Nano Alfonsín se quedó con la categoría Packaging de Vinos/ Sparkling en el Latin American Design Awards con una original presentación.
El estudio mendocino Nano Alfonsín se quedó con el diseño de la mejor etiqueta de vino en el Latin American Design Awards, un concurso que reconoce las mejores ideas y piezas de diseño basándose en su innovación, impacto y creatividad; al igual que buscan promover la industria creativa y la comunicación visual en América Latina. El premio fue otorgado por la original presentación de Desde los Polos, el Pinot Noir edición limitada que elaboran Andrés Vignoni y Mariano Braga.
Los mendocinos se llevaron el galardón de los LADAWARDS en la categoría Packaging de Vinos/ Sparkling. “Es un premio que nos llena de orgullo pero sobre todo nos da energías para seguir haciendo lo que más nos gusta. Desde los Polos fue un proyecto genial desde el primer día, Andrés y Mariano vinieron con la idea fija de querer hacer un diseño atrevido y elegante para vestir su vino. Era todo un desafío”, explicó el diseñador Mariano “Nano” Alfonsín, director del estudio.
En el diseño de la etiqueta se puede ver claramente el concepto del vino creado por un enólogo y un sommelier: “Enólogo y sommelier, conviviendo en dos puntos distantes en un mismo espacio que, como todos los Polos, se repelen y se atraen generando la energía vital que se transforma en un Pinot Noir único y eléctrico”, explicaron desde el estudio, en referencia a la obra que crearon.
“Tomamos los polos de manera abstracta y geométrica, donde jugamos con la interacción de dos opuestos. Relacionamos el nombre -Desde los Polos- como dos lugares distantes que se expanden y se encuentran. Diseño que busca jugar con los materiales, los oros y los negros. Sofisticado, técnico, lineal y elegante”, completó Alfonsín.
La historia de Desde los polos
Hace algún tiempo, cuando el proyecto recién había hecho su estreno, Andés Vignoni charló con Los Andes y contó cómo nació la idea de hacer este “Pinot Noir con personalidad”.
“Nace fruto de la amistad, pero detrás está esta relación antagónica y co-protagónica del sommelier con el enólogo, que muchas veces está muy alineado y trabajando juntos por el vino argentino y otras se desencuentran. Es un poco eso: que se repelen y se atraen como el sommelier y el enólogo”, dijo sobre el nombre elegido.
Después de esa primera producción exclusiva de 700 botellas que se agotó en 10 días, Vignoni y Braga lanzaron la segunda y última edición de este vino, ya que el sommelier está instalado y viviendo en España, algo que lo limita a seguir con el proyecto.
