Los referentes de Luigi Bosca, Susana Balbo Wines y Bodegas López aportaron una mirada retrospectiva acerca de los cambios que vivió en las últimas décadas la vitivinicultura de la mano de esta cepa.
Este 17 de abril se celebra una vez más el Día Mundial del Malbec, la cepa insignia de la transformación de la vitivinicultura argentina. Más allá de que estuvo presente desde los inicios de las historia del vino nacional, desde hace más de dos décadas se transformó en el protagonista indiscutido de la producción local. Justamente de eso hablaron con Los Andes Alberto Arizu (P), Susana Balbo y Eduardo López, testigos de esa evolución.
El ingeniero Arizu, tercera generación de la familia que dio origen a la bodega Luigi Bosca, hizo hincapié en el rol clave de la DOC Luján de Cuyo para la revalorización del varietal: “Hace 25 años había habido una decadencia de las plantaciones de malbec por distintos hechos conocidos por todos, donde el varietal no fue situado en la posición que debía tener en el caso de Mendoza. Pero nosotros, con la DOC Luján de Cuyo, que empezó en el año 1987 y que se consolidó en 1991 cuando salió la primera Denominación de Origen Controlada de Argentina, marcamos lo que se consideró en ese momento como el hecho más importante de la viticultura argentina de los últimos 50 años”, sostuvo.
Y destacó: “Hoy el malbec ocupa un puesto entre las cinco variedades tintas más importantes del mundo por sus características, los vinos que produce y por estar a la altura de los cabernet sauvignon, pinot noir, syrah y merlot (...) Es la espina dorsal de la vitivinicultura argentina. No tiene otro, es el esqueleto fundamental de todo y con reconocimiento mundial”.
Por su parte, la primera enóloga del país y propietaria de la bodega que lleva su nombre, recordó el momento de inflexión en el trabajo que realizaban con sus colegas sobre el Malbec: “Era un desafío que ya habíamos empezado a tomar algunos enólogos pensando que Argentina tenía que tener una cepa emblemática que la identificara. El malbec era aquella cepa que nos hacía únicos, distintos. Sin embargo, teníamos estilos tan diversos y divergentes que hizo falta -y recuerdo que en esa época, entre el ‘94 y el ‘96, empezamos a tener reuniones entre los técnicos- compaginar entre todos qué era un gran malbec, cuál era destino, el destino que tenía que tener la cepa y el vino que identificara a Argentina. Cómo podíamos hacer del malbec un vino que fuera la bandera nacional”, recordó.
“Hoy el malbec para Argentina significa, ni más ni menos, el 60% de las exportaciones de vino tinto, y el país exporta 82% de vino tinto, por lo que es cercano al 50% de la exportaciones del total. Tiene una importancia enorme”, opinó.
Justamente sobre el mercado externo también habló el CEO de Bodegas López: “Las exportaciones de malbec fueron evolucionando a medida de que también fue evolucionando el mercado externo y se fue conociendo el malbec, que era una uva emblemática de Argentina, que solo se producía en esta zona. El vino fue gustando, los estilos fueron gustando y el país se caracteriza hoy porque gran parte de su exportación es el malbec y desde afuera te piden este vino. Por supuesto que exportamos cabernet, merlot y un montón de cosas, pero el malbec es el centro”.
“Las exportaciones han ido creciendo mucho, pasamos de hace 30 años vender muy poquito, a ahora llegar a casi 1.000 millones de dólares donde el malbec juega un papel muy importante. Incluso, la promoción del país en el exterior se basa fundamentalmente en malbec”, completó.