La tendencia hacia el consumo de “vinos pequeños” puede arraigarse en la industria argentina, condicionada por la crisis de envases.
La industria vitivinícola está en permanente transformación. Uno de los ejemplos más fáciles para percibir este proceso son los envases mediante los cuales se comercializa el vino.
Históricamente, el envase más consumido es la típica botella de 750 ml, el tamaño más difundido de la industria, el que cuenta con mayor aceptación y el que posee una raíz histórica.
Sin embargo, con el correr de los años se han ido popularizando distintos formatos y algunos lograron abrirse camino en la industria y tener su “momento de fama”. Por ejemplo, la caja de Tetra brick o el botellón de 1.500 ml.
Los formatos
A las tres opciones mencionadas, podemos sumarle desde el universo de ofertas en Argentina, la lata y las botellas más pequeñas, como las de 375 ml y 187 ml.
Son casualmente éstas últimas las que están ganando una relativa aceptación en el mercado internacional. Cada vez más clientes se inclinan por esta forma de consumo y las razones pueden ser muchas.
Por un lado, estas botellas permiten a un consumidor no habitual o a quienes no les gusta tomar más que una o dos copas, destapar un vino que no requiera ser guardado hasta el próximo momento. Con el riesgo a tener pérdidas y la posibilidad de ahorrar que supone.
Se cree que la botella de 187 ml alcanza para una copa y la de 375 para dos. La dosis perfecta para los que toman vino en soledad.
Por otro lado, puede ser una oportunidad para no tomar lo que opta la mayoría en los restaurantes. Muchas personas buscan salir a comer y así como con otras bebidas, las diferencias de gustos pueden ser amplias. Estos formatos permiten la posibilidad de que cada quien elija su vino favorito.
La tendencia a achicar
Un reciente estudio del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) comparó las ventas en el mercado interno del vino en agosto, en relación al mismo mes del año 2020.
Este informe describió que el segmento que más creció en las ventas fue el de las latas y las novedosas formas de comercializar. El que más bajó en ventas fue el botellón de 1.500 ml. También cayó el formato Tetra, la botella de 750 ml, el bag in box (caja con pico vertedor) y la damajuana.
Sin embargo, la crisis del sector en Argentina requiere de un análisis que incluya otros factores, entre ellos, la dificultad para acceder al mercado de botellas. Sin embargo, como en toda crisis, nace una oportunidad. ¿Será el momento de fama de las botellitas?. La frase “tomarse un vinito” puede adquirir una nueva connotación.