Un informe de la Organización Internacional de la Viña y el Vino ratificó los datos récord que se manifestaron durante el año pasado, pero la actualidad hace prever un 2022 menos productivo. Los datos y los motivos.
El año pasado fue el de la recuperación parcial del consumo mundial de vino tras la crisis sanitaria de 2020 debido a la pandemia y el auge del mercado del comercio internacional que batió récords.
Sin embargo, para este 2022 el escenario se presenta incierto, debido a la crisis de la balanza comercial y del suministro mundial debido a la guerra en Ucrania y los aumentos en el precio de la energía. También se especula con nuevos inconvenientes aparejados a la pandemia en algunas zonas, como China.
Así lo determinó un informe de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), el ente que nuclea toda la producción mundial. Los datos fueron mostrados mediante una conferencia web desde la sede de la OIV en París, a cargo del director general Pau Roca.
Un muy buen 2021
En 2021, el comercio marcó un registro histórico más allá de lo esperado tanto en volumen como en valor. Se estima que se vendieron y compraron unos 11.160 millones de litros, el mayor volumen exportado jamás en la historia. Esto quiere decir que las exportaciones aumentaron un 4% respecto a 2020 y se impulsaron aún más en términos de valor, con 34.300 millones de euros, registrando un incremento anual del 16%.
Este dato va en sintonía con lo que sucedió en Argentina según lo reportado por Instituto Nacional de la Vitivinicultura.
En cuanto al consumo mundial de vino durante el 2021, se estima en unos 236 millones de hectolitros, lo que supone un aumento de 2 millones de hectolitros (+0,7%) en comparación con el volumen de 2020.
Expectativas pausadas
La inesperada guerra en Ucrania podría complicar la producción para este año, datos que no se van a conocer hasta el año que viene y con mucho aún por resolverse, como la cosecha en el hemisferio norte.
Según el informe de la OIV, concretamente, los conflictos ralentizan la cadena de suministros a nivel global. Además, ejerce presión sobre la -ya presionada- industria de la energía.
Por último, las sanciones de la Unión Europea contra Rusia también tensionan los intercambios comerciales. Por ejemplo, este país potencia es el décimo en importaciones cuando hablamos de volumen y el octavo si hablamos de euros invertidos. Representa el 2% de las exportaciones totales del mundo. Esto alarma definitivamente a las potencias de la industria como España, Italia y Francia.
Si hablamos de nuestras latitudes, el informe describió que habrá un descenso en la producción de vino para 2022 en el hemisferio sur, con la cosecha prácticamente finalizada. Puede haber una salvedad para Nueva Zelanda y Sudáfrica, pero para los sudamericanos será una cosecha menos productiva.
Este dato debe ponerse en contexto al analizar que el 2021 fue uno de los que más se produjo. Se espera un retorno hacia las producciones medias.
En conclusión, los buenos valores que el informe de la OIV identificó para el año pasado generaron expectativas de crecimiento tras un difícil 2020. Sin embargo, la coyuntura de este año puede poner en jaque a estas expectativas.