Este clásico envase para transportar vinos finos o de entrada de gama fue creado a mediados del siglo XIX y aún sigue siendo parte importante en el mundo del vino.
Este recipiente, también conocido como garrafa o botellón con o sin mimbre, más comúnmente denominado damajuana, aunque este último término no esté tan difundido, tiene su origen histórico y su importancia cultural a pesar de que algunos lo consideren simplemente un recipiente más, sobre todo relacionado con el vino fino común o de entrada de gama.
Pero repasemos su historia. Durante el siglo XVI, la Reina Juana I de Nápoles se vio obligada a detenerse en la localidad francesa de Grasse, en los Alpes, debido a una fuerte tormenta. Refugiada en la casa de un maestro vidriero, la reina mostró interés en el proceso de fabricación de botellas y el soplado del vidrio.
El artesano, contento por el interés de la soberana, creó una botella de enormes dimensiones, que hoy conocemos como damajuana. En honor a la reina, fue llamada Reine Jeanne, pero ella prefirió llamarla Dame Jeanne, para restarle importancia.
Lo cierto es que la damajuana se convirtió en un recipiente fundamental en esa época para transportar y almacenar líquidos, principalmente vino.
Para facilitar su manejo, se forraban con mimbre o esparto, lo que también ayudaba a mantener la temperatura de la bebida al mojarlo con agua fresca.
Muchas de estas damajuanas eran heredadas de generación en generación y, cuando las bodegas se quedaban sin espacio en su interior, se colocaban al aire libre, donde ciertos vinos se sometían al proceso de oxidación conocido como “sol y serena”. Este proceso, buscado en algunos casos, aún se utiliza hoy en día para producir vinos rancios.
Debido a su tamaño, las damajuanas eran ideales para el almacenamiento de vinos a granel, que las personas solían llevar a casa para su consumo personal. Con el tiempo, el plástico ganó terreno en el mercado y el vino a granel pasó a embotellarse de forma convencional.
Sin embargo, son muchas las bodegas en Argentina que aún comercializan su vino en pequeñas damajuanas de 5 litros, tanto por motivos de sostenibilidad como para reducir costos, una estrategia que sigue siendo efectiva en la actualidad.