3 de septiembre de 2025 - 15:39

    El terroir histórico de Luján de Cuyo sigue vivo: el proyecto que rescata viñedos centenarios de Mendoza

    En Mendoza, Sueños de Revolución recupera viñedos centenarios con agricultura regenerativa para crear vinos que reflejan historia y terroir.

    En Mendoza aún sobreviven viñedos centenarios, con plantas que datan de fines del siglo XIX y que fueron protagonistas del inicio de la vitivinicultura moderna en la provincia. Estos viñedos, ubicados principalmente en Luján de Cuyo, resisten al paso del tiempo y hoy son recuperados para volver a producir vinos con identidad única.

    El proyecto Sueños de Revolución, liderado por los ingenieros agrónomos Pablo Caparrós y Mariana Rodríguez Rolphi, busca devolverles vitalidad a estas vides mediante la agricultura regenerativa. Con un trabajo centrado en el cuidado del suelo y en el respeto al terroir, logran que las cepas históricas se expresen en vinos distintos, cargados de memoria y territorio.

    Durante la última edición de la Wine Expo, diario Los Andes tuvo un espacio exclusivo para entrevistar a viticultores de la provincia. Podés ver la entrevista en nuestro canal de YouTube.

    Embed - "Son vinos salvajes" Pablo Caparrós cuenta cómo es trabajar con viñedos de más de 100 años

    Viñedos centenarios que aún producen

    “Desde 2019 estamos trabajando en recuperar y darle valor a viñedos históricos del terroir, como le decimos nosotros. En toda la zona de Luján de Cuyo todavía quedan viñedos que tienen más de 100 años en pie", explicó Pablo Caparrós. Esta misión implica cuidar un patrimonio agrícola que forma parte de la identidad de Mendoza.

    Estos viñedos centenarios fueron plantados desde 1890 en adelante y, a pesar del desgaste, conservan un potencial productivo importante. Caparrós detalla: “50 quintales por hectárea es como el máximo de lo que hemos visto, aunque hay casos muy bien cuidados que llegan a 80 o 90 quintales”.

    El rendimiento puede parecer bajo frente a un viñedo clonal moderno, pero lo valioso está en la calidad y en la historia que guardan estas plantas. Cada racimo concentra la herencia de generaciones de viticultores que supieron mantenerlos en pie.

    La recuperación de estas parcelas no solo busca más botellas de vinos, sino que se trata de preservar un legado que habla del inicio de la vitivinicultura mendocina, proyectándolo hacia el futuro con nuevas prácticas sustentables.

    El aporte de la agricultura regenerativa

    La clave para que estos viñedos centenarios vuelvan a dar frutos está en el tipo de manejo. “Nosotros nos dedicamos desde hace más de 10 años, junto con mi mujer, a la agricultura orgánica y en los últimos años profundizamos en lo que se llama agricultura regenerativa”, explicó Caparrós.

    Este modelo de producción se centra en devolverle vida al suelo. Según el agrónomo, se trabaja sobre tres pilares fundamentales: “meter mucha materia orgánica, meter minerales y microorganismos al suelo para regenerar la vida del suelo”. Todo se prepara de forma artesanal para adaptarse a cada parcela.

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    Mariana Rodríguez Rolphi, Pablo Caparrós y Tomás Stahringer, de Consciente- mente viticultores y Vinyes ocults.

    Mariana Rodríguez Rolphi, Pablo Caparrós y Tomás Stahringer, de Consciente- mente viticultores y Vinyes ocults.

    El impacto se percibe en varios niveles: mejora la resistencia frente a enfermedades, se incrementa la biodiversidad y, lo más notable, se obtienen vinos con mayor riqueza aromática y de sabor. “Buscamos un ecosistema que nos dé más rendimiento, más vida y mejores gustos en el vino”, agregó.

    En un contexto donde la sustentabilidad marca tendencia, esta práctica no solo cuida la tierra, sino que también se convierte en un diferencial enológico que distingue a los proyectos mendocinos como Sueños de Revolución.

    Vinos que cuentan la historia del terroir

    El trabajo en los viñedos antiguos se traduce en vinos que llegan al consumidor con un sello único. La diferencia radica en su carácter. “Son un poco más salvajes, pero no solo porque el viñedo sea viejo. Los viñedos antiguos no son 100% Malbec, porque tienen la historia del viticultor encima, como otras uvas plantadas, nosotros no seleccionamos, sacamos lo que hay ahí”, explicó.

    Ese respeto por la diversidad de cepas, sumado al enfoque de mínima intervención en bodega, da como resultado una copa distinta. “Fermentamos con levadura espontánea, con muy pocos sulfitos y sin filtraciones”, aclaró el ingeniero.

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