Te invitamos a recorrer los valles calchaquíes, la región salteña donde los vinos de altura logran su máxima expresión. El secreto radica en su ubicación, que permite desarrollar una vitivinicultura a una altura sobre el nivel del mar que modera la temperatura.
En el siglo XVIII los jesuitas plantaron las primeras vides y desde ese entonces los valles vienen acumulando viñedos, bodegas y vinos de altísima calidad. El circuito de bodegas de altura se encuentra ubicado en los departamentos de Molinos, Cafayate, San Carlos, Angastaco y Cachi.
En los Valles Calchaquíes, con un clima árido, seco y templado, se encuentran los viñedos de mayor altura, que van desde los 1750 m.s.n.m en Cafayate hasta los 2700 y 3015 m.s.n.m en Molinos y Payogasta. Allí los suelos son arenosos, con buen contenido de potasio proveniente de la roca madre y escaso contenido de fósforo y nitrógeno, con muy buena permeabilidad que evita la acumulación de agua.
Por estas características de clima y suelo, sumadas a la edad de los viñedos, los vinos de altura salteños concentran más aromas y colores que en otras regiones vitivinícolas.
Con renombre internacional y numerosos premios, los vinos salteños participan actualmente en los segmentos medio/alto premium y super premium en los principales mercados.
Las variedades
En esta zona la variedad más emblemática es el Torrontés, cepaje blanco distintivo de los vinos argentinos, siendo este país el único productor.
También se cultivan diversas variedades como Cabernet Sauvignon y Malbec, tintos de gran estructura, color intenso, taninos amables en el paladar y buen potencial de guarda.
Un lugar lleno de encanto
Ubicado a 37 km de Salta Capital -a 2,020 msnm- Molinos fue fundado en el siglo XVII en la confluencia de los ríos Humanao y Luracatao, que forman el molino de los Valles Calchaquíes. El pueblo está rodeado de cerros de colores y lo atraviesa el río Calchaquí, un excelente balneario natural en verano. Esta población serrana tiene su origen en la encomienda que fuera entregada por aquellos años a Diego Diez Gómez.
En esta región los artesanos nunca abandonaron su tradición de teleros, manteniendo las destrezas técnicas y el encanto en sus diseños.
El trazado de sus calles es es irregular, con casas de adobe y tejados de tierra, con galerías y pórticos. Se destaca la iglesia parroquial, monumento histórico, construida en 1639, donde reposan los restos momificados del último gobernador realista Dn. Nicolás Severo de Isasmendi.
¿Qué hacer en Molinos?
- Visita a la reserva de vicuñas y Asociación de Artesanos San Pedro Nolasco de los Molinos.
- Cabalgatas y caminatas por los alrededores del pueblo.
- La iglesia merece una atención especial.
- Visita a las fincas de Colomé y Amaicha, conocidas por sus famosos vinos tintos.
- Acceso a la Laguna de Brealitos para caminar por sus alrededores o pescar pejerreyes, por Seclantás, a 40 kilómetros.
- Visita a las ruinas de Churcal, a 20 minutos, y a los restos del Fuerte de Tacuil, formidable defensa de los nativos contra los conquistadores.