Todas las etiquetas indican obligatoriamente la fecha de elaboración y aquí explicamos cómo elegirlas.
Con una gran variedad de opciones a la hora de elegir qué vino tomar, seguramente muchas veces nos preguntamos cuál es indicado para disfrutar. Si hablamos de vinos jóvenes, un consejo habitual es que es “mejor el de la añada en curso”, sobre todo si se trata de blancos o rosados.
Pero ahí surge una nueva pregunta, ¿cuál es la añada en curso? La respuesta es el año de cosecha que figura en la etiqueta de la botella, que debe ser el anterior al que estamos viviendo, o como máximo dos años atrás si son vinos de un hemisferio distinto al nuestro.
Según la revista Vinetur, esto se puede entender de manera sencilla con la regla de los tres años. Esta “norma vinícola” sostiene que no hay que comprar vinos jóvenes, de cualquier parte del mundo, que tengan tres años de diferencia entre el que figura en la etiqueta y el actual.
Cumplir con esta regla permite disfrutar los vinos en el periodo óptimo de consumo, donde se resalta precisamente su frescura, juventud y acidez. Tomar el vino después de este periodo no significa que vaya a estar malo, ya que si ha sido elaborado de manera correcta podrá beberse, aunque posiblemente haya evolucionado o entrado en declive.
Este criterio puede aplicarse a todos los tipos de vinos pero funciona mejor con blancos y rosados, ya que los tintos tienen una mayor capacidad de envejecimiento aportada por los taninos. Sin embargo, si lo que se busca es juventud y carga frutal, lo mejor será aplicar la regla de los tres años.
Más allá de esto, cabe recordar que cada bodega tiene su forma particular de elaborar sus vinos y ellos serán los que tienen la última palabra para determinar cuándo es el mejor momento y más si lo detallan en la etiqueta.
Los vinos de guarda o crianza
Como dijimos, la norma de los tres años aplica para los vinos jóvenes ya que si hablamos de vinos de guarda o con crianza estos pueden pasar dos años o más en la bodega antes de salir al mercado.
Al momento de comprar un vino añejo, más allá de la añada entran en juego otros factores. Así lo explicó Andrés Rosberg, sommelier y presidente de la International Sommelier Association, quien dijo a Los Andes que “a la hora de comprar vinos añejos, hay que tener en cuenta el tipo de vino (¿es un vino de guarda?), el productor, y las condiciones de guarda a lo largo de los años. Alternativamente también se pueden adquirir botellas de añadas más recientes y guardarlas en una cava propia, lo que demanda más paciencia pero abarata costos y elimina la incertidumbre respecto de la guarda de los vinos”.
Para los vinos de guarda, “cabe remarcar que es de vital importancia adquirirlos directamente a las bodegas o a vendedores que garanticen condiciones de guarda óptimas: Lo ideal es conservar estos vinos a unos 12 - 14 grados constantes, condiciones casi imposibles de lograr en la mayor parte del país si no se cuenta con un sistema de refrigeración -especialmente durante los meses del verano”, resaltó Rosberg.