Hacen vinos artesanales en el garaje de su casa y son furor en Mendoza y San Juan

Hacen vinos artesanales en el garaje de su casa y son furor en Mendoza y San Juan
La pareja elabora sus vinos en medio de la ciudad, en el garaje de su casa. - Gentileza

La mendocina Juliana Rauek y su esposo Felipe Azcona impulsaron esta inusual manera de producir y son unos verdaderos garajistas millennials.

En el garaje de su casa de barrio, la mendocina Juliana Rauek y su esposo sanjuanino Felipe Azcona comenzaron a elaborar vinos. Con una novedosa forma de producir de manera artesanal, se han convertido en furor en Mendoza y San Juan.

Su historia comenzó en la Facultad de Ciencias Agrarias de UNCuyo, donde además del amor, nació el proyecto enológico. El matrimonio comparte la misma pasión por la vitivinicultura, por lo que a la hora emprender se complementaron y formaron un buen equipo de trabajo.

Actualmente viven en San Juan, con sus dos hijos: Josefina (2) e Iker (1 mes y medio) y allí montaron su bodega de garaje donde producen sus vinos artesanales. “Seríamos unos garajistas muy millennials, porque en lugar de elaborar en el campo o en la finca, lo hacemos en la ciudad”, contó Juliana a Vía Mendoza.

"Mi esposo es muy emprendedor y entre los dos decidimos hacer nuestro propio vino. Compramos en el Valle de Pedernal, que es como el Valle de Uco de San Juan, donde conseguimos uva de buena calidad y emprendimos de a poco, con poca elaboración ", relató la mendocina.

El emprendimiento fue creciendo año a año. Los dos tienen otros trabajos fuera de la elaboración de vinos, pero no dejan de lado su producción. “Es un proyecto chico y todo lo que ganamos con el vino lo reinvertimos”, comentó.

Elefante, un vino que nació del amor

El lanzamiento del primer vino lo hicieron en 2016, en su casamiento. Los jóvenes ingenieros pusieron una botella en cada mesa de la fiesta y deleitaron a sus invitados con un malbec, que ya tenía su etiqueta y diseño listo. Así nació Elefante Wines, un proyecto que crece junto al amor de sus creadores.

“El primer vino que hicimos lo teníamos en un tanque, pero no sabíamos qué hacer. Finalmente decidimos ponerlo en una barrica y meterlo en una de las habitaciones de la casa”, explicó la maipucina.

“Hay una frase muy conocida en inglés que dice ‘there’s an elephant in the room’ (‘Hay un elefante en la habitación’) que se usa cuando hay un tema que está latente y nadie habla de eso, algo que nos pasaba. Hicimos esa analogía, que era nuestro elefante que estaba en una habitación”, confesó la emprendedora.

“Finalmente decidimos fraccionar, ponerlo en botellas y fue el vino que presentamos en nuestro casamiento en 2016”, contó Juliana. Y agregó: “La idea es que al descorchar nuestro vino se puedan hablar todos los temas tabú que existen en todas las mesas. Eso que todos ven y nadie lo quiere mencionar, sería como si hubiera un elefante en la habitación: todos lo verían, por más que no hablen de él”, explicó sobre el por qué del nombre.

El Elefante (in the room) Malbec Pedernal es el primer vino de los elaboradores artesanales. El que describen con un excelente color, profundo y oscuro. En nariz se presenta con aromas a frutillas, moras, café, moka y regaliz. En boca se lo percibe con buena acidez y volumen, con taninos equilibrados y retrogusto prolongado.

Del garaje a la mesa

El término garaje se acuñó en Francia en la década del ’80 y principios de los 90′, cuando los dueños de fincas empezaron a separar pequeñas partidas de uva con el fin de hacer su propio vino, para tomar en familia o con amigos.

Los garajistas son vinicultores innovadores que producen vino de forma artesanal en el garaje, con máquinas chicas y generalmente hacen todo manual.

Vivimos en una casa de barrio, en una zona similar a Godoy Cruz y elaboramos en el garaje de casa”, explicó Juliana.

El matrimonio tiene en su garaje siete tanques de acero inoxidable para fermentar y conservar vinos, una sala de barricas para la crianza del vino y toda la maquinaria necesaria para la fermentación y estabilización del vino.

El vino de garaje es innovador, en San Juan no es muy común, somos unos de los pioneros. En Mendoza hay más proyectos chicos que lo hacen, se está poniendo de moda”.

Acerca de por qué cree que su vino es furor entre quienes ya los conocen, Rauek expresó: “El consumidor elige nuestro vino porque desde que empezamos a vender lo ofrecemos a una buena relación precio- calidad. Siempre hemos tratado de mantener un precio competitivo”.

Y añadió: “La otra razón es que ven que es un producto artesanal, hecho en casa, familiar y que hablan con nosotros para pedirnos y somos quienes se los llevamos. Entonces creo que lo ven como un producto genuino y palpable. Eso es lo que creo que les gusta, que ven la mano de obra y el amor que le ponemos”.

Actualmente producen 12 mil botellas por año y apuestan a aumentar la producción. “Siempre lo largamos para esta época, y en enero- febrero ya no nos queda. También hay toda una expectativa en relación a cuándo vamos a volver a tener”, confesó la profesional.

“Con el tiempo fuimos sumando otras líneas, como el Elefante Blanco. Fue nuestro desafío elaborar un blanco, porque en las bodegas chicas es difícil. Tenés que tener cuidado con las oxidaciones y tener una maquinaria específica”, comentó la agrónoma.

Y su próximo desafío será elaborar un Pinot Noir que se suma al El Elefante (in the room), Elephant Gun y al Elefante Blanco.

Estos vino en Mendoza se pueden conseguir en Mr. Vulpini de la calle España, a media cuadra de Plaza España (entre Colón y San Lorenzo). Además, hacen envíos a todo el país.

Este texto fue publicado originalmente por Vía Mendoza. Se reproduce aquí con la autorización correspondiente.

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