El momento del descorche es la ceremonia más pintoresca. Cuáles son las distintas herramientas para llevarlo a cabo, en qué consisten y cuáles son las más usadas.
Llegó el fin de semana y vamos a descorchar. Y cuando decimos descorchar, nos referimos precisamente a quitar el corcho, más allá de que cada vez hay más vinos con tapas de aluminio a rosca o otro tipo de cierre.
Sin embargo, aún sabiendo que el tipo de cierre no determina la calidad del vino, debemos reconocer que el descorche es la ceremonia más pintoresca. El procedimiento puede ser una tarea muy sencilla o complicada, dependiendo del tipo de vino y la herramienta que tenemos para hacerlo.
En este sentido, vale decir que hay varios modelos de sacacorchos en función de la época de surgimiento y la particularidad del vino. Vamos a ver un recorrido histórico por los tipos que existen, explicar cuáles son y en qué ocasiones se utiliza cada uno.
Forma de T: el primero
Este tipo de sacacorchos fue el primero en ser inventado allá por el siglo XVII de la mano de Samuel Henshall, quien lo patentó. El sacacorchos en forma de T aún persiste en el tiempo. Consiste en girar un espiral de metal agarrando una superficie fija, generalmente de madera, para luego extraerlo tirando hacia arriba. Fue tal la mecánica de su éxito que la mayoría de los diseños posteriores girarían en torno a él. Lo malo es que el impulso en la extracción salpicaba vino. Aún lo hace y es uno de los motivos por el que está en desuso.
Sacacorchos de alas
Los sacacorchos siguieron evolucionando hasta que en 1930, Dominick Rosati patentó el sacacorchos de alas, uno que hasta la actualidad sigue en uso. Utiliza el mismo formato de espiral pero requiere menos fuerza para extraer el corcho. En cambio, empujando las alas se logra quitarlo de una manera más sencilla con una sujeción del pico de la botella. El sistema es quizás más aparatoso.
Sacacorchos de dos tiempos
El sacacorchos más común y extendido en Argentina y el mundo. Tiene un sistema de rosca común pero que utiliza dos tipos de palancas integradas que se ajustan al cuello de botella para fijar la extracción y evitar salpicar. Luego llegaron los modelos plegables de este formato lo que lo consolidó en la mejor forma de destapar, y las más sencilla de transportar.
Sacacorchos de láminas
A pesar de que parece el mejor, el sacacorchos de dos tiempos no se recomienda para aquellos vinos de larga crianza en los cuales la madera está frágil y corre riesgo de desprenderse. Para esos está este formato en lámina que no usa espiral. Cada lámina ingresa por el costado del corcho rompiendo el vacío. En necesario sacarlo lentamente como si fuera un corcho en T. La práctica es crucial para destapar este vino. Y no es en vano, si se trata de un vino de guarda.
Sacacorchos eléctrico
La modernidad llegó a todos los ambientes y los sacacorchos no son la excepción. Sin dudas este tipo es el más sencillo de aplicar ya que con solo presentarlo en el cuello de la botella, apretar un botón y el dispositivo descorchará automáticamente. En este segmento hay muchos modelos que varían en sofisticación. Es ideal para quienes quieren disfrutar del ritual y de la tecnología.
A esta lista aún quedan más modelos por agregar, como el de palanca que es similar al de alas pero con una sola palanca para extraer. Además, hay formatos novedosos entre los mismos diseños mencionados. Aún así, estos son los principales en uso en Argentina y los más conocidos en el mundo.