Una alternativa de hace pocos años pero que gana cada vez más adeptos. Los productores de bebidas alcohólicas se suman los pedidos y bajan sus graduaciones con diferentes técnicas.
La tendencia hacia un consumo saludable o respetuoso con el cuidado del cuerpo ha incrementado los vinos con baja graduación alcohólica. Debido a la moda de consumir menos alcohol las industrias han comenzado a adaptarse para abastecer la demanda de estos consumidores.
Esta moda hacia la desalcoholización de las bebidas ha crecido en los últimos dos años, uno de los motivos fue que por la pandemia, la gente comenzó a cuidar los consumos que tenían y buscar alternativas más sanas.
Esta categoría de vino bajos en alcohol se denomina hard seltzer y nació hace unos años en los Estados Unidos y luego se adaptó rápidamente al paladar del mundo por su condición de bebida refrescante, libre de gluten y una graduación alcohólica debajo de 5%.
Otros eligen estas bebidas porque hay una creencia que a menos alcohol, menos calorías se ingieren pero esto es relativo al varietal. Por ejemplo, en el caso de los blancos tiene mayor azúcar que los tintos y las calorías no varían mucho con la baja de la graduación alcohólica.
En la Argentina el clima le permite obtener de manera fácil vinos de alta graduación alcohólica, es decir, por encima de 14 grados. Pero la inclinación mundial de bajar este porcentaje de alcohol ha hecho que muchas bodegas se planteen un nuevo desafío.
Algunos ejemplos de lo que pueden ofrecer los vinos de muy baja graduación alcohólica son el blanco Críos Chenín Bajo Alcohol de Susana Balbo Wines (9%) o el dulce Santa Julia Chenín Dulce (7,5%) de Bodega Santa Julia, pero son vinos que si no se ve la etiqueta no se sospecha que tienen tan bajo alcohol. Es clave entender que menos alcohol no significa menor calidad, sino que el desafío para los hacedores, está en encontrar el equilibro exacto entre frescura y calidad.
Cómo logran bajar el nivel de alcohol al vino
Lograr producir vinos con bajo alcohol tiene complejidades, desde la búsqueda de viñedos y terroirs que permitan maduraciones aptas para elaborar estos vinos hasta la elección de varietales que posean mejores características para el producto final. También infieren las decisiones de las bodegas durante la producción.
Si nos remontamos al año 2000 en el país se realizaban vinos de alta graduación y más concentrados de lo que se encuentran en el mercado actualmente. Ahora se busca hacer un equilibrio entre lo viejo y lo nuevo, logrando vinos de 12 grados aproximadamente. Estos nuevos vinos funcionan para los nuevos consumidores desacostumbrados a la intensidad, o bien para quienes esos vinos maderados y fuertes disgustan.
Antes el nicho era mucho más estrecho pero con el pasar del tiempo son cada vez más los consumidores que eligen estos tipos de vinos. El rango etario que destaca en búsqueda son los más jóvenes, quienes están interesados en estos productos menos complejos o son la alternativa para una primera incursión en el mundo del vino.
Cuál es el varietal por elección
El grado alcohólico se equilibra con la acidez y los taninos, un vino es tomable si estos elementos están en armonía entre ellos. Los dos datos determinantes para hacer vinos como estos son el alcohol y que la cosecha sea temprana en un lugar cálido, dándole buena acidez natural para equilibrar la fruta sin exceso de madurez.
Al hablar de bajo alcohol hay que tener en claro lo que cada zona y cada variedad pueden ofrecer. En vinos blancos y rosados, la tendencia de los elaboradores locales es llegar a niveles de entre 9 y 11 grados de alcohol, en cambio, en los tintos el equilibrio estaría en los 12 grados.
Algunas empresas optan por cortar la fermentación en bodega para mantener un nivel bajo de alcohol. A estos se les deja el azúcar residual natural de la uva y el resultado son los vinos dulces, categorizados como livianos, que pueden tener entre 5 y 11,5 grados de alcohol.
La búsqueda primordial de vinos en los vinos blancos o rosados es que sean frescos y aromáticos, además se aseguran que con la cosecha tardía y en zonas frías el producto final no tenga gradución alta. Por esto motivos las variedades más elegidas son el chenín o el torrontés en los blancos.
Los rosados por otro lado, tienen una graduación de entre los 10 y 11 grados, aunque esto depende mucho de la bodega y enólogo que lo produzca. En tintos se prefiere variedades suaves de taninos redondos como un malbec o un bonarda. Aunque se tiene mucho más cuidado a la hora de bajarles el alcohol y solo llegan la mayoría a 12%.
También son muy usados en esta tendencia las uvas orgánicas, su potencial en el mundo vitivinícola esta al alza y es muy elegido por los consumidores jóvenes.
Otras opciones bajas en alcohol en Argentina
El vino no es el único en innovar en esta temática, la cerveza hace lo suyo. Desde el 2020 la marca Quilmes fue la primera en tener una lager 0.0% en alcohol, esta bebida fue elaborada con ingredientes 100% naturales y argentinos.
Quilmes 0.0% es una cerveza tipo pilsener, elaborada a partir de ingredientes seleccionados, es clara, brillante y con aroma maltoso. Presenta leves notas de lúpulo, un cuerpo liviano que sumando al 0 porcentaje de alcohol, refresca y es placentera a la hora de beberla. Su elaboración se logra a través de un proceso de fermentación en frío controlado, la cerveza obtiene su perfil característico sin la propia generación de alcohol.
Esta nueva cerveza es similar a la clásica pero con la gran diferencia apuntada a un consumo responsable de alcohol. Según las declaraciones de esta empresa la cerveza contiene 27 calorías cada 100 gramos. Fue ideada para el nuevo consumidor que busca algo liviano y con un estilo de vida saludable.
En torno a la cerveza sin alcohol, existe un imaginario de que el producto es más saludable y se alinea a tendencias y preocupaciones del consumidor contemporáneo, más consciente de la relación entre la alimentación y la salud. Los consumidores de hoy buscan soluciones que complementen la salud personal con la evolución de sus necesidades.