En el marco de la conmemoración de la muerte del general, recordamos el vínculo clave que tuvo la bebida nacional en la campaña libertadora.
Los vinos de Mendoza se han ganado un respeto y un lugar entre los principales productores de vino del mundo. Pero mucho antes de que la provincia se convierta en una de las capitales vitivinícolas, José Francisco de San Martín, el Padre de la Patria, apostó por la calidad del vino mendocino, siendo uno de los pioneros en resaltar su potencial.
En una nueva conmemoración de su fallecimiento, es propicio traer a colación una anécdota que habla del patriotismo y amor por lo nacional que el general demostraba hasta en pequeños actos.
Según lo ha contado el historiador Felipe Pigna, por el año 1816, cuando el libertador aún estaba formando su ejército para cruzar la cordillera y con Manuel de Olazábal como cómplice, engañó a un grupo de comensales para demostrar que los vinos de Mendoza estaban a la altura de los europeos.
“En el momento en que entré, me preguntó: –¿A que no adivina usted lo que estoy haciendo? Hoy tendré a la mesa a Mosquera, Arcos y a usted, y a los postres pediré estas botellas y usted verá lo que somos los americanos, que en todo damos preferencia al extranjero. A estas botellas de vino de Málaga, les he puesto ‘de Mendoza’, y a las de aquí, ‘de Málaga’”, relata la historia contada en palabras del propio Olazábal.
Y continuó: “Efectivamente, después de la comida, San Martín pidió los vinos diciendo: –Vamos a ver si están ustedes conformes conmigo sobre la supremacía de mi Mendocino. Se sirvió primero el de Málaga con el rótulo ‘Mendoza’. Los convidados dijeron, a lo más, que era un rico vino pero que le faltaba fragancia. Enseguida, se llenaron nuevas copas con el del letrero ‘Málaga’, pero que era de Mendoza. Al momento prorrumpieron los dos diciendo: –¡Oh!, hay una inmensa diferencia, esto es exquisito, no hay punto de comparación…”.
Luego de ese momento reveló su engaño: “El general soltó la risa y les lanzó: –Caballeros, ustedes de vinos no entienden un diablo, y se dejan alucinar por rótulos extranjeros, y enseguida les contó la trampa que había hecho”.
El rol del vino en la campaña libertadora
El vino cumplió también un rol importante en la independencia nacional. Es que San Martín lo eligió como alimento y fuente de energía para los granaderos que cruzaron los Andes, según se ha contado en “Mendoza. Crónica de nuestra identidad”.
Conforme a las crónicas de la época, se dispuso de 113 mulas para transportar la misma cantidad de barricas de vino, con el objetivo de que cada soldado tenga una botella por día, ya que consideraban la carne y el vino como claves para que el ejército pueda soportar el frío.