Decirle adiós a las manchas provocadas por esa bebida es más fácil de lo que crees. Te dejamos un efectivo instructivo.
Las manchas de vino siempre fueron una de las más rebeldes de quitar de las prendas de ropa. Esto es un verdadero dolor de cabeza, pero a continuación te vamos a dejar una técnica para que no tengas que deshacerte de esa prenda o tapizado.
El ingrediente clave para nuestro cometido es la leche. Sin embargo, también es importante resaltar que no todas las prendas se pueden tratar de la misma manera porque existen productos que son demasiado agresivos y pueden dañar los tejidos.
Para poner en práctica este simple truco necesitas tres ingredientes muy simples: leche, agua y bicarbonato de sodio. Esta combinación te permite dejar tus prendas como nuevas, siempre y cuando las atiendas rápido y sigas el instructivo que se detalla a continuación.
En cuanto al procedimiento, la preparación de la leche consiste en escoger una olla adecuada para calentarla y verter aproximadamente 200 mililitros en ella. Una vez que la leche comienza a hervir, debes reducir el fuego para mantenerla caliente pero evitando que hierva en exceso. Después de hervir, debes dejar enfriar durante unos minutos para alcanzar una temperatura adecuada para su uso sin riesgo de quemaduras.
“Mientras la leche se enfría, se identifica la prenda manchada con vino. Con cuidado, se sumerge la parte manchada en la leche caliente y se deja reposar durante unos minutos. La temperatura y las propiedades de la leche pueden ayudar a aflojar la mancha y facilitar su eliminación”, explican los expertos.
Mientras la prenda está en remojo en la leche, se prepara una solución de agua y amoníaco en un recipiente limpio. Después de unos minutos, la prenda se retira con cuidado y se aplica la mezcla de agua y amoníaco sobre la mancha de vino restante. Se frota suavemente la mancha con la mezcla para ayudar a eliminarla por completo.
Una vez que la mancha ha desaparecido o se ha reducido significativamente, se enjuaga bien la prenda con agua limpia para eliminar cualquier residuo de amoníaco. Finalmente, se lava la misma según las instrucciones de cuidado de la tela y se deja secar al aire o según las recomendaciones específicas.