Después de ocho meses de espera, se destapó la primera botella de Malbec de Patagonia estibado en el mar. Los responsables de la aventura contaron cómo fue el proceso, y qué sucedió con el producto.
Hace poco menos de un año, se sumergieron 800 botellas en jaulas, a doce metros de profundidad en el mar, en Las Grutas (Río Negro), y después de ocho meses de guarda, en junio de este año se abrió la primera botella. Toda la aventura requirió de meses de preparación y estudios, pero sus protagonistas celebraron un increíble resultado final.
El siguiente video, muestra el proceso cuando bajaron las botellas de Wapisa Malbec y cuando, en junio de este año, destaparon la primera botella sumergida.
“Este malbec estibado bajo el mar, en comparación al mismo vino envejecido en una estiba convencional, posee sus características organolépticas intactas y, además, características únicas. Las condiciones que ofrece el mar para la evolución del vino son óptimas. El color es un rojo vivo con matices violetas con una gama aromática amplia que recuerda a frutos frescos, confitados, notas mentoladas y complejas y muy expresivo. Se percibe más elegante, más fino y sus componentes aromáticos, amalgamados”, se lee en la misma botella.
Y así fué, la grata sorpresa de su enólogo, Fabián Valenzuela, fue compartida por varios referentes locales que degustaron el malbec de Bodega Wapisa, en San Javier (Río Negro). Y con el buen resultado, ahora irán por más.
Además de malbec, la bodega patagónica, ubicada en Viedma a 30 kilómetros de la costa, tiene viñedos de cabernet sauvignon, pinot noir, merlot, sauvignon blanc y acaba de elaborar la primera cosecha de cabernet franc.
“Luego de recuperar los viñedos que estaban abandonados, hicimos la primera cosecha en 2016. Tanto a Patricia Ortiz (propietaria) como a mí, nos sedujo la idea de elaborar en Patagonia pero sobre el mar y no sobre la montaña”, cuenta Valenzuela y agrega datos sobre los proyectos futuros que van a pasos acelerados: “Ahora queremos estibar bajo el mar nuestro sauvignon blanc y espumante. Si bien estamos en una etapa de investigación, es fascinante encontrar los resultados de esta experiencia nueva. Estos vinos presentan diferencias que se sienten concretamente y que son muy positivas”.
De la finca de Río Negro, que tiene 110 hectáreas de viñedos, en la actualidad hay un poco más de la mitad en producción y está planificado crecer y poder abastecer a otros mercados internacionales.
Leé más sobre las experiencias en vinos costeros, en la nota de Guarda 14 de diario Los Andes