Muchos disfrutan de abrir una botella de vino para acompañar un buen momento. Y si bien pueden conocer la teoría de lo que sucede en la finca y la bodega para que ese producto llegue a sus copas o vasos, no es lo mismo vivenciar el proceso. Bodega Antigal ofrece a los mendocinos y turistas la posibilidad de cosechar y llevar la uva a la bodega con sus propias manos.
La propuesta es una cosecha nocturna, ideal para estos días de intenso calor, pero también importante para el proceso de vinificación, ya que la materia prima tiene que enfriarse un poco antes de empezar la fermentación. La primera experiencia se desarrollará este jueves y viernes -los días previos a la Fiesta Nacional de la Vendimia-, y promete ser una actividad fija en el calendario vendimial de ahora en adelante.
El horario permite recibir una primera copa de vino mientras se observa el sol escondiéndose en la montaña. Pero ese recibimiento no debe engañar al visitante: ha venido para trabajar y ensuciarse las manos (el que así elija hacerlo). Después de unos minutos de calma, con la bebida, frente a los viñedos y la bodega que data de 1897, se explica cómo será la tarea.
Imagen de WhatsApp 2025-02-28 a las 12.34.53_9d3ce5b2.jpg
Santiago Ribisich, CEO de Bodega Antigal, y Paula Gonzalez, gerente de Enología, dan la bienvenida a los participantes de la experiencia
¿Quién no ha visto fotos de los cosechadores con los tachos al hombro, cargados de uvas? Pero, por supuesto, llenar uno no es una tarea tan sencilla como parece. Así que después de recibir un delantal y un par de tijeras, los participantes de la experiencia -ahora concursantes, porque hay un premio que aguarda a los que logren hacerlo mejor- tienen que adentrarse en las hileras, iluminadas con reflectores.
Aquí se produce un choque con la realidad: encontrar los racimos entre las hojas apretadas es un desafío, cortarlos sin que quede material vegetal uno adicional y la velocidad con la que se anticipaba se iba a llenar el tacho no es tal. Pero nada de esto opaca la diversión de participar, en grupo, de una labor tan ancestral en suelo mendocino.
Y Beto, quien lleva 30 años en la finca y plantó esos mismos viñedos dos décadas atrás, lejos de “horrorizarse” por la impericia, se muestra feliz de poder compartir con novatos y hacer la ceremonia de entrega de la ficha (por el tacho, a duras penas lleno a la mitad después de 10 minutos).
Imagen de WhatsApp 2025-02-28 a las 12.34.55_278cd5b7.jpg
En plena tarea de encontrar los racimos y cortarlos. Llenar el tacho no es tarea sencilla para los novatos
Pero el trabajo no termina ahí. Luego de discutir un rato con Beto sobre su decisión de quién se lleva el premio -al menos, eso sucedió en la experiencia para comunicadores-, hay que pasar a la bodega y ver qué resultó de esa cosecha. Las uvas son colocadas en una bandeja metálica y queda retirar las hojas que se colaron y los escobajos (“palitos” grandes). Una vez más, ensuciándose las manos con ese jugo de uva que se transformará en vino.
Luego de degustar dos varietales, en este caso, un malbec y un chardonnay cosecha 2025 -que aún se están fermentando, pero ya muestran algunas características distintivas-, se vuelve al jardín para compartir una picada con fiambres, quesos, dulces y conservas que elabora el equipo del restaurant de la bodega, aceitunas de Maipú y panificados.
Y después llega el turno de sentarse en torno a un largo mesón, frente a los viñedos, para disfrutar del típico asado postcosecha, aunque con un toque diferente. Lucian Ricco, chef ejecutivo, explica que se ofrece una degustación de chorizo, morcilla, punta de espalda, marucha y bife de chorizo, acompañados por ensaladas de estación. Y de postre, budín de pan con helado de dulce de leche y nueces de Tupungato.
Para maridar, vino Malbec, por ser el más identitario de Mendoza, con una degustación vertical: uno de 2019, otro de 2020, uno más de cosecha 2021, un cuarto 2023 y, para cerrar, uno orgánico.
Ricco explica que la propuesta apunta a brindar la experiencia completa de la vendimia, incluido el típico asado de cierre, de la mano de la gastronomía mendocina y los vinos de la bodega.
IMG_9778[1].jpg
Después de la "ardua" tarea, llega el momento de disfrutar de la gastronomía y los vinos de la bodega
Gastón Ré, jefe de Experiencias para el Visitante de Antigal, detalló que, además de las visitas y degustaciones, tienen un restaurante que ofrece la posibilidad de almorzar de lunes a lunes y de cenar los viernes y sábados. Pero decidieron incorporar actividades diversas para mendocinos y turistas.
“Esto de la cosecha nocturna fue como una excusa para atraer a otro tipo de público”, indicó. También representa una oportunidad de mostrar la bodega en un horario diferente a los tradicionales de la mañana o la tarde, y de hacer partícipes a los visitantes de una tarea que es muy común que se realice de noche, por la temperatura de las uvas.
Para este jueves y viernes ya tienen vendidos más de la mitad de los lugares (la idea es que los grupos sean, como máximo, de 50 personas) y Ré comenta que las agencias de turismo les pedían que ofrecieran a los turistas la posibilidad de cosechar, en particular porque la bodega se encuentra en Maipú, a 15 minutos del centro. La actividad completa tiene un precio de $125 mil por persona, pero los mendocinos acceden a un descuento del 20%.
De todos modos, si bien la propuesta incluye la cosecha, resalta que quienes no quieran o no puedan caminar entre las hileras y agacharse para sacar los racimos, pueden mirar, divertirse y ser parte del resto de la vivencia. Añadió que la bodega es accesible para personas que tengan dificultades en la movilidad. “Nos adaptamos a todas las personas que quieran venir”, señaló.
Ré adelantó que el 12 de marzo van a estar incursionando en otra nueva propuesta (para Antigal): el ciclo de cine en bodegas “Vino el cine”. Esta experiencia se desarrolla desde 2011, al atardecer, con pantallas montadas al aire libre, entre los viñedos. Y, por supuesto, no faltan los buenos vinos y alguna degustación para asegurar un buen momento.