Mediante esta herramienta se podrá acceder a datos de todas las fases vitivinícolas al alcance de un dispositivo y de manera segura.
Los expertos en vitivinicultura vienen advirtiendo que el motor del desarrollo del sector es la tecnología digital. Esta revolución está moviendo a todas las industrias en general y es transversal al desarrollo económico. Los vinos no son una excepción.
En un primer momento, algunas firmas impulsaron tecnologías que permitían la compra de un vino a través de criptomonedas o simplemente la consulta sobre disponibilidad, al alcance de un smartphone. Sin embargo, un proyecto demostró que se puede llevar esta tecnología a otro nivel.
La tecnología mencionada es blockchain, un sistema de procesamiento de datos seguro que utilizan diversos software para llevar a cabo un registro de las operaciones digitales, y a su vez permite a acopiar información y distribuirla custodiando los datos de los usuarios.
Esa tecnología está aplicando la compañía europea Compellio en colaboración con Ampelooeniki para desarrollar un software que permite la protección de datos de gestión de las bodegas, desde lo más superficial como el precio y la disponibilidad de un vino, hasta sus procesos de elaboración, los mecanismos de cultivo de los viñedos y las certificaciones con la que cuenta.
Esto le permitiría a la bodega administrar digitalmente la totalidad de los procesos que intervienen en el producto, así como también los datos recopilados en la interacción con el cliente (Big Data), todo esto sin poner en riesgo los datos tanto de la bodega como de los consumidores.
Además, por su eficiente trazabilidad, los gestores podrán administrar y recuperar archivos antiguos, como balances contables o certificaciones, para hacer aún más efectivo el proceso. Siempre confidencial y seguro.
Esta tecnología funcionará como un sello digital que presupone una garantía de confidencialidad y eficacia en la administración de los procesos a través de una herramienta que cada vez facilita más herramientas. La digitalización golpea la puerta de las industrias y a la vitivinicultura le toca atender la demanda.
