La directora de producción de Bodega Alta Vista charló con Los Andes luego de recibir el reconocimiento por parte del crítico inglés Tim Atkin.
Tim Atkin dio a conocer en los últimos días su “Argentina Special Report 2021”, uno de los más esperados dentro de la industria vitivinícola de nuestro país. Este año, además de otorgar por primera vez 100 puntos a un vino de Argentina, el Uni Del Bonnesant 2019 de Bodega Per Se, después de muchos años una mujer se llevó el reconocimiento como la viticultora del año. La elegida fue Pamela Alfonso, directora de producción de Bodega Alta Vista.
Además del reconocimiento personal para Alfonso, la bodega colocó a Atemporal Grand Elevage, un vino que todavía no sale al mercado, como el descubrimiento del año entre los vinos espumosos.
Con la emoción aún a flor de piel, la flamante mejor viticultora de Argentina se tomó algunos minutos para charlar con Los Andes acerca de la importancia del reconocimiento, su experiencia dentro de la bodega en la que ya lleva 11 años y el desafío de superar este logro.
- ¿Cómo te enteraste de que habías sido elegida como la viticultora del año?
- Recién estoy como cayendo. Yo venía del Valle de Uco y me había conectado a la transmisión desde el celu, pero cada tanto se cortaba. Escuché toda la primera parte, pero después pasó un largo tiempo sin conectarse. En un momento tuve que parar a sacar unas fotos y una amiga no me paraba de llamar, pero yo le cortaba. Cuando terminé con las fotos la llamé y ella fue la que me avisó. Yo pensé al principio que era broma, así que me explicó bien y me volví a conectar al live. Digamos que oficialmente no lo escuché, pero creo que fue mejor porque no sé qué hubiese pasado con tanta emoción. Después de que me enteré ya no pude hacer más nada.
- ¿Cómo tomaste las palabras que dedicó Tim Atkin a tu trabajo?
- Me impactó mucho lo que dijo, agradezco enormemente lo que dijo Tim y el reconocimiento. La primera sensación fue de puro orgullo, pero también surgió la pregunta “¿Me lo mereceré?”. Si bien los reconocimientos son muy lindos, una trabaja por gusto. Yo me levanto todos los días porque me encanta mi trabajo. Hay una cuestión tan pasional en esto que se generan esas dudas. No lo hago por el reconocimiento, sino porque me gusta y es un trabajo sumamente gratificante. Haber llegado a este reconocimiento y esas palabras que me emocionaron hacen que todavía no lo dimensione.
- ¿Cómo ha sido el camino y tu evolución profesional hasta hoy?
- En Alta Vista ingresé en el 2010. Yo egresé de la Facultad de Ciencias Agrarias en el 2005 y trabajé en algunos proyectos más frutícolas con un poco de vitivinicultura, después pasé a un proyecto vitivinícola y después llegué a la bodega.
Hemos trabajado mucho en estos 11 años. Cuando arranqué solamente era la responsable de los viñedos y fui creciendo dentro de la empresa en un marco donde me he podido desarrollar. Así pasé a la gerencia de viñedos y ahora a la gerencia de producción. En ese camino he podido ir incorporando diferentes responsabilidades respecto al proceso. Hoy tenemos un equipo con Adrián Meyer y Didier Debono en el que trabajamos en conjunto desde el viñedo y la enología, eso también ha hecho no solo a mi evolución personal, sino también a la de Alta Vista en sí.
- ¿Cuándo te recibiste en 2005 imaginabas que ibas a ser la viticultora del año?
- Ni por asomo -risas-. Uno sale de la facultad con mucha información y después se da cuenta de que la formación es muy buena, pero no hay experiencia. Como dice Serrat, vamos haciendo camino al andar. Uno va trabajando por los objetivos y por ser mejor, pero no lo hacemos pensando en que la aspiración es un reconocimiento de este tipo. Cuando eso llega, el orgullo es enorme y vale por dos, porque no lo esperaba y porque se reconoce el trabajo que venimos haciendo.
- ¿Cómo se sigue después de este reconocimiento?
- Lo tomo como un gran reconocimiento al trabajo realizado hasta ahora. Trabajamos para dar lo mejor cada día, para lograr la excelencia. Ahora queda trabajar dando el máximo y haciendo las cosas lo mejor que podamos hacerlo. Porque siempre hay cosas por mejorar y siempre estamos viendo cosas nuevas por hacer y uno mismo va corriendo el techo permanentemente. Mañana salimos a trabajar con las mismas ganas. Y si viene otro reconocimiento será fantástico, pero eso no va a cambiar la idea de salir a dar todo en la cancha.