En el día del Ingeniero Agrónomo en Argentina, Los Andes habló con el responsable de 1.000 hectáreas de viñedo de Bodegas Salentein. Los secretos de la IG San Pablo y las acciones que se realizan para contrarrestar el calentamiento global en la vid.
Cada 6 de agosto, Argentina celebra el Día del Ingeniero Agrónomo. La fecha elegida alude a 1883, cuando comenzó a dictarse por primera vez la carrera de Agronomía en la Escuela Agrotécnica y Veterinaria Santa Catalina, en la localidad de Lomas de Zamora (Buenos Aires). Si bien se trata de una carrera amplia que puede abarcar distintos aspectos, en la vitivinicultura estos profesionales han tenido un papel clave para el desarrollo de la actividad.
Uno de los ejemplos de esto es Diego Morales, Gerente Agrícola de Bodegas Salentein, quien trabaja desde hace más de dos décadas en la compañía pionera del Valle de Uco y es uno de los responsables de notable desarrollo de la Identificación Geográfica (IG) San Pablo, donde siguen corriendo los límites de producción.
En el marco de su día, Los Andes habló con el ingeniero agrónomo, quien no solo contó sobre los desafíos de manejar las casi 300 hectáreas de viñedo con altitudes de los 1.175 metros hasta 1.250 metros, sino que también mencionó el trabajo que está haciendo la vitivinicultura para contrarrestrar en los viñedos el efecto del cambio climático, entre otros temas.
- ¿Qué beneficio encontraron en la IG San Pablo?
- Es una conjunción de todo porque estamos más altos, es verdad, estamos a 1.670 metros. Sobre la ladera de un cerro que mira hacia el norte, entonces a la vez estamos más altos porque es más fresco, pero al tener exposición norte, la radiación es más directa. Entonces también ese cerro tiene mayor temperatura y nos permite, por un lado, desde el punto de vista productivo, tener menor riesgo de heladas, al tener pendiente el cerro también, tiene menos riesgo de heladas, pero a la vez también tiene mayor acumulación de temperatura. Con lo cual podemos hacer variedades distintas donde puede haber mayor demanda energética y también ese cerro tiene una concentración altísima de carbonato de calcio y de sulfato de calcio, también es otra particularidad, por eso justamente buscamos lo más alto, No hay una respuesta, no hubo una sola respuesta muy tajante, sino que es un poco de todo.
- ¿Qué diferencia encuentran estos viñedos más altos y los más bajos de la IG?
- Particularmente esa diferencia de altitud de casi 400 metros, te podría dar un ejemplo que la fenología de las plantas, es decir, el ciclo de las plantas tiene casi un mes de diferencia entre la parte más baja de la IG y la parte más alta. La diferencia de altitud tiene una relación directa con la temperatura, y bueno ahí la fenología de las plantas responde conforme a esa diferencia de temperatura. Hay diferencias de suelo, porque la parte más alta tiene una influencia 100% del arroyo Villegas, y en la parte más baja tenemos un suelo con cono aluvional que está mezclado entre el Villegas y el río Las Tunas. Los suelos son completamente distintos, arriba hay suelos un poco más finos, tenemos presencia de sulfato de calcio y abajo tenemos presencia de carbonato de calcio, entonces hay diferencias en la composición de los suelos, hay diferencias en las temperaturas principalmente, son dos cosas.
- ¿Los vinos de la IG son solo de alta gama?
- De la parte más alta, sí, tenemos parcelas muy pequeñas y de ahí sale la línea single vineyard. El single vineyard es un vino que sale solamente de una parcela, y no es un vino de corte, es un vino que representa el lugar y habla del lugar como tal. Ahora, también muchas veces, nosotros producimos una parte de esa uva que se va a ser un componente más de la línea Primus, que para nosotros es un vino que está diseñado de la mejor manera posible con nuestros mejores componentes, nuestros mejores vinos. Entonces, de esa parte alta, sí, es solamente alta gama. De la parte un poco más baja, tenemos vinos inclusive desde el Portillo hasta la alta gama inclusive. En esas 300 hectáreas que yo te digo que están en el suelo de 1170 y 1300 metros en la finca de La Pampa, algunos blancos del Portillo, los mismos espumantes de Salentein y Alida, y la línea de la línea reserva, Numina e inclusive el Primus.
- ¿Cuánto le demanda al equipo de agrónomos estudiar los suelos?
