Alejandro Pepa: “Los Valles Calchaquíes tienen una expresión con mucha magia e identidad de terroir”

Alejandro Pepa: “Los Valles Calchaquíes tienen una expresión con mucha magia e identidad de terroir”
Alejandro Pepa es uno de los enólogos referentes de Cafayate y de los Valles Calchaquíes. - Gentileza

El enólogo oriundo de Mendoza se instaló en Cafayate hace ya más de 20 años y se “enamoró” del lugar. Hoy es uno de los referentes de la zona por su trabajo con El Esteco.

Proveniente de la zona vitivinícola más productiva de Argentina, el Este mendocino, el vino siempre estuvo presente en la vida de Alejandro Pepa. Pero desde hace casi ya 25 años, su destino lo llevó muy lejos de su San Martín natal, a los Valles Calchaquíes, donde hoy se ha convertido en uno de los enólogos referentes de la región y de Cafayate.

Como una de las cabezas de la enología de El Esteco, Alejandro es el responsable de una de las producciones más importantes de la provincia de Salta: cuatro millones de litros anuales embotellados, todos destinados a la media y alta gama en líneas como Don David, Old Vines, Fincas Notables, Chañar Punco, Altimus, entre otras. Las cuales se comercializan casi en proporciones iguales en el mercado externo y en todo el país.

Durante su charla con Los Andes, el enólogo habló sobre lo que distingue a los Valles Calchaquíes, los viñedos extremos con los que trabajan en la bodega a más 2.000 metros sobre el nivel del mar, las proyecciones a futuro con foco en la sustentabilidad y otros temas más.

La sustentabilidad es uno de los focos con los que trabajan a futuro en la bodega. - Gentileza
La sustentabilidad es uno de los focos con los que trabajan a futuro en la bodega. - Gentileza

- ¿Cuál es la identidad de los vinos de los Valles Calchaquíes?

- El Valle es un lugar aislado, en todo sentido. A la vez está totalmente rodeado por estas dos cadenas de montaña, las sierras de Quilmes y la sierra de Aconquija, lo cual lo hace más aislado todavía. Todo eso te impacta en que el terroir o el microclima que se forma, que es de altura, estamos a más de 1700 metros sobre el nivel del mar, sea algo especial para el cultivo de los viñedos. No hay polución, el aire es puro, hay un viento casi permanente, tenés un sol que es hermoso, que se encuentra permanente, tenemos un clima super sano, pocas lluvias, frío de noche, en una región fría, el frío lo da la altura, la montaña, y toda esa impronta de este terroir tan bonito. Lógicamente impacta de manera directa en los viñedos e impacta en los vinos. Lo hace de una manera muy especial para mí, dándole una identidad a cada uno de los varietales, una expresión muy interesante, con mucha magia y con mucha identidad de terroir.

Y cada lugar del Valle es diferente, eso es lo que estamos buscando. Es la forma de trabajar, encontrarle cómo se expresan esas variedades en cada uno de nuestros viñedos y a dónde están ubicados. Tenemos viñedos muy antiguos, plantados como lo hacían nuestros abuelos, en la parte más plana del valle, en el valle, sobre la arena, con mucha piedra fina, mucha mineralidad, y tenemos los viñedos más nuevos que hemos plantado, buscando la roca, la piedra, que es más en la montaña. Súper extremo. Tenemos esa bendición de contar con una cantidad de hectáreas importantes para poder jugar y tener una paleta de colores diferentes para presentar en nuestros vinos.

- Siendo oriundo de Mendoza, la región vitivinícola más tradicional de Argentina, ¿qué te llevó a instalarte en Cafayate?

- El estudio me fue abriendo las puertas para, una vez que me recibiera, seguir vinculado a la vitivinicultura. Cuando vos vas estudiando, esa vibrancia y esa necesidad de descubrir cosas nuevas, de mirar, te lleva a ver otras regiones vitivinícolas. Y dentro de las regiones, yo veía al Valle Calchaquí, a Cafayate -en aquel momento se hablaba más de Cafayate, puramente-, como un lugar muy lejano y muy atractivo cultural y turísticamente. Las vistas que tiene, el paisaje. Me llamaba mucho la atención. Pero, la verdad, no me imaginaba mudarme hasta aquí. Sí me imaginaba buscar experiencias.

En la búsqueda de trabajo, me presentaron esta oportunidad y, la verdad, casi que no la dudé. Fue a fines del año 99 y empecé a trabajar al principio del año 2000, ya aquí, instalado con mi familia. No sé, no la dudé en decir, bueno, agarramos las valijas, vamos y probamos. No tengamos miedo. Porque te da miedo. Ahora no parece tan lejos, pero en aquel momento sí me parecía que venía al fin del mundo. Pero nos instalamos acá y nos enamoramos.

