Los Andes habló con referentes de la profesión acerca de sus perspectivas de la profesión y el rol clave que cumple en el mundo vitivinícola.
Una premisa básica en la vitivinicultura es que no es posible lograr un gran vino si no se tiene una buena uva. Para eso, los hacedores encuentran un aliado ideal que se encarga de cada uno de los detalles desde el viñedo para poder lograr la calidad soñada y ellos son los ingenieros agrónomos.
En el marco de la celebración del Día del Ingeniero Agrónomo que se vivió el pasado viernes 6 de agosto, Los Andes reunió a varios referentes de la profesión para conocer su mirada acerca de la actualidad de la profesión y las perspectivas a futuro
Pamela Alfonso, Alta Vista
Elegida como la mejor viticultura del año por el afamado crítico Tim Atkin, la directora de producción de Bodega Alta Vista define a la agronomía como un estilo de vida. “Es estar en constante cambio, es dinamismo. Participar en las áreas productivas te mantiene siempre testando, probando, innovando. Hay mucha creatividad”, reconoció.
Para ella, lo más desafiante es que “no hay recetas” en la profesión. “Al trabajar con vida, todos los años son diferentes, es un trabajo muy dinámico. Somos responsables de producir los alimentos para el mundo, pero siempre con la mirada puesta en hacerlo de manera responsable con los recursos. Somos conscientes de que administramos recursos naturales”, describió.
Pablo Cúneo, Luigi Bosca
El director de Enología y Viñedos de la tradicional bodega mendocina consideró que el rol que hoy tienen en el mundo del vino es central y ha evolucionado en una comunión con los enólogos. La clave está en el conocimiento del viñedo y los factores de su entorno que definen la personalidad de los vinos.
“Además del estudio técnico, investigación permanente e incorporación de tecnología, hay dos roles fundamentales del Ingeniero Agrónomo que tienen que ver con: la formación de habilidades, capacitación y traspaso de conocimiento a la gente que trabaja y cuida los viñedos; y el cuidado de los recursos naturales como son el agua y los suelos. Estos dos temas son pilares centrales para asegurar producciones sustentables y de calidad, estos dos últimos son nuestros desafíos más importantes”, destacó.
Gerardo López, Trivento
Ser agrónomo, para Gerardo López, es la posibilidad de estar donde más le gusta, al aire libre en contacto con la naturaleza. El desafío más importante que tienen en la profesión es lograr rentabilidad en forma sustentable y en armonía con el medio ambiente, ya que el tema de la crisis hídrica es algo que afecta toda la actividad agrícola en forma transversal.
López explicó que, en el futuro, el agrónomo deberá estar actualizado a las nuevas tecnologías en términos de mecanización y gestión del viñedo. “El conocimiento en las nuevas plataformas de agricultura digital y el uso correcto de los datos tanto de humedad, clima y suelo ayudarán a mejorar en las tomas de decisiones sobre el viñedo”, completó.
Javier Grané, Bodega Colomé
Desde la perspectiva del Gerente de Viñedos de la bodega salteña, la evolución en el mundo del vino los ha llevado a especializarse e innovar cada día más en pos de lograr mejores vinos. “Un gran vino sólo es posible desde la base de una excelente uva y esta no se logra sin conocimientos y buen manejo del viñedo, por lo que el lugar que el agrónomo tiene en el mundo del vino es de primordial importancia, aunque no sea del todo reconocido”, consideró.
Grané entiende que el trabajo con el viñedo es comparable con la educación de un hijo y la agronomía es para él uno de los medios para mejorar el mundo. De cara al futuro, anticipó: “Cada día cobra mayor importancia el trabajo técnico y la sociedad que representa con el enólogo para los mejores logros. Uno no es nada sin el otro. Por esto, el rol del agrónomo no sólo debe limitarse al manejo del campo, debe transgredir esa línea”.
Magdalena Rogé, Grupo Peñaflor
Algo desafiante de la profesión para Magdalena, responsable del Vivero de Vid, ha sido hacerse lugar en una industria liderada por hombres. “Es un camino que deberemos seguir transitando y no dejar de agradecer todo lo ya logrado”, ponderó.
Con total humildad, aseguró: “En general, somos perfil bajo, nuestro lugar no es más importante que el de un encargado o un regador, los trabajos se hacen en equipo. Hemos evolucionado tanto en adopción de tecnología como en conciencia y respeto por la naturaleza, el equilibrio que se logra en un viñedo se refleja directamente en la calidad de un vino”.
