La industria compra barricas de roble para usarlas por un tiempo. Luego las ofrecen, consolidando una increíble oportunidad para los comerciantes minoristas.
Un elemento importante en la industria vitivinícola son las barricas de roble. Allí los vinos permanecen en guarda para adquirir estabilidad. También permiten la microoxigenación y otorgan una serie de matices como el sabor tostado.
Sobre el uso de la madera en esta bebida no vamos a profundizar más allá de conocer que es un elemento muy requerido por la industria, que invierte todos los años en renovarlas.
Si bien hay otras modalidades de guarda y hasta otras dimensiones de barricas, la que más se usa es la de 225 litros. También hay de 300, 400, 500 y hasta 650 litros.
También hay diferentes tipos de barricas en cuanto a la madera de roble. Se pueden observar dos grandes tipos: el roble americano y el roble francés. Hay otras opciones de menor utilización cómo el roble español y rumano.
¿Cuánto duran?
Teniendo en cuenta los diferentes usos que pueden tener, las barricas duran en promedio 10 años. Si la bodega pretende utilizarlas exclusivamente para la eliminación de sedimentos, pueden durar más de 30 años.
Sin embargo, el fin más común es el de la guarda para vinos finos. En este caso, la recomendación es que la barrica solo sea usada una sola vez. Después, la misma barrica puede guardar vinos de menor calidad o aquellos que no requieran mucha exposición a la madera.
Esta utilización extiende su vida útil a no más de 8 a 10 años. Pueden ser usadas como mucho unas 4 veces. Sin embargo, a la tercera la madera ya no provee de todas sus características.
¿Qué se hace cuando ya no sirven?
Cuando el ciclo de vida de estas barricas concluye, la empresa está en condiciones de deshacerse de ellas. Sin embargo, advirtiendo el elevado precio de inversión, empezaron a entender a las barricas como un activo comercializable.
Este proceso lógicamente atrajo el interés de los consumidores minoristas, atraidos por estos productos y por la importancia de encontrar una solución medioambiental a través del reciclado. La venta se popularizó entre los coleccionistas y en las plataformas de ventas online.
Por ejemplo, una persona puede adquirirlas en una de estas plataformas -la más conocida del país-. Se ofrecen barricas de roble usadas por entre 6.000 y 10.000 pesos. Hay coleccionistas que obtienen un mejor precio por la compra en cantidad.
Esta “segunda oportunidad” para las barricas es un comercio que sigue ganando adeptos. Con creatividad, se utilizan las estructuras para un sinfín de productos manufacturados. También es una salida laboral para emprendedores y comerciantes. Se brinda, también, por el reciclado
