El objetivo de este método es evitar el exceso de oxígeno y el impacto de la luz. Debe respetarse la temperatura según el tipo de varietal.
A quién no le ha pasado abrir una botella y que quede vino, claro que si somos muchos no suele pasar. Pero para quienes son más recatados en el consumo o no suelen beber tanto, este es una solución para conservar el producto de una botella abierta.
Para evitar que la oxidación o algún otro suceso no deseado impacte en el sabor de nuestro vino existe un truco que puede llegar a servir.
Cuál es el truco para conservar el vino abierto
Es importante saber que no todos los vinos son iguales, eso sin dudas afecta a su conservación. Por ejemplo, los blancos y rosados deben conservarse entre los 7º y los 10ºC, mientras que los vinos tintos necesitan unos grados un poco más elevados, en torno a los 14º y 16ºC.
Uno de los trucos que pocos usan y otros lo realizan sin querer es guardar el vino tinto en la heladera, ya sea cerrado o abierto. Esta práctica que puede parecer inusual, tiene su justificación. La luz y el oxígeno pueden afectar la calidad del vino en ambos estados.
Además, hay un truco más. Los especialistas, aseguran que para preservar el vino y evitar que el oxígeno afecte su sabor, es clave en lugar de volver a colocar el corcho original en una botella de vino a medio consumir, lo cual atraparía el oxígeno y permitiría su entrada debido a la porosidad del corcho, sugieren una técnica diferente.
Un recipiente poco común pero que sirve para preservar el vino del oxígeno
Siempre hay que tener en cuenta que el objetivo es minimizar la cantidad de oxígeno en relación con el vino restante en la botella. Para lograrlo, se recomienda utilizar un “mason jar” o frasco de vidrio de conserva casera, que es más resistente a los cambios de temperatura.
El proceso es sencillo: colocamos el vino sobrante en un recipiente hermético que pueda sellarse adecuadamente. Al hacerlo, reducirás la cantidad de oxígeno presente en el recipiente, lo que, a su vez, disminuirá la velocidad de oxidación del vino. Este método permite mantener el sabor adecuado del vino durante varios días después de abrir la botella.
Seguramente el gusto del vino sufra modificaciones, pero no serán tan determinantes. Siempre es recomendable abrir esa botella, sabiendo que posiblemente la consumamos en su totalidad.
Los sommelier destacan que el uso de un envase adecuado puede marcar la diferencia en la conservación del vino y garantizar que se pueda disfrutar de su sabor óptimo durante más tiempo. La combinación de un recipiente hermético y la refrigeración en la heladera puede ayudar a preservar la calidad del vino tinto, evitando que se vea afectado por factores externos como el oxígeno y la luz.