Se trata del mejor resultado de la década. Los fraccionados superaron la barrera de los 815 millones de dólares. Un motivo para celebrar. Suba de reintegros y alta demanda de malbec, las claves.
Se habla de récord histórico y lo cierto es que las exportaciones de vinos fraccionados no mostraban un escenario tan prometedor desde por lo menos 2012, uno de los años ícono en cuanto a desarrollo y exportaciones en el sector.
Datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura grafican el cierre de año de la industria: mientras que en 2012 se exportaron en valor U$S 786 millones, este año, con datos de diciembre provisorios, esa cifra asciende a U$S 815 millones y allí aparece la cota máxima registrada para la década. Es que Argentina lleva años promediando los 700 millones y sin grandes cambios.
A esto se suma la mejora en los precios promedio: vendemos más pero más caro, una clara señal del agregado de valor de la cadena. Así, el precio promedio en 2020 fue para los fraccionados de U$S 3,49 el litro, mientras que en 2021 se logró alcanzar U$S 3,70 el litro, un aumento del 6%. Pero si analizamos el precio del granel, pasó de U$S 0,44 a 0,64 el litro lo que implica una suba del 45% en valor promedio del commoditie.
Martín Hinojosa, presidente del INV, sostiene: “Las cifras provisorias de diciembre estarían confirmando la tendencia para 2021 con importantes crecimientos. Los datos acumulados para los 12 meses de este año versus el anterior indican un fuerte crecimiento en dólares de las exportaciones argentinas.
“Los vinos fraccionados -continúa- han sido la locomotora del crecimiento en volumen y valor, durante este 2021 batiendo el récord histórico de exportaciones en dólares que Argentina había logrado en 2012 con U$S 786 millones pasando a más de U$S 815 millones para el presente período”.
Para Hinojosa, las razones de este resultado son multicausales pero destaca la interacción entre lo público y lo privado. “Sin duda el esfuerzo del sector privado, corporaciones y cámaras sumado a las medidas del Gobierno nacional, reduciendo retenciones a pymes y duplicando reintegros a las exportaciones de vinos y mostos totales, han tenido efectos positivos en 2021″.
Es claro que a pesar de las quejas por los problemas “clásicos” de logística en Argentina a los que se sumaron las complicaciones de un mundo en pandemia con falta de contenedores, de espacio en los buques y de botellas, los números muestran que la industria se sobrepuso.
“Además se ha logrado una importante recuperación de los precios promedio por litro en ambas categorías pero en graneles la recuperación fue muy marcada 45% ya que se exportaron menos litros de vinos de bajo precio”, explica Hinojosa.
En cuanto a los resultados por mercado, los datos del INV siguen colocando a Estados Unidos y el malbec como los claros líderes de esta industria, seguidos por Reino Unido, Brasil, Paraguay, Canadá, México, Países Bajos, China y Rusia, lideran el ranking de países de destino.
El análisis del INV deja una “perlita” entre los destinos, algo para prestar atención a su evolución durante 2022: China, Brasil, México y Canadá. Es que estos destinos han tenido crecimientos superiores al 50% versus 2020.
Referentes del sector aseguran que mejorando los aranceles en estos destinos podrían lograrse aún mejores resultados en la industria local.
Los desafíos de 2022
Para los exportadores, la situación es auspiciosa pero hay que mantener la cautela.
“Este resultado se puede atribuir tanto a los efectos que ha tenido la pandemia en el consumo de vino en mercados clave para Argentina, traccionado por el retail donde tenemos mejor presencia, como así también a un “momentum” que tiene el vino argentino -el malbec especialmente- en estos mismos mercados. Ha ayudado sin duda la competitividad cambiaria y la duplicación de los reintegros de exportación que permitieron mayor inversión de las bodegas”, señala Francisco Do#Pico, vicepresidente de Bodegas de Argentina.
Pero advierte: “Argentina fue el país que más creció en exportaciones entre las naciones del Nuevo Mundo. No obstante, el viejo Mundo (Italia, Francia, y España) creció fuertemente. En varios casos doblando a Argentina en su tasa de crecimiento de valor y volumen. El 2022 plantea muchos desafíos: complicaciones logísticas, faltantes de botellas, y un atraso cambiario creciente”.
Para Eduardo Sancho, presidente de Fecovita, este resultado no es casual. “Se trata de una construcción que se está hace haciendo desde hace tiempo en los mercados, que han hecho las empresas. Las bodegas han trabajado en imponer marcas y respetarlas y con ello construir este éxito”.
Sancho destacó que se puede, en el corto plazo, lograr mejores resultados a los registrados en 2021 si se mejoran los aranceles. “Por supuesto, que existen factores como el tema de los aranceles que hay que solucionar, porque podemos crecer mucho más. Ésta es una meta importante pero no es la final. Lo importante es que, cuando hay condiciones, la vitivinicultura argentina es competitiva”.
En este sentido, Do Pico, agregó: “Es clave por ello avanzar en la quita de retenciones -todavía hay decenas de bodegas que las pagan al 4,5%-, potenciar la marca argentina con más inversión y trabajar en la baja de aranceles en México, China, Japón, Corea, Reino Unido y la UE. La industria del vino es muy competitiva. Cualquier shock macro o intrasectorial (cosecha, botellas) puede ser sumamente sensible para nuestras exportaciones. Es un año para celebrar pero hay que ser cautos”.
Superando la barrera de U$S 1.000 millones
En total las exportaciones vitivinícolas han logrado superar los 1.000 millones de dólares.
“Si sumamos a los fraccionados y graneles, las exportaciones de mosto concentrado, en 2021 sumaría más de 1.010 millones de dólares en el total de la industria, sin incluir aún pasas y uva en fresco”, advierte Hinojosa.
Para el funcionario nacional es necesario seguir trabajando en nuevos productos con menor graduación alcohólica; nuevos envases, orgánicos. “Hay que trabajar en acercar a los vinos a los jóvenes, pero es fundamental tener en cuenta toda la cadena para que a todos les vaya bien”.