La sustentabilidad es un aporte de la industria y los consumidores. Las bodegas pueden generar no solo una rentabilidad medioambiental sino también económica. Un resumen de técnicas de reciclaje y desarrollos científicos en uso.
La disminución de la huella de carbono en la industria es un valor muy en auge que pone a la sustentabilidad en el centro de la escena. La vitivinicultura también está atravesada por este proceso, y al tratarse de una industria que manipula orgánicos, se suman otras demandas.
En el Día Mundial del Reciclaje, rescatar la importancia del tratamiento de residuos en todas las industrias es vital. La vitivinicultura produce cerca de 14 millones de toneladas de orujo, según un organismo dependiente de Naciones Unidas. También se desechan esquejes de la vid.
Es imperioso trabajar por estos objetivos desde el punto de vista del productor. También los consumidores de vinos deben responsabilizarse y no es casual la alta demanda de vinos orgánicos, sustentables y la preocupación por la huella de carbono.
El tratamiento de los desechos orgánicos abre muchas oportunidades para no solo contribuir en el medio ambiente sino también para generar una rentabilidad económica a partir de insumos a los que se le otorga una nueva vida. Muchas bodegas lo entendieron y utilizan técnicas innovadoras para darle una segunda vida a los desechos.
A continuación, te contamos algunos de los ejemplos.
Orujo como compost
Esta técnica es una de las más antiguas en la industria pero se requiere de un verdadero programa de tratamiento para ocupar todo el orujo que se desecha y volcarlo en la agricultura de la bodega.
El orujo (desecho de la uva ya macerada y fermentada) puede ser sometido a un proceso de compostaje para crear un fertilizante natural. En la bodega Domaine Bousquet, por ejemplo, parte de ese compost se destina a una huerta orgánica de la que se nutre el restaurante Gaia. La bodega está certificada orgánica, tiene otras certificaciones en materia de sustentabilidad y está tramitando el sello de empresa tipo B.
Otros usos de los desechos
Es sabido que con el desecho de la vinificación también se pueden elaborar otros productos sea alimenticios, farmacéuticos y hasta cosméticos.
De la fermentación del orujo y su posterior destilación se puede producir un alcohol. Estos alcoholes pueden tener muchos usos pero uno de ellos está destinado al licor conocido con igual nombre: orujo. Este aguardiente es del mismo tipo que los marc franceses, las grappas italianas o una bagaceira portuguesa.
Otro ejemplo lo pone el grupo bodeguero español Matamorrera, que lanzó la línea cosmética Esdor. Esta se produjo a partir de investigaciones que encontraron en el desecho de la uva moléculas antioxidantes que previenen la oxidación de la piel. Necesitaron un proceso de extracción de esas moléculas avanzado para aprovecharlas al máximo.
Los desechos orgánicos también pueden retroalimentar a la industria a partir de la elaboración de papel con esquejes y orujo, productos que pueden reemplazar la pulpa del árbol en su elaboración. Con este papel se pueden producir etiquetas.
Reemplazar dióxido de azufre con sarmientos
Luego de la cosecha se podan los esquejes para “limpiar” los viñedos y dar lugar a nuevas plantas. Algunos pueden sembrarse pero la mayoría termina siendo desechados.
Según consigna el Observatorio Vitivinícola Argentino, un grupo de trabajo del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía descubrió que de estos esquejes de la madera se puede recuperar un extracto rico en estilbenos. Este es un compuesto bioactivo que puede reemplazar al dióxido de azufre sin perjudicar las propiedades organolépticas. Este químico es utilizado en la industria como conservante.