Luego de haber recibido el reconocimiento por parte de Tim Arkin, el responsable de la enología de Bodega Argento y Otronia charló con Los Andes.
Podría decirse que Juan Pablo Murgia tiene a sus 38 años la justa combinación de experiencia y juventud. Con casi dos décadas de trabajo en el mundo del vino, a su edad se ha convertido en el líder enológico de Argento, uno de los proyectos orgánicos más importantes de Argentina, y de Otronia, la joven y prometedora bodega ubicada en Chubut que ya está dando que hablar con sus vinos australes. Ese currículum y su compromiso por hacer vinos que hablen del lugar fueron algunos de los factores que influyeron para que Tim Atkin lo elija como el joven enólogo del año en su “Argentina Special Report 2021”.
Recién llegado a Mendoza desde Chubut, Juan Pablo se tomó algunos minutos para charlar con Los Andes acerca de este reconocimiento, su trabajo basado en la sustentabilidad y el prometedor futuro de los proyectos que comanda.
- ¿Qué sensaciones te ha dejado este reconocimiento?
- Estoy muy contento, feliz. No es poca cosa. Tim Atkin es un periodista con una influencia muy fuerte a nivel internacional y sobre todo tiene un entendimiento sobre lo que es la vitivinicultura argentina. Es una palabra más que autorizada para hablar del país. Recibir un premio por parte de él es un gran honor. Siempre me gusta decir que, más allá de un reconocimiento personal, es la consecuencia de algo que por ahí no se termina de visualizar, o sí, y es un trabajo enorme que hay detrás.
Este premio para mí creo que es más para Grupo Avinea, que es el grupo del que forman parte los dos proyectos que mencionó: Argento y Otronia. Son dos lugares bien distintos, el primero está en Mendoza y somos el productor orgánico más grande de Argentina, el segundo, en el sur de Chubut, es el más austral del mundo y es un proyecto único, no solo por la geolocalización, también por las condiciones extremas.
No es solo el equipo técnico que está conmigo, sino todos los que trabajan en el proyecto: administración, finanzas, el equipo comercial y toda esa gran estructura que hace que esto funcione. No es casualidad, es una consecuencia de una estructura sólida que hace que esto funcione.
- ¿Cómo te enteraste?
- Estaba en Chubut, previo a volver a Mendoza. Tim es una persona que siempre la sigo, me encanta escuchar sus reportes y demás, así que me conecté a escucharlo. Fue inesperado, cuando mencionó el proyecto orgánico y a Argento recién me di cuenta de que el reconocimiento era para mi. Por ahí no dimensionaba el impacto de esta noticia, que trasciende el mundo vitivinícola.
- ¿Qué implica ser el productor de vinos orgánicos más grande del país?
- Nosotros iniciamos la plantación de nuestros viñedos en 2009/2010. Nunca fue pensado desde el punto de vista de ser orgánicos por tener un sello o desde lo comercial, si bien se tiene en cuenta no fue el objetivo inicial y final. El objetivo cuando empezamos era tener un manejo natural, que respete los suelos, la biodiversidad del lugar, el ecosistema, porque creemos firmemente en que la conservación de los suelos y el medio ambiente es la mejor forma para que las plantas puedan extraer el carácter del terroir y la esencia del lugar.
Podes controlar las enfermedades de la vid de una forma natural o con productos que no tengan impacto sobre el medioambiente. Y también trabajar profundamente en la conservación de los suelos, porque agregar productos químicos de síntesis deja los suelos bonitos pero muertos. Si pasa eso, al final el producto está bien, pero no tiene carácter o un sabor distintivo.
Pensamos desde el principio que trabajar así era la mejor forma para captar la esencia del lugar. Esto después es una filosofía que le tenés que dar un cierto carácter oficial, por eso certificamos orgánico ante entidades importantes. Pero nunca fue por responder a una tendencia de consumo, lo pensamos desde el convencimiento de que esta es la mejor forma de manejar un viñedo. Por eso hoy nos encontramos en una situación en la que nos resulta fácil manejar un viñedo orgánico.
- Un reconocimiento de este tipo deja la vara muy alta, ¿cómo continúa ese camino?
- Sin duda que deja la vara alta, pero lo tomo como un gran incentivo para seguir mejorando. Creo que Argentina ha hecho una revolución en los últimos 10 años con los vinos de terroir y todo lo que estamos haciendo en los lugares, pero al mismo tiempo siento que recién estamos empezando. Si uno se compara con los grandes terroirs de Europa, nosotros recién estamos arrancando, pero es un gran inicio.
Lo más interesante es que trabajo en una compañía donde tenemos los medios, primero, para descubrir; segundo, para mejorar lo que ya tenemos con trabajo, dedicación y conocimiento sobre nuestros lugares. Tenemos mucho por delante y van a venir cosas incluso mejores en los próximos años y yo sin dudas quiero estar ahí. Voy a trabajar para que la compañía pueda seguir en esa élite de vinos. Sin el respaldo de Avinea no podría lograr esos vinos, y, por suerte, me da una libertad enorme y puedo hacer las cosas que me gustan. Creo que esto no es el techo, se pueden hacer muchas cosas más.
- ¿Qué son esas cosas mejores que vienen tanto en Otronia como en Argento?
- Otronia no deja de ser un proyecto nuevo, nuestra primera cosecha comercial fue lanzada recién el año pasado. Pasa que se trata de un proyecto que tuvo un inicio un poco meteórico, logrando reconocimientos de la crítica internacional. Un sueño, uno nunca piensa que va iniciar un proyecto de esta forma. Otronia inició siendo reconocido desde el minuto cero. Nos queda un montón por entender, con una finca de 50 hectáreas dividida en 50 bloques, todavía hay que esperar que esas plantas maduren, porque son vides jóvenes de no más de de 10 años. Queda que nosotros podamos conocer más el lugar, todavía quedan algunos misterios que vamos a ir descubriéndolos con el tiempo, más allá de los recursos y conocimientos que tenemos hoy. También tenemos variedades nuevas que todavía no las mostramos, también tenemos un vino naranja y estamos lanzando nuestros espumantes. Está todo por descubrir.
En Argento estamos profundizando muchísimo nuestro conocimiento sobre el viñedo. En nuestro viñedo más grande, el de Alto Agrelo, estamos haciendo un análisis de micro terroir para tratar de seleccionar con más precisión los sectores más específicos y que mejor hablan del lugar y que mejor calidad de vinos tienen. Creo que también es algo que recién se inicia. Estamos trabajando mucho en la innovación, siempre con nuestra visión de sustentabilidad, no malgastar los recursos. Utilizarlos, pero sostenerlos para las generaciones que vienen.