Integra la región Patagónica y elabora el 75% de la producción de esa zona. Cuáles son las características de sus climas y suelos y cuál es el secreto, que la llevó a crecer exponencialmente desde el año 2000.
Si bien a nivel nacional su producción solo representa el 0,5%, llama la atención su exponencial crecimiento desde el 2000 hasta hoy. De hecho, es la región que mayor desarrollo ha registrado de sus variables vitivinícolas en los últimos años. Se trata de la provincia de Neuquén. En el 2023 sus números representaron el 75% de la elaboración de la Patagonia y el 0,5% del país. Exportó en 2023 un total de 10.770 hl de vino, lo cual representó el 72,5% del total de vinos exportados por la región por un valor total de 4,96 millones de dólares.
Lo cierto es que es una región que, si bien produce mayormente Malbec, se destaca por ser la mayor productora de Pinot Noir del país, cuestión que la distingue también del resto de las provincias.
Sobre el misterio que rodea a las vides en la zona más austral del país, Los Andes dialogó con hacedores de dos fieles representantes de la producción vitivinícola en esos suelos: Bodega del Fin del Mundo y Bodega Familia Schroeder.
“Si tengo que pensar en qué palabras resumen nuestra vid patagónica, sin dudas pienso en el respeto por la naturaleza, sus tiempos y ciclos, en el viento que engrosa la piel de sus uvas para proteger la semilla. Esto produce vinos con colores y aromas intensos. Además, al estar alejado de la cordillera, los días son más largos en épocas calurosas, proporcionando una gran exposición solar y una óptima madurez varietal”, explicó Juliana Del Aguila Eurnekian, Presidente de Bodega Del Fin Del Mundo.
Al tiempo que remarcó, que más allá de los números y de la producción vitivinícola creciente de esos pagos, existe un ADN en el terroir sureño que verdaderamente distingue los vinos que se elaboran en esas tierras: “Sin dudas, es una región con un gran potencial y atractivo, tanto para quienes llevamos adelante el desafío de producir vinos en Argentina, como para quienes buscan estos vinos con características únicas”.
En relación al aspecto técnico que caracteriza el fenómeno Neuquén, la presidente de Bodega de Fin del Mundo, explica que sus viñedos se encuentran en el valle de San Patricio del Chañar, región en la que fueron pioneros y que se caracteriza “por tener un clima desértico continental con temperaturas promedio bajas y una óptima amplitud térmica en la etapa de maduración de los viñedos, con vientos que contribuyen a la sanidad absoluta de la vid, al ser bien seco y constante”, explica.
Leonardo Puppato, gerente de Producción y Enología de Familia Schroeder define los suelos de la zona como diversos, “desde los más pesados de limo y arcilla, suelos arenosos y también muchos suelos pedregosos con presencia de calcáreos. Es una zona muy seca, de bajas precipitaciones, vientos frecuentes, buena amplitud térmica, 20°C entre el día y la noche, extensa luminosidad y alta radiación solar, todas estas, condiciones favorables para producir uvas de calidad y sanidad, con muy buen color y acidez natural”.
Pinot Noir, una ventana en medio de la caída del consumo
La caída en el consumo de bebidas alcohólicas y específicamente de vino, tanto en el consumo interno como a nivel global no es ajena a ninguna región vitivinícola, sin embargo, desde el sur, tienen una visión particular sobre el futuro y encuentran en el Pinot Noir, una posible ventana para poder posicionarse en el mercado vitivinícola de manera diferenciada.
“Si bien hay una caída en general en el consumo mundial de vinos, vemos cierta demanda de vinos rosados, tintos y espumantes de Pinot Noir, por eso el plan de Schroeder de crecimiento en hectáreas de este varietal y el diseño especial de tanques abiertos que hemos desarrollado para la elaboración de este varietal”, explica Puppato. Al tiempo que agrega que Schroeder ya se encuentra elaborando vinos de más bajo alcohol, frutales y fáciles de beber acompañando, de alguna manera a la tendencia actual.
Paula Herrera, Gerente Comercial, también de Familia Schroeder, aporta una visión bastante detallada y analítica del rol que las bodegas pueden jugar dentro de un mercado que si bien tiende a achicarse, aún muestra signos de vitalidad: “Creo que hoy más que nunca hay que estar cerca de toda la cadena de distribución involucrada, importadores, distribuidores, agentes comerciales y sobre todo del consumidor. La competencia es muy grande y hoy el consumidor tiene muchas opciones espectaculares para experimentar. Reforzar la comunicación es un factor clave al momento de transmitir lo que hacemos y cómo lo hacemos”, explica.
Presentes en el mercado interno y el externo
Ambas bodegas, exportan sus vinos a varios puntos del mundo, y son optimistas con el mercado interno: “venimos experimentando a la fecha una mejora en la interacción con los mercados externos y esto nos da buenos augurios considerando que hoy tenemos una economía que acompaña con un dólar más “sincero”. Actualmente estamos alrededor de un 30% del volumen total producido en exportación, llegando a más de 27 países y con un plan de incrementarlo y un 70% de ventas en mercado interno, nuestros vinos realmente tienen mucho éxito en el mercado local. Esperamos este 2024 poder equiparar algo más la balanza entre ambos mercados” detalló.
También Bodega del Fin del Mundo, lleva sus vinos a otros destinos, presente en 32 países, tales como Brasil, Uruguay, México, Alemania, Estados Unidos, Dinamarca, Francia, España e Italia, entre otros, pero sin perder de vista el hecho de “dar a conocer los vinos de la Patagonia dentro del mercado interno. Creo que esa es nuestra gran ventaja y donde nos centramos para hacerle frente a la competitividad del mercado y también a la caída del consumo del vino”, explica Del Aguila Eurnekian.
La titular de Bodegas del Fin del Mundo, concluye con una mirada optimista hacia el futuro, “existe un cambio en las formas de consumo, actualmente, se buscan vinos más equilibrados, más livianos, con menos alcohol. Nosotros, al estar en la Patagonia y naturalmente tener vinos con esas características, también tenemos una gran ventaja. Hacer vinos acá, es aportar un elevado grado de diferenciación a los vinos argentinos y veo un futuro espectacular para la región: el carácter de los vinos patagónicos, como su frescura natural, su equilibrio y menor concentración, son lo que el mundo está buscando, vinos frescos, expresivos y elegantes, siempre con un profundo respeto y amor por el lugar donde nos encontramos”.