- Hemos necesitado casi tres años para armar estos proyectos nuevos. Por cada uno de estos proyectos, hemos demorado entre dos y tres años. Es lógico que al principio cuesta mucho más, porque son cosas más nuevas. Desde el 2017 en adelante es un poquito más fácil porque ya conocemos más cosas, tenemos sensores de temperatura por todos lados, Al principio había que hacer esos análisis, después ver los patrones, por ejemplo, de temperatura. Necesitas ver estas cuestiones biológicas, y es tan dinámico con el calentamiento global, que hay que ver, por lo menos, los patrones de temperatura por más de un año, dos y tres también.
El suelo en cambio no es variable, no va a cambiar en tres años, pero sí el recurso en agua. Considerar qué agua tenemos para que estos proyectos sean sustentables y los podamos pensar a 25, 30 años. Cada vez que ponemos una planta a vid, nosotros tenemos que pensar que vamos a producir 30 años. Es una inversión muy importante para la compañía porque se va a quedar con eso durante 30 años, no podemos hacer las cosas tan aleatoriamente o hay que pensarlas y medir bastante.
- ¿Hay afectaciones al viñedo por el cambio de clima? ¿Están pensando en alguna solución a futuro?
- Mira, afectaciones como tales no. Las plantas se van a adaptar, como nos adaptamos los hombres. Por eso también cada vez buscamos lugares más altos donde este proceso de calentamiento global se siente un poco menos. La altitud hace un poco más atrasado el calentamiento porque estás en una situación un poco más fresca.
Lamentablemente una temporada como esta hace que las plantas se activen más rápidamente, que entiendan que la primavera llegó antes. Hay una brotación más temprana, y el riesgo de heladas es mayor, es un poco alarmante el mensaje que doy, pero el riesgo de heladas aumenta porque vos tenés una planta que brota 10, 15 días antes de lo normal y tenés 10 días, 15 días más de riesgo para que ocurra una helada tardía.
Lo que se está haciendo conforme a este calentamiento es producir nuestras propias plantas, con material propio de acá de la finca, donde ya son plantas adaptadas a la zona, y eso hace que no sea el impacto que si se trae una planta de cualquier otra parte de Mendoza. Y, bueno, justamente lo que te digo, plantar cada vez en cotas más altas para tratar que los ciclos se sigan respetando y no se acorten tanto.
- ¿Cuál ha sido el mayor avance que has visto como agrónomo en la vitivinicultura?
- Creo que algo que yo siempre pensé y me imaginaba casi utópicamente cuando era estudiante, era pensar en los famosos mapas de suelo y poder cultivar viñedos conforme a los suelos que tenemos y a las actuaciones. Bueno, eso hoy es una realidad, la verdad que ha habido un avance muy importante y no es una cuestión de moda, sino que verdaderamente es un concepto técnico que estamos pudiendo llevar a cabo. Por otro lado, algo que hace referencia 100% a la producción y amplió inclusive el mapa productivo de Mendoza fue el arribo en los años 90 del riego por goteo. Más con la crisis hídrica y el calentamiento, etc. no pensamos en cultivar sin riego por goteo, pero es una tecnología que tiene no más de 30 años y verdaderamente es lo que ha hecho ampliar el mapa productivo y poder producir a la altitud que se produce acá en el Valle de Uco o mismo en las zonas altas de Luján, Agrelo, etc. Además, es lo que le está dando una herramienta hoy que es fundamental para la sostenibilidad de los cultivos. Si no tuviéramos esa tecnología, la superficie cultivada en Mendoza con la escasez de agua que hay sería la mitad.
Perfil
Diego Morales proviene de una familia que conocía de vinos, sus bisabuelos que tenían bodega. A los 13 años pensaba que la vida de traje y corbata no era para él por lo que eligió la carrera de agronomía porque le gustaba el aire libre y el campo. Debido a eso ingresó al Liceo Agrícola para luego continuar con la carrera de agronomía.
Su primera experiencia en Salentein fue como pasante en su segundo año de cursado. Al terminar sus estudios volvió en búsqueda de trabajo e ingresó como ayudante de enólogo. Con el tiempo fue cambiando de puestos y hoy con 20 años dentro de la empresa es Gerente Agrícola, donde lidera un equipo de ingenieros agrónomos que son los encargados de 1.000 ha.