Alejandro Pepa cuenta con casi 25 años de experiencia en los Valles Calchaquíes. - Gentileza
Alejandro Pepa cuenta con casi 25 años de experiencia en los Valles Calchaquíes. - Gentileza

- De ese momento hasta acá la zona ha tenido una gran evolución. ¿Cuánta responsabilidad sentís que han tenido la bodega y tu trabajo?

- El Esteco sin dudas ha sido un motor muy importante en la industria vitivinícola del Valle Calchaquí, generador de inversiones, de propuestas y de noticias en forma permanente. Ha tenido mucha importancia en el desarrollo del pueblo, pero la industria vitivinícola en general ha sido una industria pujante que le dio a Cafayate y al Valle Calchaquí una fuerza, un motor y un dinamismo impresionante en el crecimiento cultural y en el desarrollo del turismo enológico.

- Algo que impacta es el desarrollo de viñedos extremos en distintas zonas de Cafayate y en Chañar Punco, que son relativamente nuevos. ¿Cómo llegaron a esta zonas?

- Creo que tiene que ver con que El Esteco forma parte del Grupo Peñaflor, que es de una familia que tiene una visión de ser la quinta bodega más importante del mundo. Nos llega la visión y propuesta de pensar en más de 100 años. Ese pensamiento te hace que tu investigación sea infinita. Entonces vos empezás a imaginar y a volar cómo hacemos, qué hacemos, qué desarrollamos, qué varietal ponemos, qué tecnología instalamos, qué pasa con el clima, a dónde tenemos que irnos a plantar, qué pasa en el mundo, qué vinos se están tomando... Eso es un motor para no quedarte planchado con lo que tenés.

Y esa investigación nos lleva a descubrir estos nuevos lugares. Ahora nos pasa en Chañar Punco, por ejemplo, donde miramos la ladera hacia arriba y nos lleva a preguntarnos si podríamos plantar ahí. Y empezamos a investigar y la empresa nos apoya en eso. Lo mismo pasó con El Socorro y La Turbina. Pero esas ideas hay que respaldarlas con investigación y resultados, así le demostrás al inversionista que puede ser algo real. Además, los vinos que salen de ahí gustan.

Old Vines, Fincas Notables y El Esteco, algunas de las líneas que elabora en la bodega. - Foto: Los Andes
Old Vines, Fincas Notables y El Esteco, algunas de las líneas que elabora en la bodega. - Foto: Los Andes

- Y en esta visión que tienen hacia 100 años, ¿qué es lo que hoy están proyectando?

- Se está trabajando muchísimo con una visión muy profunda en qué está sucediendo con el cambio climático, el agua y la sustentabilidad de todo lo que hacemos. Nuestra proyección es ver cómo prestamos atención a todos esos cambios que están sucediendo y tratar de visualizar qué va a pasar para adelantarnos, porque esto es muy lento. Esa visión futurista es la que estamos tratando de tener como grupo técnico para ver qué cosas ir cuidando: si hay varietales nuevos que plantar, si hay nuevas formas de conducción de los viñedos para que se desarrollen bien los próximos años, si hay nueva tecnología para incorporar a la bodega, el uso de energía renovable. Entonces, hoy estamos pensando no solo en el negocio que ya tenemos, sino cómo hacerlo cada vez mejor y sustentable en el tiempo.

- ¿Qué es lo que mejor expresa la identidad del Valle Calchaquí?

- Indudablemente me voy a correr del Torrontés, que naturalmente se expresa de una manera exquisita acá. Por fuera de eso, en las bancas creo que hemos descubierto un blend que se llama Blend de Blancas, que tiene Marssane, Roussane y Chardonnay, como base fundamental del corte, y hemos logrado un vino que me parece que es extraordinario. Es una delicadeza. Esos tres varietales, trabajados de esa manera, me parece que tienen un potencial mayor al Torrontés. Es un descubrimiento impresionante y me llena de orgullo. Yendo a las tintas, estuve muy enamorado durante mucho tiempo, me cautivó, el Cabernet Sauvignon de Cafayate y del Valle Calchaquí. Tiene un potencial piracínico, una expresión, y un color rubí hermoso. Es un vino encantador. El Malbec se expresa muy bonito también, pero con el correr de los años descubrí, por ejemplo, en el Pinot Noir del Norte, una tipicidad que me enamoró y hoy por hoy me ha llevado a consumir incluso más que el Cabernet Sauvignon. Y me gustan las versiones que hacemos. Estoy enamorado de eso actualmente.

Blend de Blancas y el Pinot Noir son dos de las sorpresas que elige Alejandro Pepa en los Valles Calchaquíes. - Gentileza
Blend de Blancas y el Pinot Noir son dos de las sorpresas que elige Alejandro Pepa en los Valles Calchaquíes. - Gentileza

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