Leopoldo Gómez, Achaval Ferrer
En coincidencia con sus colegas, destacó el trabajo conjunto con los enólogos y destacó el rol de enlace que juega entre la bodega y la finca. “El avance de la tecnología nos ha permitido expandirnos a lugares impensados hace 20-30 años atrás, porque nos ha dado mayor información, algo muy valioso, permitiéndonos tener mayor precisión y entender las necesidades de las plantas, su comportamiento. Identificar las diferencias entre parcelas y poder trabajarlas bajo el concepto de micro-parcelas”, dijo.
“Me gusta pensar que descubrir nuevos terruños, experimentar con variedades nuevas o no tradicionales y la conservación de los viñedos históricos será un rol importante de la agronomía del futuro”, agregó.
Francisco Tellechea, El Esteco
Encargado de viñedos en los Valles Calchaquíes, Francisco Tellechea considera que el mayor desafío es poder interpretar el terroir donde le toca trabajar, poder volcar todo el conocimiento y el trabajo de campo en la botella de vino.
“Hoy el agrónomo tiene un rol protagónico en el mundo del vino, pasando de un trabajo estricto en el viñedo relacionado con las labores a participar cada vez más en la definición de los vinos desde la interpretación del terroir”, argumentó.
La agronomía significa para él una forma de vida. “Es una forma de transformar un conocimiento en un producto obtenido de manera natural. Es canalizar las energías para obtener el mejor resultado posible”, declaró.
Francisco Smon, Trapiche
“El agrónomo está en el inicio del proceso vitivinícola: el vino nace en el viñedo”, definió Francisco Smon. A pesar de considerar que se trata de un trabajo milenario, para él la evolución de los últimos años ha sido enorme, sobre todo por el descubrimiento de nuevas zonas, la tecnología y la innovación.
Desde su perspectiva apasionada por la agronomía, el desafío de la profesión es producir uvas de manera más amigable/sostenible con la comunidad y el medio ambiente; seguir descubriendo esos sitios aún escondidos para potenciar vinos únicos; y lograr eficiencias operativas en cada una de las labores.
“Creo que el agrónomo debe ser un mejor comunicador de lo que hace, desarrollamos un montón de cosas con gran profesionalismo, pero no las damos a conocer”, rescató.
Gustavo Quatrocchi, Renacer
Otro de los que resaltó el equipo que se ha formado con los enólogos es Gustavo Quatrocchi. “Se acabó el concepto antiguo que dividía en el equipo de la finca y el equipo de la bodega y ahora todos están juntos en el equipo del vino”, rescató.
En la actualidad, el agrónomo tiene que saber aprovechar el recurso hídrico cada vez más escaso y adaptarse al cambio de paradigma hacia el trabajo orgánico al que va la vitivinicultura, así lo ve Quatrocchi.
“La agronomía es una pasión. Vincula tres cosas que para mí siempre fueron importantes: la biología, no podés ser buen agrónomo sin tener amor por la naturaleza; la producción; y toda la parte técnica de la ingeniería”, opinó.
Martín S. Contessi, Bodega La Caroyense
El agrónomo de esta bodega cordobesa entiende que de ellos depende la calidad y productividad de los viñedos. A lo largo de los años, junto a los enólogos, han sabido interpretar las bondades de la tierra para pasarlas al fruto. Justamente eso es lo más desafiante para él. Saber qué necesita cada cultivo y en qué momento actuar ante las adversidades.
“Es una profesión que me permite conectarme con las raíces y la historia de un lugar, expresado en el esfuerzo y el trabajo de las personas para obtener un fruto o producto característico y único de una región. Y lograr eso, permitiendo que las personas crezcan, no solo en lo económico, sino en lo cultural y social, no tiene precio”, concluyó.
Alejandro Livellara, Bodega Séptima
“Actualmente el mundo del vino busca reflejar las características e impronta de los distintos parajes en cada botella. El rol del agrónomo es fundamental para lograr ese objetivo”, explicó Alejandro Livellara. Este rol se ha logrado gracias al conocimiento de los suelos, microclimas, añadas e impronta que le aporta cada productor al viñedo, a lo que se suma la capacidad de diseñar desde el viñedo las características que luego expresará cada vino.
Para el agrónomo, a diferencia de otras bebidas, hoy cuando un consumidor abre una botella, espera que ese vino le cuente una historia. Y justamente son ellos los responsables de transmitir esa historia, resaltando los puntos interesantes en todos los estilos y niveles de vino. “Además, tenemos el desafío de tratar de adelantarnos a las tendencias de consumo, generando cambios en las formas de trabajo, plantando viñedos en zonas nuevas, probando variedades y nuevos estilos de cultivo; con el objetivo de lograr vinos únicos”, cerró.