco o con algún rosado.
Al ser una receta tan antigua y difundida en el mundo, existen tantas variables como personas que lo toman. Aún así, existen algunos pasos a seguir y algunas frutas con los que, si es la primera vez que lo preparas, no vas a fallar.
Ingredientes
Preparación
También podemos hacer algunas variantes como dijimos anteriormente. En este caso, con vino rosado.
Ingredientes
Preparación
Con vino blanco también hay alternativas y, en esta oportunidad, te lo presentamos con frutos rojos.
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