Los puntos Parker son una métrica de referencia mundial creada por el crítico estadounidense Robert Parker para evaluar la calidad de los vinos. Esta escala, que va de 50 a 100 puntos, se ha convertido en uno de los sistemas más influyentes para medir la excelencia en la viticultura global. Los vinos que alcanzan 100 puntos son considerados verdaderas obras maestras, mientras que aquellos que superan los 90 puntos se destacan por su calidad excepcional.
En el reciente informe de Wine Advocate, varios vinos argentinos se ubicaron en la cima del ranking, reafirmando el prestigio de Mendoza como una de las regiones vitivinícolas más destacadas del mundo. Entre los más aclamados se encuentra el As Bravas Malbec 2018 de Alejandro Vigil, elaborado en los suelos extremos de El Cepillo, que logró el puntaje perfecto de 100 puntos.
Enología y enólogo vino bodegas
Los Andes
Por su parte, Sebastián Zuccardi obtuvo también 100 puntos para su Finca Piedra Infinita Gravascal 2021, un Malbec que proviene de un viñedo de apenas 0,73 hectáreas en Altamira, con suelos pedregosos únicos que aportan una mineralidad distintiva. Finalmente, David Bonomi y Edgardo Del Pópolo recibieron 98 puntos por su vino Per Se La Craie 2021, que refleja el carácter extremo de los viñedos de Gualtallary, a 1.500 metros de altitud, donde las condiciones climáticas desafiantes y los suelos calcáreos dan lugar a vinos intensos y complejos.
El impacto de un puntaje perfecto: significado para los enólogos
Para los enólogos argentinos de renombre, como Alejandro Vigil, Sebastián Zuccardi y David Bonomi, recibir puntos de Robert Parker es un logro significativo, aunque con matices.
Alejandro Vigil, quien ha conseguido múltiples 100 puntos en su carrera, destaca con entusiasmo lo que implica recibir este tipo de reconocimiento, especialmente cuando se da en una zona no tan reconocida para dentro del Valle de Uco. Para él, estos puntajes son un reconocimiento personal, pero también una oportunidad para mostrarle al mundo lo que Argentina tiene para ofrecer: "Lo bueno de esta vez, este es el número 16 de nuestros 100 puntos, es que se da en una zona totalmente distinta y nueva, lo cual abre el juego no solamente a las zonas conocidas como Gualtallary, sino en este caso El Cepillo", comenta Vigil, resaltando la visibilidad que este tipo de logros le da a la viticultura argentina.
Sebastián Zuccardi, por su parte, pone el énfasis en el reconocimiento a la región más que al productor individual. En su experiencia, los puntajes sirven como una validación de que en Mendoza se están haciendo vinos de nivel mundial, y esa percepción es tan importante como el reconocimiento a su propio trabajo. "Creo que cuando un periodista de un medio como éste viene y decide ponerle 100 puntos a un vino de la región, el primer mensaje que está diciendo es que en este lugar se pueden hacer vinos de nivel más alto mundial", señala Zuccardi, destacando que el reconocimiento es un reflejo del esfuerzo colectivo de la viticultura argentina.
Para David Bonomi, los puntajes altos traen consigo un sentimiento de orgullo, pero no definen su trabajo. "Recibir estas calificaciones tan altas de medios tan especializados e internacionales como Robert Parker, la verdad que me pone en una situación de felicidad, muy contento", dice Bonomi.
El terroir y su impacto en la calidad del vino
En la viticultura, el terreno, el clima y la ubicación de los viñedos son factores clave que determinan la calidad del vino. Cada uno de estos enólogos tiene un profundo conocimiento de su terroir, y la elección del sitio se ha vuelto importante para alcanzar los resultados de los vinos premiados.
Alejandro Vigil explica que El Cepillo, en San Carlos, es un terreno extremo con variaciones microclimáticas que desafían a los viticultores. "Es una zona muy fría, extrema, donde tenemos muchísimos problemas de heladas en primavera, pero que normalmente en estas condiciones logramos tener grandes vinos", afirma. Esta variabilidad de temperatura y exposición a las inclemencias del clima es parte de lo que le otorga carácter a los vinos de Vigil.
Viñedos vino vitivinicultura
Por su parte, Sebastián Zuccardi señala que la finca Piedra Infinita, ubicada en Altamira, se beneficia de una combinación única. "Los suelos son súper pedregosos, de piedra, de roca muy grande y con una combinación difícil de encontrar en muchos lugares del mundo. Es algo que no se encuentra en otros lugares del Valle de Uco", explica. Esta singularidad del terreno, junto con las bajas temperaturas nocturnas, contribuye a la concentración y fineza de los vinos que producen.
David Bonomi resalta la importancia de la altitud y el suelo en Gualtallary, una zona a 1.500 metros de altura en el Valle de Uco. "Creo que la combinación la altitud y el suelo, hacen que en Gualtallary, a 1.500 metros de altura, se genere una condición muy especial para producir uvas", señala. En este terreno único, la baja fructificación y la alta concentración de sabores en las uvas contribuyen a la complejidad de los vinos.
La relación entre los puntajes y las decisiones técnicas en bodega
Aunque los puntajes altos son un reconocimiento al trabajo bien hecho, para estos enólogos, la calificación de Robert Parker no determina sus decisiones técnicas en bodega. La visión es clara, los puntajes deben ser una consecuencia del trabajo de años en el viñedo y en la bodega, no el motor de las decisiones.
Alejandro Vigil es claro al respecto, mencionando que las decisiones en bodega siempre están orientadas a expresar el terroir de la mejor manera posible. "Lo más importante del puntaje en sí mismo es la visibilización de Argentina como productora de grandes vinos del mundo, donde por suerte en cada segmento logramos tener una relación precio calidad altísima", asegura.
Sebastián Zuccardi también comparte una perspectiva similar, enfatizando que los puntajes no deben ser el objetivo, sino un resultado natural de su enfoque en la viticultura. "Los puntajes son una consecuencia del trabajo que uno hace y jamás pueden ser la búsqueda ni tampoco la decisión para lo que viene", afirma.
David Bonomi coincide en que el puntaje no es lo que define la dirección técnica del viñedo. "El puntaje no define técnicamente la característica del vino, el puntaje lo que hace es confirmar que sobre todo un estado de aceptación sobre todo un trabajo que se viene haciendo previo", comenta.