Ante la escasez que se vive en el país, surgen algunas alternativas viables para poder seguir con los niveles de producción de vino.
La crisis del vidrio que se viene viviendo desde hace tiempo en la industria del vino, este año está en un momento crítico en el país y Mendoza. Por este motivo, el mundo vitivinícola viene desde hace tiempo trabajando e innovando con diferentes tipos de envases alternativos a la botella que les permitan mantener sus niveles de producción.
Aunque en la tradición manda la botella como el envase más consumido en el mercado interno y la exportaciones, acaparando un 60% de lo que se ha vendido en el plano local y más del 90% en el exterior durante lo que va del 2021, existen otras alternativas minoritarias que vienen creciendo de a poco y cada vez se instalan más entre los consumidores.
¿Qué alternativas hay a las botellas de vidrio? Seguramente son muchas, pero no todas logran la aceptación de los usuarios. Sacando la damajuana o el tetra brik, dos ampliamente conocidos, existen otras opciones por descubrir:
Vino en lata
Se trata de uno de los tipos de envases que más ha crecido durante este año, conforme a las cifras del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), con aumento del 71,1% durante los primeros nueve meses del 2021, aunque apenas representa el 0,3% del total y todavía son muy pocas las bodegas que han podido acceder a una inversión para este tipo de fraccionamiento.
Además de su forma cilíndrica que se ha comenzado a utilizar, sobre todo con vinos espumosos, blancos y tintos jóvenes, también se pueden elaborar botellas con el mismo aluminio, el cuál es 100% reciclable.
Bag in box
También ya conocido en el mundo del vino, en el mercado interno ocupa el 0,2% del total, pero se trata del envase que más ha crecido en lo que va del año, casi duplicando su performance con un aumento del 91,8%. A nivel exportaciones, su participación sobre el total asciende al 0,7% y su variación interanual ha sido del 35,5%, superando los 11 mil hectolitros.
Como su traducción literal lo explica, se trata de una bolsa dentro de una caja de cartón que la protege. Su válvula dispensadora la vuelve una gran alternativa para aquellos que están acostumbrados a la damajuana y para lugares donde el vino se sirve por copa, ya que ayuda a conservar mejor el líquido por su cierre hermético que no permite el ingreso de oxígeno.
Packintube Liquid
Menos conocido en el país, se trata de un packaging de dos litros con una válvula dispensadora. Son envases cilíndricos de cartón que cuentan con una bolsa de aluminio en su interior, muy similar al sistema del bag in box.
Tubo
Se trata de una de las últimas innovaciones de la industria. Tubes, una empresa neerlandesa, envasa vinos en tubos, lo que brinda la posibilidad de tener en envases más pequeños que una botella una variedad de vinos para probar.
Tiene la capacidad de una sola copa y en principio se ofrece en un combo de cinco tubos que tienen en su interior todos vinos distintos. Además, se trabaja con materiales reciclados, lo cual marca un diferencial en la cuestión ambiental.
Botellas de plástico
Quizás se trata de uno de los más controvertidos por las discusiones acerca de la calidad de conservación del vino. De todas maneras ya existen en el mundo bodegas experimentando con este envase.
Se trata de botellas de un plástico resistente, similar al vino, y especialmente diseñadas para viajar por correo sin sufrir ningún inconveniente.
Una apuesta arriesgada
Lejos de lo que se propone en Mendoza (sobre todo, teniendo en cuenta la falta de vidrio), pero igualmente innovadora, fue la propuesta de una bodega de California que lanzó al mercado un envase con forma de pene.
Se trata de un vino espumoso rosado que sorprende con la particular forma de su botella, inspirada en el órgano reproductor masculino. Su nombre es “Just the Tipsy”, una etiqueta que se ofrece como una opción diferente, destinada a momentos divertidos y despedidas de soltera.
La botella fálica tuvo su origen en una demanda insatisfecha, según explicaron desde la compañía. “Éramos un par de papás en un parque, mirando a nuestros hijos en el patio de recreo, hablando sobre la ridícula cantidad de despedidas de soltera a las que habían asistido nuestras esposas, y la increíble cantidad de negocio había sobre tatuajes de pene, vasos con forma de pene, pajitas con forma de pene... Fue entonces cuando se pronunciaron las palabras que cambiarían nuestras vidas: ¿Qué pasaría si las botellas de champán tuvieran forma de pene? ¡CHAMPENIS!, nuestro apodo, fue creado a partir de esas simples palabras”, sostuvo el CEO de la firma, Matthew Shore, en la web oficial de la firma.